Patrimonio
El tesoro que “El Gran Capitán” negoció en las Capitulaciones de Granada en 1491
Considerado como Bien de Interés Cultural, ocupa una extensión de 4,5 hectáreas
La Zona Arqueológica de Las Salinas, en La Malahá (Granada) se configura como un espacio singular, debido a su situación estratégica y a la existencia de aguas salinas. La explotación de la sal tomó especial relevancia en el reino nazarí y se ha extendido hasta el presente. En este ámbito concurren además otra serie de bienes diacrónicos que ofrecen testimonio de la ocupación y uso del sitio, al menos desde la Edad del Cobre. De este modo, se ha demostrado el uso funerario reiterado gracias a la excavación de una estructura dolménica asociada a una necrópolis megalítica, a la que se superpone otra tardoantigua.
No obstante, el patrimonio arqueológico subyacente se pone de manifiesto en la existencia de restos estructurales y materiales abundantes, que requieren de un programa de investigación prolongado. Así, la protección se ha extendido a diferentes bienes, además de las propias salinas, como el Torreón de la Malahá, el Puente de Las Salinas, la alberca, el pozo-noria, la necrópolis, el pilar y el abrevadero.
De esta forma, el complejo de Las Salinas ocupa una extensión de aproximadamente 4,5 hectáreas. La explotación de la sal en este lugar se produciría, al menos, desde el siglo XII, con una fase intensiva en el siglo XVIII y una ampliación en el siglo XIX.
Es una de las salinas más antiguas de Andalucía y, de hecho, la Salina fue defendida por Gonzalo Fernández de Córdoba “El Gran Capitán” y formó parte en las negociaciones de las Capitulaciones de Granada en 1.491.
La factoría está construida en dos planos, uno superior en la que se encuentra el almacén y las albercas de evaporación, y uno inferior que albergaría las estructuras de elevación del agua procedente de los manantiales y la alberca en que se almacena y que está situada al otro lado del arroyo del Salado.
Destaca el denominado como torreón con su alberca anexa, como elemento central del sistema de impulsión del agua hasta la terraza superior. En cuanto al Torreón de la Malahá, se trata de un ingenio o instalación hidráulica constituida por una torre y un estanque/alberca anexo y conectado a la misma, cuya función era elevar el agua hasta las pilas de las salinas.
La torre contenía una noria de sangre y extraía el agua del nacimiento de la alberca aledaña, hasta las balsas de desecación de la salina. La estructura principal (torre) tiene forma cilíndrica con base circular de 3,9 metros de diámetro y una altura estimada de unos 8 metros, de los cuales dos permanecen parcialmente enterrados.
El acceso se realiza desde el suroeste, a través de un vano cuadrangular al que se llega por un foso o balsa trapezoidal, confinada por muros de mampostería y sillares. Recientemente las intervenciones arqueológicas han permitido conocer la profundidad de la balsa, varios niveles de pavimento, así como la cimentación de la torre, constituida por varios niveles de sillares y sillarejos con ripios.
El Puente de Las Salinas es una antigua construcción de ingeniería. Se trata de un puente constituido por una sola bóveda de sillería de 1,65 metros de ancho que salva una luz de 9 metros sobre el arroyo del Salado, con un gálibo máximo de 4,50 metros referido a la cota de acarreos.
Hasta las obras de restauración llevadas a cabo entre 2017 y 2018, conservaba una escalera de fábrica de ladrillo no restituida, terminando en la actualidad con losa de hormigón. Por su parte, la alberca es la estructura que recoge y almacena el agua de manantial, que posteriormente se transportada hasta el complejo de Las Salinas.
Se encuentra en la margen izquierda del arroyo del Salado, al suroeste del conjunto. Tiene forma trapezoidal, cerrada por fábricas de piedra y bloques de hormigón, superpuestos en el perímetro sur al cerramiento de piedra más antiguo. El pozo-noria es una estructura situada junto al extremo suroeste de las pozas de Las Salinas, entre éstas y el torreón.
Parece tratarse de un pozo o pozo-noria, de sección circular de unos 3 metros de diámetro, actualmente cubierto por una solera de hormigón y rasillones. El interior, prácticamente inaccesible y sin visibilidad, permite presuponer una altura de más de dos metros, con una parte revestida con bloques de hormigón y otra parte que conserva las tierras vistas y una subestructura de postes de madera.
Su posición coincide con un elemento que aparece en planos catastrales de la década de 1950 y de 1980, durante los que se denomina noria.
Actualmente la necrópolis se localiza en dos ámbitos en torno a Las Salinas. El de mayor extensión se sitúa en el borde noreste, entre las mismas y el arroyo del Salado. Se configura como una estrecha franja de terreno alargada, sobreelevada y exenta, interrumpida por un camino abierto en la década de 1990 de bajada al arroyo, así como por otros desmontes de origen no conocido.
El segundo ámbito se encuentra en la esquina sureste del recinto, entre Las Salinas, el casco urbano y el cauce del arroyo.
Se trata de una zona ataluzada, con abundantes tierras y escombros de reciente acumulación, modificado por tanto su estado natural.
La existencia de una necrópolis bien configurada como espacio de culto y de gran amortización temporal junto al arroyo del Salado (desde la prehistoria hasta el periodo tardoantiguo) parece estar confirmada debido a la presencia de niveles estratificados con una gran cantidad de estructuras funerarias, muchas de ellas visibles.
Por último, el pilar y abrevadero se trata de un pilar de piedra caliza con un frontal de gran tamaño en el que se encuentra inscrita la fecha de 1930. El vaso y resto de componentes están semienterrados y ocultos actualmente, lo que impide la correcta visualización del pilar y la comprobación de la existencia de elementos anteriores.
La Junta de Andalucía lo ha inscrito en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz como Bien de Interés Cultural (BIC), con la tipología de Zona Arqueológica.
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