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Entrevista

«Hay que abandonar la idea de que la restauración del textil sacro es solo para museos»

Los restauradores Pablo Pérez y Pablo Portillo aseguran que se pueden aplicar «los criterios científicos» de restauración a estos tejidos sin que pierdan su funcionalidad

Pablo Pérez trabaja en el mantenimiento del techo de palio de la Hermandad de la Carretería de Sevilla La Razón

Desde 2016, la empresa sevillana Cyrta —fundada por Pablo Pérez y Pablo Portillo— se ha consolidado como un referente en la conservación y restauración del patrimonio textil en España. Entre sus intervenciones recientes se encuentran la restauración del dosel del Corpus de la Parroquia de San Juan Bautista de Marchena (2024); la restauración de la camisa interior de la Virgen de Gracia de Carmona (2024); en Sevilla capital, la restauración del palio completo de la Hermandad del Calvario; las bambalinas del palio de la Hermandad de la Candelaria; o la túnica que bordó Patrocinio López para el Cristo de las Tres Caídas de San Isidoro. Además, también llevan a cabo el plan de conservación de la Hermandad de la Macarena desde 2019 y el de la Hermandad de la Carretería desde 2022; han realizado el asesoramiento expositivo de bordados de Gaudí en Palma de Mallorca (2022); y la restauración de los vestidos de Lola Flores para su museo en Jerez (2023). En una entrevista a LA RAZÓN, ambos restauradores explican en qué consiste su trabajo, la dinámica del taller y el valor cultural que esconde cada intervención.

¿Cuáles son los principales retos en un proceso de restauración de textil sacro?

El principal reto es la funcionalidad que tienen este tipo de piezas. Como restauradores, siempre tenemos que buscar alternativas y soluciones que hagan compatibles la intervención científica con la funcionalidad que tienen.

¿Os habéis topado con alguna pieza en la que hayáis tenido que realizar cambios porque estuviera en malas condiciones?

En nuestro caso, nos regimos por los criterios que hay impuestos internacionalmente para conservar el patrimonio. Por lo tanto, nunca vamos a desechar un terciopelo original por muy deteriorado que esté. Por suerte, la mayoría de los cambios después de las restauraciones son notorios, pero teniendo en cuenta que una pieza con 200 años, por ejemplo, no va a quedar como el primer día. Ahí está la principal diferencia con un taller de bordado. No somos creadores, sino que preservamos la pieza en las mejores condiciones posibles para que llegue a las futuras generaciones tal y como la hemos recibido.

El restaurador Pablo Portillo durante la restauración del camisón de la Virgen de Gracia de CarmonaLa Razón

¿Cuáles son los procesos que seguís?

Aunque cada pieza es diferente, siempre empezamos por un estudio histórico, científico y de materiales, entre otros. Después, planteamos los tratamientos que tenemos que aplicar. Estos pasan por un aspirado y microaspirado de la pieza para retirarle todo el polvo superficial, que puede ser muy dañino para las fibras textiles. En las piezas bordadas procedemos a la limpieza de la ornamentación y la consolidación de los hilos metálicos o del tejido. Respecto a lo último, cuando los hilos metálicos están sueltos porque han perdido la puntada, los volvemos a fijar. Cuando se ha perdido el hilo metálico buscamos una reintegración cromática para que visualmente ayude a la correcta lectura de la obra. A veces, también realizamos algún tipo de refuerzo interno para mejorar la funcionalidad y se termina con la colocación de los elementos originales como los forros o encajes decorativos.

A partir de esos estudios, habéis realizado algunos hallazgos históricos.

Nosotros nos sumergimos en las piezas. Se toman medidas, investigamos el tipo de tejido y en muchos casos mandamos a analizar muestras para conocer la naturaleza de los hilos a los que nos enfrentamos. Respecto a los hallazgos, recientemente hemos descubierto que el manto decimonónico de la Virgen de la Antigua de Santa Cruz, que es una pieza anónima, tiene unas características que nos permiten relacionarlo con la producción de Patrocinio López, que fue una de las bordadoras más destacadas de Sevilla en la primera mitad del siglo XIX. Otro ejemplo es la restauración de una túnica del Dulce Nombre de Salteras del segundo tercio del siglo XVII. Tras analizar el terciopelo, el colorante rojo que se detectó era de cochinilla americana, un material muy costoso en la época, por lo que tuvimos la suerte de conocer esa particularidad que también puede ayudar a otros estudios.

Consolidación del bordado del Corpus de San Juan (Parroquia de San Juan Bautista de Marchena)La Razón

¿Cuánto tiempo se tarda, en general, en restaurar una pieza?

El Palio del Calvario nos ha llevado aproximadamente 10 meses. Hay piezas que tardamos un año y otras dos meses.

Y en este contexto, ¿cuál es el proceso que más tiempo conlleva?

Siguiendo con el mismo ejemplo, el palio del Calvario, al tener tanto bordado, conlleva una limpieza más lenta y minuciosa. Hay mantos que no tienen bordados y tienen más trabajo a la hora de fijar hilos. Realmente, es muy relativo.

¿Creéis que el patrimonio textil esta mejor valorado en la actualidad?

Sí. Totalmente. Desde hace diez años se realizan intervenciones como deben ser: con una base científica, un estudio previo y con esos criterios que buscan el respeto por el original.

¿Qué es lo más importante en un trabajo de conservación y restauración?

Nos enfrentarnos a cada pieza con el máximo respeto para poder conservarla e incluso lanzar hipótesis de autoría y así poder contribuir al conocimiento del patrimonio textil a nivel social. A veces se piensa que lo que hacemos es algo muy conservativo, pero todas las piezas que hemos intervenido en estos nueve años, salvo tres, siguen cumpliendo su funcionalidad. Hay que abandonar la idea de que la restauración de una pieza textil que no implique un traspaso de bordado es solo para dejarla en los museos. Se pueden aplicar los criterios de restauración a los tejidos patrimoniales sacros y volverlos a utilizar correctamente.

Proceso de limpieza de la saya de la Esperanza de MálagaLa Razón

Por último, ¿qué recomendaciones hacéis a las cofradías y hermandades?

Aconsejamos que se pongan en contacto con profesionales para hacer un estudio de las particularidades que tienen en cuanto a almacenaje, manipulación y otras cuestiones. Tampoco podemos olvidar que son obras de arte y que hay que manipularlas correctamente. No podemos dejar un manto tirado en un banco mientras se viste una Virgen o doblarlos para trasladarlo, entre otras cosas, porque daña el patrimonio.