El alga asiática pone con el agua al cuello a la pesca artesanal

Sopla con fuerza el levante en el litoral gaditano y, un día más, la flota artesanal del puerto de Conil de la Frontera, una de las más prestigiosas históricamente por la calidad de sus capturas, permanece amarrada. «A éste (en relación al viento) ya lo conocemos y sabemos cómo bandearlo, pero con esta puñetera ya no sabemos qué hacer», apunta Juan, uno de los marineros de la flota conileña, mientras mira con gran desasosiego las importantes cantidades de alga asiática que se acumulan en la zona. Algas que, un año más, son la principal captura de una flota de la que forma parte el «Nuevo Ángel Diego», cuya tripulación, como otras tantas, ya ha vuelto a experimentar lo que es la frustración y la rabia de regresar a casa con cientos de algas asiáticas en sus redes y sin un pez que «echarse a la boca».

«Lamentablemente, esto no es nuevo para nuestra flota. Ahora –recuerda Nicolás Fernández, gerente de la Organización de Productores de Pesqueros Artesanales OPP72– se cumple una década desde la aparición del alga asiática en nuestras aguas. Fenómeno que, años tras año, se repite con la subidas de las temperaturas, haciendo de ella la principal captura de nuestras embarcaciones».

‘Capturas’ que, además de suponer un duro golpe para la moral de un sector en continuo modo supervivencia, lo es también para sus castigados bolsillos. «No olvidemos que cada vez que se sale a faenar hay unos gastos. Inversión que, en esta situación, sin peces en las redes, pasa a formar parte del capítulo de pérdidas para quienes ya están muy castigados», recuerda con pesar. «Estamos desesperados», espeta. «Las posibilidades de pesca no están y, además, las ayudas directas, que se dieron en un tiempo y muy genéricamente, no sirvieron para paliar de verdad las necesidades de la flota afectada», recalca. Evidentemente, la situación les lleva «a realizar una reflexión profunda para que, desde las administraciones, se articulen unas compensaciones para el sector».

Para Nicolás Fernández, la cuestión está en que ya ha pasado suficiente tiempo para que se hubiesen tomado soluciones. Lo que ocurre es que quienes tienen que tomarlas tienen un salario seguro y, por tanto, el tema es bastante complicado. Consideramos que ya ha llegado el momento de que las dos administraciones, Gobierno de España y Junta de Andalucía, se sienten de una vez por todas y busquen soluciones conjuntas», afirma.

«A nosotros solo nos queda seguir trabajando, ya que, en esta situación, no vamos a aguantar mucho tiempo», lamenta. Ante esta situación, que año tras año va a peor, la flota artesanal sigue reclamando poder participar en la captura de una especie, el atún rojo, que, una temporada más, ha demostrado estar en estado de plenitud, con almadrabas a rebosar.

Una alternativa

«Desde el sector artesanal», subraya la OPP72, «lamentamos profundamente la falta de sensibilidad en el reparto actual de la cuota de atún rojo, que excluye sistemáticamente a las flotas artesanales de este recurso fundamental». Una circunstancia que es «especialmente grave si se tiene en cuenta que estas flotas cumplen de forma rigurosa con los criterios de sostenibilidad ambiental, social y económica».

Para la flota artesanal, «la inacción de las administraciones competentes ante esta injusticia está conduciendo a la desaparición progresiva de una flota histórica, que ha sido y sigue siendo ejemplo de pesca responsable».

La ausencia de una alternativa de pesca viable, unida a la falta de acceso a cuotas de especies rentables como el atún rojo está empujando a las embarcaciones artesanales a una situación límite: «Hay que manifestar claramente», apunta el gerente de la OPP72, «que el Gobierno de España tiene la responsabilidad de hacer una distribución justa en base a la Ley 5/2023, de 17 de marzo, de Pesca Sostenible e Investigación», lamentando «el silencio de la Junta de Andalucía, que hasta la fecha no ha mostrado un apoyo firme a las legítimas reivindicaciones del sector pesquero artesanal».

Por ello, los profesionales instan con urgencia a las administraciones públicas a corregir este desequilibrio y garantizar el acceso justo de la flota artesanal a los recursos pesqueros, como condición imprescindible para su viabilidad futura y para la conservación de un modelo de pesca sostenible, generador de empleo y arraigado en nuestras comunidades costeras».