"Méritos e infamias"
Cachorro Imperator
"Ansiosos por bajar los primeros del avión, casi almonteños para sacar las maletas. Ciertamente entrañables en esta aventura jubilar sin precedentes"
En pleno éxtasis de la Semana Santa de hooligans cobijados en las redes sociales, mis espías trianeros me soplan el detalle de estos días vaticanos. «Tanta Roma en la Resolana…», y al final es el Cachorro quien recorre las calles que fundaron Rómulo y Remo, sin necesidad de costillas, plumas, lanzas ni corazas de escolta. Un tanto histórico, nunca mejor dicho, que se marcan para la eternidad los trianeros frente a los macarenos. «Muchas plumas, pero quien estuvo en Roma de verdad fue Triana». Armaos macarenos de escolta en San Pedro y detrás del paso la centuria, cardo y decumano bajo sus sandalias macarenas. Ya todo es soñar. Decía lo de los partidarios, utilizando el símil taurino, porque estas «giornate particolari» rompen las costuras del fenómeno de las cofradías para delirio del «frikismo» capillita, que lleva calentando motores desde hace meses con el aplauso cómplice de las instituciones y autoridades, que han permitido una suerte de juego genial con tintes fellinianos. Creo que la mirada del director de Rímini sería la única capaz de captar todas nuestras rarezas y excentricidades de esta romería en la que el alma y el corazón de los cofrades, siempre lo mejor, suspira y palpitan como nunca. Lo que hubiera disfrutado Federico Fellini pudiendo rodar a la Virgen de la Esperanza sobre su trono, «navegando entre la gente/sobre las humanas aguas». Compartí vuelo a Barcelona, donde hacían escala, y los observé discretamente: nerviosos e impacientes, como niños ante la llegada del circo a la plaza del pueblo. Ansiosos por bajar los primeros del avión, casi almonteños para sacar las maletas. Ciertamente entrañables en esta aventura jubilar sin precedentes. Quizás, más que la propia procesión, ante los ojos de la Cristiandad han paseado no sólo nuestra manera de entender la pasión de Jesucristo y el dolor de María, sino fundamentalmente el corazón devocional de Andalucía. «Roma veduta, fede perduta». Una honestidad dentro de un gigante, como es nuestra Semana Santa, difícil de captar para sensibilidades ajenas; y generalmente pervertida por el interés del dinero. Pasaron y quedarán para la Historia los días en los que Triana mandó sobre Roma.