Cultura

Máximo Huerta: «Vivimos dentro de una mentira que es sana»

El escritor presenta en Sevilla su novela «Adiós, pequeño»

Máximo Huerta, en la Cámara de Comercio de Sevilla
Máximo Huerta, en la Cámara de Comercio de SevillaKiko HurtadoLa Razón

Máximo Huerta volvió a Sevilla, la ciudad en la que se alzó en mayo del año pasado con el XXVII Premio de Novela Fernando Lara. Junto al periodista Jesús Vigorra, en la sede de la Cámara de Comercio, conversaron en torno a «Adiós, pequeño», el desgarrador testimonio de un escritor enfrentado a la más dura de sus narraciones: la de su propia vida. La novela es una despedida y abarca varias generaciones, con hechos que van desde 1937, año del nacimiento de su madre, hasta la actualidad. «Adiós, pequeño» es la historia de la generación de «nuestros padres», que vivieron «en otros escenarios, con otras posibilidades y otros miedos».

En al arranque del acto, la directora de Relaciones Editoriales del Grupo Planeta, Ana Gavín, aseguró que la novela de Huerta lleva cuatro ediciones y «está siendo un éxito». Por su parte, Javier Tena, director territorial del Grupo AXA –patrocinador del Premio de Novela Fernando Lara–, agradeció la acogida de la Cámara de Comercio y destacó la «emoción» que genera el escritor con esta obra. «Sevilla solo me trae buenos recuerdos, personales y por la noche inolvidable en el Alcázar», comenzó el autor, rememorando la gala literaria en la que se hizo con el premio.

Un momento del acto en la Cámara de Comercio de Sevilla
Un momento del acto en la Cámara de Comercio de SevillaKiko HurtadoLa Razón

Vigorra recordó que el escritor se mostró muy nervioso cuando el jurado dio a conocer que la novela de Huerta era la ganadora de este prestigioso certamen literario. «Espero seguir emocionándome con las cosas que tocan el corazón. Si no tienes algo de nervios o de emoción, no tienes sangre». Cuando Huerta se hizo con el premio ya había publicado anteriormente ocho novelas, entre ellas «La noche soñada», Premio Primavera en 2014.

«Mi madre habría sido más feliz si yo no hubiese nacido». Es el estremecedor comienzo de «Adiós, pequeño», en el que relata su infancia y la relación con sus padres, en un momento en el que su madre empieza a olvidar su vida y tiene lejanos recuerdos. «No hubiera escrito esta novela si mi familia hubiera sido feliz. Mi habitación era mi refugio y se convirtió en prisión», aseguró, no sin antes señalar que «somos fruto de un azar, de una casualidad».

Todo cambió en su familia cuando él nació. «Mirando las fotos de casa, previas a mi nacimiento, hay una chica feliz. De hueso fino. Mi madre sonreía en todas las fotos. En la primera foto en la que aparezco yo desapareció su sonrisa», reconoció el escritor.

«Adiós, pequeño» es un relato vital, lleno de experiencias y pérdidas. «La vida consiste en perder todo. A los 50 uno se siente más libre, uno ha leído más. Había una historia que no había que buscarla, porque las grandes historias las protagonizan personas anónimas».

Una vida en la que cobran protagonismo los silencios. «Hay familias que han sido felices gracias al silencio. Narrar el silencio es lo más difícil, todo desde un tono que no es sangrante».

Huerta ha escrito una novela atemporal «porque es intergeneracional» y reconoció que «ninguno de los que estamos aquí contamos la verdad». «La mentira te la inventas, la verdad la construyes tú. Vivimos dentro de una mentira que es sana, te salva, hace a las familias mejores».

Ahora el escritor es el cuidador de su madre, Clara Hernández. La novela la escribe «por miedo a la muerte». «Somos los únicos seres que no aprovechamos la muerte». Junto a ello, aseguró que «no juzgo a mi padre, es el placer de este libro».

Jesús Vigorra, Ana Gavín, Máximo Huerta, María José Ballestero, Francisco Herrero, Ana María Ruiz-Tagle y Javier Tena
Jesús Vigorra, Ana Gavín, Máximo Huerta, María José Ballestero, Francisco Herrero, Ana María Ruiz-Tagle y Javier TenaKiko HurtadoLa Razón

Vigorra se refirió a otra frase lapidaria de la novela: «Nací cuando mis padres no se querían». Sobre la misma, Huerta afirmó que «es una frase dura. En las firmas de libros han venido muchas señoras y una me dijo en voz baja ‘a la semana me di cuenta de que me había subido a un tren y no me podía bajar». El qué dirán, el pueblo... circunstancias que han rodeado al escritor y que determinan su vida.

Huerta obvió un episodio vital que le marcó, cuando fue nombrado ministro de Cultura y tuvo que dimitir de forma apresurada. «¿Por qué me voy con un adjetivo a la tumba y el resto no? Cuando uno está en un lugar, luego vendrá otro».

¿Se sintió odiado? «Ridiculizado, odiado no. Me dijeron que utilizan mi nombre para disparar a otro lugar. Sentí la burla, el chiste muy fácil, pero el chiste llegó a ser hiriente. Estamos deseando que ante la mínima duda uno se vaya, para uno que se fue de España cuando se lo pidieron...». Y una confesión: durante el acto de vistió el traje que llevó a la audiencia con el Rey. «Todavía tiene la etiqueta ‘Zarzuela’».