Informe

La economía andaluza crecerá un 4% en 2022 y la tasa de paro bajará al 20,8%

Estas son las proyecciones macroeconómicas del XXVIII Informe Loyola Economic Outlook

Olexandr Nekhay, profesor del Departamento de Economía de la Universidad Loyola y autor del Informe LEO, y Luis Fernández-Palacios, secretario general de CEA
Olexandr Nekhay, profesor del Departamento de Economía de la Universidad Loyola y autor del Informe LEO, y Luis Fernández-Palacios, secretario general de CEALa RazónLa Razón

Andalucía registrará un crecimiento económico moderado durante los próximos meses, con un aumento del PIB regional en torno al 4 % este año y del 1,9 % en 2023, y la tasa de desempleo podría disminuir con respecto a las anteriores previsiones en un 0,3 % en 2022, hasta alcanzar el 20,8 %, y el 20,2 % en 2023. Estas son las proyecciones macroeconómicas del XXVIII Informe Loyola Economic Outlook (LEO), que elabora el Departamento de Economía de la Universidad Loyola en colaboración con la Confederación de Empresarios de Andalucía (CEA), y que describe un nivel elevado de incertidumbre en el contexto geopolítico internacional, que sigue provocando una desaceleración de la economía global.

Dichas previsiones mejoran ligeramente las del anterior informe debido a una mejora en los indicadores del sector industrial y servicios en la región, que refleja una recuperación de la actividad económica a ciertos niveles, por encima incluso de la media nacional. Se prevé que la inflación siga siendo alta, con un promedio de 7,9 % pero con una tendencia a la moderación en 2023, que se situaría en un 2,7 % en Andalucía y un 2,4 % a nivel nacional.

Asimismo, estas previsiones ligeramente al alza se deben principalmente a que los impactos negativos que provoca la inflación, la incertidumbre geopolítica y las dificultades en las cadenas de suministro se ven contrarrestados por el impulso del sector servicios y de las exportaciones. No obstante, el nivel de incertidumbre en el escenario económico nacional sigue siendo muy elevado debido a las tendencias inflacionarias que condicionan la recuperación macroeconómica tras la crisis sanitaria.

Con respecto a la evolución del empleo en Andalucía, la dinámica de mejora tras la pandemia continúa su expansión con el progresivo aumento de afiliados a la Seguridad Social, y se estima que el número de ocupados podría crecer un 2,1 % y un 1,7 % en 2022 y 2023, respectivamente. Debido al cambio de legislación a principios de año, los contratos temporales han registrado un descenso considerable al pasar del 94 % del total de contratos a finales de 2021 al 53 % en abril.

Analizando las ramas de actividad de la situación del mercado laboral andaluz, se observa que, en mayo de 2022, el número de afiliados era mayor o similar al periodo prepandemia en todos los sectores, a excepción de la Administración pública y Defensa. La hostelería, que había sido con diferencia el sector que más había sufrido durante la pandemia y el que más afiliados poseía, también presenta hoy datos superiores a los de 2019, posiblemente impulsados por la fuerte recuperación del turismo.

Según el autor del estudio, Olexandr Nekhay, las previsiones actuales siguen siendo prudentes y no reflejan excesivos cambios con respecto a los anteriores pronósticos lanzados en primavera, ya que “el elevado precio de las materias primas y de la energía y unos suministros que todavía no terminan de llegar al mercado en ritmos de distribución prepandemia actúan como condicionantes de la actividad económica”.

Según los datos reflejados en el informe, el contexto económico actual, con la influencia de la guerra de Ucrania y la elevada inflación, sigue condicionando los pronósticos de Andalucía para 2022 y 2023. El secretario general de la CEA, Luis Fernández-Palacios ha detallado que la mejoría reflejada en el informe “es consecuencia de la fortaleza del sector manufacturero andaluz y de las exportaciones, así como del mejor comportamiento de los servicios y de las buenas expectativas de la campaña de verano en el turismo”. Sin embargo, esta mejoría se enmarca “en un entorno de gran incertidumbre y riesgos para la creación de empleo, que obligan a analizar las previsiones con la máxima prudencia, dada la posible cronificación de la guerra de Ucrania y la persistencia del incremento de las materias primas y de la energía”, ha advertido.