Pesca
Las almadrabas gaditanas culminan una campaña «de diez» en cantidad y calidad
El gerente de la OPP-51: «La recuperación de la especie se percibe claramente»
Tras dos meses de dura faena frente a las costas de la comarca de La Janda y Tarifa, las almadrabas gaditanas han puesto punto y final a una campaña de capturas que, como era de esperar, ha respondido a las expectativas del sector.
Una campaña (y ya van unas cuantas desde que se culminara el plan de recuperación de la especie auspiciado por la Comisión Internacional para la Conservación del Atún Atlántico, ICCAT) que ha vuelto a evidenciar la excelente salud de una especie (thunnus thynnus) que, debido a su gran voracidad, se ha convertido en un problema para la flota gaditana que se dedica a la pesca de otras especies.
!Como esperábamos, la campaña ha sido muy buena, en línea con las de los últimos años», apunta Diego Crespo, gerente de la OPP-51 (Organización de Productores Pesqueros - 51), propietaria de las artes de Conil de la Frontera, Tarifa y Zahara de los Atunes. «La verdad es que la recuperación de la especie se percibe claramente, con infinidad de atunes rojos por todos lados, desde el principio de la campaña hasta el final». «No hay duda de que el atún rojo ha superado de largo la situación que, años atrás, lo llevó al borde de la extinción».
Cantidad de atunes que ha servido para, si cabe (las almadrabas son una de las artes de pesca más sostenibles que existen), realizar capturas más selectivas, con ejemplares de mayor peso y calidad. Las «levantás», de media, han rondado el centenar de atunes.
«Aunque se han capturado ejemplares de más de 200 kilos», en la Feria del Atún de Chiclana se ronqueó un ejemplar de la almadraba de Barbate de 355 kilos y 20 años de edad, «la media final de las capturas de las tres almadrabas ha rondado entre los 160 y 170 kilos; un peso ideal en lo que se refiere a la pesca de esta especie».
Media que «ha venido acompañada de una extraordinaria calidad, con ejemplares con la perfecta y deseada infiltración de grasa», algo que caracteriza a los atunes capturados en las almadrabas gaditanas frente a otras modalidades de pesca.
Cabe recordar que, esta temporada, la asignación de capturas para las almadrabas gaditanas ha sido de 1.189 toneladas para las que integran la Organización de Productores Pesqueros -51 y de 454 para la de Barbate, que comercializa Petaca Chico. Tonelajes a los que hay que unir los que fueron comprados a otras pesquerías.
En lo que a los mercados de destino se refiere, «entre el 60 y 50 por ciento de nuestras capturas se quedan en territorio español; el resto se va para otros países», con un extraordinario peso de los mercados japonés y coreano.
Realidad que contrasta con la existente 15 o 20 años atrás, «cuando casi el 90 por ciento del producto salía fuera de España (especialmente a Japón) y aquí solo se quedaba entre el 10 y 15 por ciento».
«Tenemos la enorme suerte», recalca Diego Crespo, «de contar con un producto top, muy valorado a nivel gastronómico y, fruto de ello, su demanda crece año tras año, tanto en España como en otras partes del mundo».
Con la recuperación de la especie más que lograda, la posibilidad de volver a poner en activo la histórica almadraba de Sancti Petri, poblado almadrabero que fue protagonista principal de los mejores años del desaparecido Consorcio Nacional Almadrabero, se antoja más próxima o eso, al menos, quieren pensar la OPP-51.
«Para la próxima campaña», apunta Diego Crespo, «va a ser imposible. Los últimos tonelajes de captura se establecieron hasta la temporada del año que viene y, como es obvio, no dan para que se pueda recuperar la almadraba de Sancti Petri».
«Eso sí, en noviembre de 2025 se volverá a sentar la Comisión Internacional para la Conservación del Atún Atlántico y, a la vista de la extraordinaria cantidad de atunes rojos que hay, confiamos en que dictamine un incremento de capturas que haga posible volver a poner en marcha una almadraba que tiene un significado muy especial para los almadraberos y para Chiclana».
En las próximas semanas, las almadrabas gaditanas se emplearán a fondo en la última faena de la milenaria liturgia almadrabera, la leva o retirada del arte del mar.
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