Droga

El Caño de Sancti Petri, base de las narcogasolineras

Denuncian que menores participan en la introducción de pequeñas cantidades de droga o en labores de vigilancia

El tráfico de drogas ha encontrado un nuevo punto caliente en el Caño de Sancti Petri, en la localidad gaditana de Chiclana
El tráfico de drogas ha encontrado un nuevo punto caliente en el Caño de Sancti Petri, en la localidad gaditana de ChiclanaLa RazónLa Razón

Con su dedo firme, señalando la entrada del Caño de Sancti Petri, a cuya espalda se encuentra el castillo sobre el que pudo estar su templo, parece que la estatua de Hércules alerta, casi a voces, del paso, cada vez más continuo, de narcogasolineras. Acostumbrado años, décadas atrás, al movimiento de atunes rojos, Sancti Petri, entrada a algunos de los laberintos de caños y marismas que conforman el Parque Natural de la Bahía de Cádiz, convive desde hace un tiempo con una realidad que refleja de forma clara que el fenómeno del tráfico de drogas y su logística se extiende mucho más allá de la costa campogibraltareña.

«No se trata de nada nuevo. Es un fenómeno del que venimos alertando desde hace tiempo, que se extiende a otros muchos puntos del litoral gaditano y que –señala María del Carmen Villanueva, secretaria general provincial de la AUGC (Asociación Unificada de Guardias Civiles en Cádiz)– viene a respaldar la necesidad de que, tal y como venimos demandando con las asociaciones que luchan contra el narcotráfico, Cádiz disponga de un plan especial».

Y es que, como si se tratara de un «box» de Fórmula Uno, los conocidos como «petaqueros» proveen a las embarcaciones que se dedican al narcotráfico del combustible necesario para culminar con éxito operaciones que tienen su origen en la costa marroquí.

«Desgraciadamente –señala–, en estos momentos todo queda en una sanción administrativa», algo que es del conocimiento de ‘petaqueros’, quienes, pese a operar en esta arteria de agua que une las localidades de Chiclana y San Fernando, mayoritariamente proceden de la zona del Campo de Gibraltar con antecedentes por delitos contra la salud pública».

Cabe recordar que en su última memoria la fiscal, la delegada de Cádiz, Ana Villagómez, resaltaba que «se constata la aparición de personas que colaboran con el acopio de este material a todas luces peligroso y su traslado, en garrafas hasta las naves, usando vehículos a motor en embarcaciones de menor porte que se acercan hasta las de alta velocidad para surtirlas en el mar donde se lleva a cabo el trasvase de las garrafas. Se han detectado naves en las que se guardan depósitos de gran capacidad en condiciones que suponen un grave riesgo para la seguridad».

Fenómeno que se constataba en cifras muy concretas, como los 596.639 litros de combustible que, desde septiembre de 2018 hasta finales de 2021, se intervinieron en aguas del litoral gaditano.

Pese a que Chiclana no sufre de forma distinta a otras localidades de su entorno el fenómeno de la droga, la presencia, cada vez más continua, de las narcogasolineras y el desarrollo de operaciones como la del pasado 1 de noviembre, en la que la Guardia Civil logró incautar más de una tonelada de hachís tras una persecución a una neumática por el Caño de Sancti Petri, visualizando su protagonismo como vía de entrada, está generando una mayor preocupación ciudadana y, en especial, del colectivos antidroga como la coordinadora Nueva Luz.

«Como se suele decir, la cosa va ‘por barrios’ en la costa de Cádiz y, desgraciadamente, Chiclana y el Caño de Sancti Petri hasta San Fernando, con su extenso laberinto, viene cobrando fuerza tanto para la introducción de droga como para las narcogasolineras», denuncia Antonio Peña, presidente del colectivo y referente de la lucha contra la droga. «Lo que más nos preocupa –subraya– es que, ya sea para la introducción de pequeñas cantidades de droga o para todo el tema referente a avituallamiento y vigilancia, se están utilizando a menores».