Política
Espadas se parapeta en la abstención y el caso de Begoña Gómez
El todavía líder socialista desprecia las críticas «a título individual» y defenderá su puesto «ante Ferraz y las provincias»
El duelo es el proceso de adaptación emocional que sigue a una pérdida. Teórica y psicológicamente, tiene cinco fases y Juan Espadas está instalado en la primera: la negación. «Me he puesto un poco a dieta pero creo que sigo siendo un perfil de peso. Salvo que no tenga confianza de la militancia, voy a seguir peleando por ser el candidato, aquí, en Ferraz y en todas las provincias», señaló tras la cuarta derrota consecutiva del PSOE-A. El cuestionado líder socialista justificó las críticas en «la debilidad de la oposición. Necesitamos determinación y creérnoslo. Si los porcentajes no dieran oportunidad a la esperanza, uno no es ingenuo ni tonto», dijo. Espadas tras parapetarse en el caso de la mujer del presidente del Gobierno, las reformas de Pedro Sánchez como la ley de amnistía y la abstención, apeló a «una diferencia de 166.000 votos» y a que «un partido que no existía –Se Acabó la Fiesta– ha obtenido 180.000». El 9J, con unas elecciones europeas marcadas una vez más por la falta de participación y el voto a lo Chikilicuatre a Alvise Pérez, de las redes a las urnas, desembocó en tres festejos –PP, Vox y Se Acabó la Fiesta– y tres sepelios –el de Podemos, que ya estaba políticamente muerto; IU/Sumar; y el PSOE andaluz-. Espadas admitió la evidencia del inédito póker electoral de los populares en la región pero señaló que «Moreno se ha presentado a 14 elecciones desde que lo hicieron líder del PP andaluz, ha perdido nueve y ha ganado cinco», atribuyendo la primera de ellas a Rajoy.
Tras la debacle, en la noche electoral compareció, de rojo sangre, María Márquez, señalando que el resultado «nos alienta porque supone una tendencia de recuperación del voto socialista en Andalucía». Con el sufragio ya digerido, la petición de dimisiones a Espadas saltó de los grupos de WhatsApp a las declaraciones públicas: de Luis Ángel Hierro a Juan Pablo Durán pasando por Carmelo Gómez. En parte y en gran medida, el «susanismo» por personas interpuestas. La decisión en Ferraz hace tiempo que está en barbecho. Suenan Juanfran Serrano, negociador con Puigdemont, y la vicepresidenta Montero. Espadas, contra la pared.
En principio, el secretario general andaluz y portavoz socialista en el Senado tiró de argumentario: el relato de que el PSOE con Pedro Sánchez a la cabeza ha logrado parar en las europeas «lo que en otros países de la UE no ha sido posible». «La alianza de las derechas con tres cabezas no podrá revertir el progreso y las conquistas sociales en España y no permitiremos que lo haga en la UE», señaló.
El PSOE-A ha perdido 612.778 votos, un 8,37%, en Andalucía, pero Espadas defendió que «el 18% del voto del PSOE de España» radica en la comunidad, «fundamental para poder resistir el triunfo de calle que daba por hecho el PP». «Cada uno se queda con la foto que más le gusta», señaló, mostrando un mapa de España con Andalucía con más rojo que azul pese a la derrota. «Vengo a defender mis datos. Por población aportamos el 18% y el 32,2% (regional) sólo lo superan Extremadura y Asturias». Espadas lamentó «el clima de la campaña electoral» y que no se hablara de Europa, parapetándose indirectamente en el caso de la mujer del presidente del Gobierno, Begoña Gómez. El secretario general del PSOE-A aludió a la baja participación. «Se ha hurtado el debate y eso desalienta», dijo. «El 32,2% es el resultado, dos puntos por encima del total del PSOE en España», dijo Espadas, «un dato similar al del 23 de julio. Teniendo en cuenta la caída de la participación es una diferencia de 166.000 votos respecto al PP», indicó. Con ese porcentaje, señaló que el PSOE ha vuelto a mantenerse y en provincias como Jaén, Huelva o Sevilla se supera. Espadas marcó la excepción de Málaga y Almería y habló de un suelo «sólido para competir, que no es suficiente». «El protagonista es la ultraderecha, con la aparición de una fuerza desconocida semanas antes, con 180.000 votantes, algo significativo y preocupante. Vamos a empezar a hablar de la derecha con tres cabezas. Ahora tenemos en vez de una ultraderecha, dos. Una mala noticia para España y Andalucía», explicó.
Espadas se justificó en una participación en Andalucía del 45,3% frente al 49% nacional. «Eso ha sucedido en otras europeas pero sí es llamativo», señaló, resaltando la caída en «zonas rurales y barrios de renta media y baja de zonas urbanas, lo que perjudica al PSOE», según Espadas. «Sin más participación, la democracia se debilita».
Sobre las críticas, Espadas diferenció entre «quién es dirigente y quién es opinador». «Cualquier voz crítica sabe que tiene los órganos internos para manifestarse. Somos un partido democrático en el que la gente opina», expuso. Sobre las críticas de «personas a título individual o desde el anonimato, no me voy a pronunciar. No forman parte de la dirección y en algún caso es por esto por lo que opinan de forma crítica», dijo, indicando que están «dolidos» por no tener cargo. «Me someto a los órganos de decisión, asumo cualquier crítica», añadió, pidiendo ir a un Congreso y plantear alternativas. «Este partido ha tenido resultados bastante por debajo del 32,2% y no dimitió la secretaria general», dijo en alusión a Susana Díaz y los comicios de 2018. «Algunos de los que hablan estaban en esa dirección. El proyecto no está agotado», defendió Espadas, comparando su tenacidad con la de Carlos Alcaraz en Roland Garros, consciente de que ha podido perder su última bola de partido y de que su candidatura depende del ojo de halcón de Pedro Sánchez, al que se atrevió a recordar que tardó cinco años en ganar unas elecciones.
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