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Religión

El papa autoriza la beatificación del sacerdote almeriense Salvador Valera Parra

El milagro atribuido al sacerdote es la curación milagrosa de un niño recién nacido en el Memorial Hospital de Rhode Island, Estados Unidos, el 14 de enero de 2007

León XIV en la plaza de San Pedro del Vaticano EPEP

El papa León XIV firmó este viernes el decreto que aprueba el milagro atribuido al sacerdote almeriense Valera Parra, al reconocer oficialmente una curación milagrosa ocurrida en 2007 en Estados Unidos, informó el Vaticano.

Valera Parra nació el 27 de febrero de 1816 en Huércal-Overa, cerca de Almería, donde también falleció el 15 de marzo de 1889.

Como párroco se distinguió por muchas obras de carácter espiritual y social, en particular durante las epidemias de cólera y los terremotos que en 1863 causaron destrucción y víctimas, explica el Vaticano en su biografía.

Junto con Santa Teresa Jornet, fundadora de las Hermanitas para Ancianos Abandonados, en 1885 fundó un hogar para ancianos.

El milagro atribuido al sacerdote, que permite avanzar en su camino hacia la santidad, es la curación milagrosa de un niño recién nacido en el Memorial Hospital de Rhode Island, Estados Unidos, el 14 de enero de 2007.

El bebé, nacido prematuramente mediante cesárea debido a una infección y falta de oxígeno, quedó sin latido cardíaco aparente y sin signos de mejora durante la primera hora tras el parto.

"El médico tratante, en ese momento de extrema urgencia, invocó al Siervo de Dios Salvador Valera Parra, su paisano, por quien sentía sincera devoción, y con una oración espontánea pidió su intercesión por la salvación del pequeño. Poco tiempo después, el recién nacido, sin ninguna intervención externa, recuperó el latido cardíaco y comenzó a reanimarse", explicó el Vaticano.

El camino hacia la santidad tiene varias etapas: la primera es ser declarado venerable siervo de Dios, la segunda beato y la tercera santo.

Para que un venerable sea beatificado es necesario que se haya producido un milagro debido a su intercesión, como este caso, y para que sea canonizado -hecho santo- se precisa un segundo milagro obrado "por intercesión" después de ser proclamado beato.