"Méritos e infamias"
El corazón de un pueblo
"La Semana Santa no es una cabalgata, ni sus imágenes muñecos, por eso pese a la incultura estará esa vieja voz que reconozca a quienes de verdad miran y entienden estos días desde el corazón"
Posó sus plantas sobre el altar del templo, convertido más que nunca el cordero frente al martirio. Revestido del oro con el que lo vieron los profetas del Antiguo Testamento, enroscado en la negrura del dolor más humano, atadas sus manos y lejos los elementos del martirio. Largas colas por las que pasarán miles de personas estos días, cruzando la plaza de San Lorenzo para enfrentarse ante la verdad del Gran Poder como tantos otros el resto del año, cuando no hay nadie, entramos bajo el peso estricto de la soledad.
Arranca la Semana Santa y las calles de Andalucía se convertirán en el escenario de la pasión, del corazón de un pueblo que saldrá un año más en primavera para trastearse el alma, para buscar la verdad, para encontrar sólo preguntas, incertidumbres.
Quienes piensen que sólo se trata de una fiesta, de unos días para hacer caja, de un tránsito más en el que vender más no han entendido, ni lo harán, la verdadera raíz de esta celebración sagrada. A quienes desconocen cuál es motor que mueve la Semana Santa, sólo les recomendamos que abran bien los ojos, los sentidos, y que permitan entrar en su ser la verdad de una fiesta que hunde orígenes en la Antigüedad pero que permanece intacta y contemporánea. Que lo hagan sin reparos, prejuicios e inculturas, sólo con la misma verdad y generosidad con la que unas manos anónimas montan desde hace siglos la Semana Santa de Andalucía y permiten que generaciones y generaciones se den la mano a través del tiempo bajo la misma premisa: el amor sin concesiones a una ciudad, a unas imágenes, a una cofradía.
Cuando esta tarde al caer el sol salga la Amargura a las calles de Sevilla no lo harán sólo los que forman su cortejo. También estarán allí quienes lo hicieron hace años y décadas. Por eso la Semana Santa no es una cabalgata, ni sus imágenes muñecos, por eso pese a la incultura, el mal gusto y el negocio siempre estará esa vieja voz que reconozcan quienes de verdad miran y entienden estos días desde el corazón
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