Polémica

Almería, una ciudad con barrios «portátiles»

Indignación de hosteleros y presión municipal para acabar con las colonias de caravanas

Varias autocaravanas estacionadas en las inmediaciones de la Vega de Acá, en Almería
Varias autocaravanas estacionadas en las inmediaciones de la Vega de Acá, en AlmeríaLa RazónLa Razón

Se han convertido en poblados improvisados y nuevos vecindarios imprevistos, donde se concentran decenas de caravanas, aprovechando el vacío legal existente y la presencia de espacios muertos en la ciudad de Almería. La provincia es tierra propicia para el caravanismo, pero en la capital lugares como el antiguo recinto ferial ya han sido bautizados por la prensa local como «Vega Caravanas», tras la llegada de decenas de viviendas móviles que permanecen fijas a los ojos de vecinos de la Vega de Acá o de personas que van a visitar el Parque de las Familias. Colonias en crecimiento que han llamado la atención de la Asociación Provincial de Empresarios de Hostelería de Almería (ASHAL), ante «la invasión de decenas de zonas a lo largo de todo el término municipal».

Tras reclamar una solución al Ayuntamiento de Almería, su presidente, Pedro Sánchez-Fortún, enumeraba enclaves de acampadas «irregulares» como La Almadraba de Monteleva-La Fabriquilla, inmediaciones del cuartel de la Guardia Civil de Cabo de Gata o la desembocadura del río Andarax, «con tenderetes, mesas, sillas, estabilizadores, placas solares... Que no solo dificultan e impiden el aparcamiento de vecinos del municipio, sino que al no tener alcantarillas utilizan los setos y plantaciones de los alrededores para arrojar las aguas de fregar». A juicio de Sánchez-Fortún, este «descontrol» de asentamientos en el término municipal de Almería, así como otras zonas en la provincia, ha despertado el malestar de un sector que se pregunta por qué «los usuarios que viajan en autocaravanas no reciben el mismo control que sí exigen a otras figuras legales de alojamiento turístico como hoteles, pensiones, albergues o campings». Según ha señalado ASHAL, «otras provincias y municipios limítrofes de las provincias de Murcia, Málaga o Granada sí cuentan con una regulación que limita este tipo de asentamientos», lo que podría estar empujando a su llegada a Almería. Tras abrir el debate de la rotación de estos vehículos y remolques, vecinos y oposición instaban también al equipo de Gobierno a tomar cartas en un asunto para el que el Ayuntamiento ya ha anunciado «prohibiciones de estacionamiento» en los terrenos que incluirán las dotaciones de la segunda fase del Parque de las Familias, además de incrementar la limpieza de enseres y residuos en esa y otras zonas. Pero ASHAL incide en una «brecha de la seguridad de todos los almerienses», así como un perjuicio para la economía del sector camping, por lo que la Policía Local parece incrementar su presencia, en algunos casos informando a los usuarios sobre la prohibición del estacionamiento permanente. El malestar de los vecinos suele depender de la cercanía a las caravanas, encontrando ejemplos de «no es lo que quieres ver por la terraza de tu casa cuando te asomas» o «crea inseguridad por la noche», hasta el «mientras no hagan nada malo, no molestan a nadie» que expresa otro caminante.

A la espera de que la alcaldesa, María del Mar Vázquez, anuncie oficialmente la habilitación de espacios específicos para caravanas y viviendas móviles dentro del casco urbano almeriense, viajeros como Lucas explican desde su furgoneta camperizada que «somos completamente sostenibles. No ensuciamos ni dejamos residuos y en caso de producirlos nos deshacemos de ellos en los contenedores urbanos». El caravanista afirma «estar de paso» y advierte de que «no hay motivo para quejarse por nuestra presencia en una explanada, cuando estamos estacionados y no permanecemos acampados de forma continua, sino que seguimos la ruta». «A veces nos quedamos más en un sitio, si nos gusta, como puede ser el caso de Almería», ha explicado María a LA RAZÓN, pero» no somos una colonia, es un modo de vida casi nómada». Sobre las quejas de vecinos y empresarios, entienden que «la gente pida que vayamos a zonas habilitadas, pero es que, si estamos de paso y no tenemos necesidad de luz o de agua, como puede ser mi caso, podemos parar en cualquier lado en una ciudad, si no existe una prohibición expresa de parking».

Y es que la mayoría de estos vehículos son autocaravanas, cuyas normas son similares a las del resto de vehículos sin remolque, que pueden estacionar como cualquier otro durante una semana, aunque no acampar. Más complicada es la movilidad para las caravanas con remolque, cuyo estacionamiento sí está más restringido con las normas actuales. Según trasladaron hace unos días desde el Gobierno andaluz, agentes de Medio Ambiente de la Junta interpusieron a lo largo del ejercicio de 2022 un total de 327 denuncias por aparcamiento en zona prohibida o acampada en el Parque Natural de Cabo de Gata-Níjar.