Tradición

«Shiquilla, ¿can you do me a favour?»

El singular uso del bilingüismo en Gibraltar es objeto de estudio de un grupo de investigación de la Universidad de Valladolid

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Sesiones de trabajoLa Razón

«¿Shiquilla, can you do me a favour? ¿Tú le puedes decir a tu madre si me puede recoger a los niños del school? Que está lloviendo and I’m not gonna have time y mañana los quiero llevar a la playa y… she can do me that favour yo mañana cojo y le hago un cake pa’ ella».

No, no se trata de un error, ni es un «cóctel lingüístico» intencionado de alguien que, arbitrariamente, juega con el inglés y el español. Ni siquiera, con el carnaval de «cuerpo presente» en muchas localidades de la provincia de Cádiz, es parte de la letra de alguna chirigota. Nada más lejos de la realidad.

Se trata de un fragmento de una de las muchas conversaciones que a diario, de forma natural, espontánea, se escuchan en las calles de Gibraltar. Territorio británico en el que la lengua oficial, el inglés, convive muy estrechamente con el castellano, debido, en gran medida, a la fuerte relación (histórica, laboral, familiar, turística, etc.) que, con la «reja» como frontera, la Roca tiene desde hace siglos con las localidades campogibraltareñas, muy en especial con La Línea de la Concepción.

Expresiones de llanitos (nombre con el popularmente se conoce a sus habitantes) que, desde hace un tiempo (2017), son objeto de estudio por parte del equipo del Laboratorio de Adquisición de Lenguaje (Language Acquisition Lab) de la Universidad de Valladolid (UVALAL) en calidad de «fenómeno singular de bilingüismo»; también conocido como cambio de código o code-switching.

«Aquí alternamos el inglés y el español y lo hacemos de una forma natural, casi sin darnos cuenta. No elegimos las palabras, nos salen de una forma totalmente natural y, a veces, se construyen unas frases que son bastante curiosas», comenta una dependienta de uno de los establecimientos comerciales que se localizan en Main Street. Calle principal de Gibraltar que, en tiempos no demasiado lejanos, era muy visitada por miles de españoles, atraídos por los bajos precios de artículos como el tabaco, la leche en polvo o el chocolate.

Relación de lenguas que, como apunta Daniel mientras disfruta de un buen coffee en un día soleado y frío en Gibraltar, «sufrió mucho durante el periodo que estuvo cerrada la ‘reja’ (1969 y 1982)». Época en la que se «produjo cierto desinterés por lo español (también la lengua)» y en la que tuvieron su origen palabras y expresiones con ‘acento’ local, llanito.

Este es el caso de «chinga» en lugar de chicle; «meblis», canicas; «infleita», inflador de bicicleta; darse un «washi», darse un baño en la playa; hacer «nitin», hacer punto, y, entre otras, “panquequi”, bizcocho.

El grupo de investigación UVALAL, dirigido por Raquel Fernández Fuertes, quien afirma que «el estudio del bilingüismo no es un esfuerzo unipersonal, sino un proceso complejo y fascinante que requiere la colaboración de individuos, investigadores, educadores, políticos y sociedad» explora los matices del bilingüismo de los gibraltareños y, en particular, los cambios de código que se producen entre los hablantes bilingües, «que procesan las lenguas de forma diferente a los monolingües».

Para ello, en esta última visita a Gibraltar (ya van tres), se han registrado las respuestas lingüísticas de unos 30 participantes de un amplio rango de edad. Datos que ahora se analizarán y estudiarán para explorar «el tipo de alternancia lingüística que los gibraltareños utilizan entre el inglés y el castellano; también conocido como cambio de código o code-switching».

«Hay distintas maneras de recoger datos y una de las que hemos empleado ha sido una máquina de seguimiento ocular. Es decir, hemos presentado a las personas participantes en el estudio unas palabras escritas en una pantalla y éstas lo que han tenido que hacer es leerlas sin pronunciarlas, generándose una actividad ocular que hemos monitorizado».

«Tendemos a pensar», explica Raquel Fernández, «que cuando leemos una frase se empieza por la palabra uno, dos, tres, etc. Eso no es cierto, el ojo no realiza una lectura lineal, sino que va hacia atrás, avanza y luego, quizás, vuelve porque no le ha cuadrado una palabra; todo en cuestión de milisegundos. Este aparato nos ha permitido rastrear los senderos que han seguido los ojos de las personas participantes cuando han leído las palabras y nos ha aportado mucha información de cómo esas personas han entendido lo escrito sin necesidad de pronunciarlas».

«Se trata de saber qué decisiones toma el hablante bilingüe no solo cuando habla, sino cuando se enfrenta a una estructura con alternancia de códigos».

Estudio que ha sido acogido de forma favorable por el Gobierno gibraltareño, cuyo Ministro de Cultura gibraltareño, John Cortés, ha destacado que «mientras trabajamos para preservar nuestra comunidad multilingüe, me complace enormemente que Gibraltar haya atraído el interés de estos investigadores internacionales. Una mayor comprensión del funcionamiento conjunto de nuestras lenguas contribuirá a consolidar nuestra singularidad y nos animará a seguir aprovechando las numerosas ventajas del multilingüismo».