Las consecuencias

Menos agua, de peor calidad y más cara

La sequía castiga el bolsillo. Muchos andaluces pagarán en torno a un 25% más entre revisión de precios y el rescate del canon

Imagen de un grifo de agua
La escasez de agua preocupa a todas las administraciones-

Si abre el grifo, notará mayor turbidez en el agua de la habitual. Los pantanos andaluces registran mínimos históricos –en torno al 20% de media–. En esos niveles los recursos hídricos pierden calidad y se acumulan contaminantes (nitratos, sulfatos, sodio... ) que a veces pueden incluso superar los umbrales permitidos. El agua que bebemos hoy requiere, por consiguiente, más tratamientos de depuración. Y en aquellos territorios con cortes de suministro los usuarios comprueban que la pureza del agua tarda en recuperarse tras las restricciones. Es obvio, por tanto, que no solo hay menos sino que es de peor calidad. Pero es que, además, un bien esencial como éste pasará a corto plazo a ser más caro para las familias andaluzas. La sequía, por tanto, también empieza a castigar el bolsillo de todos, no solo de los agricultores.

Si hace un par de semanas fue Málaga, ayer fue Sevilla la que aprobó la subida de las tarifas, medida que afecta a toda el área metropolitana, es decir, a más de 1,5 millones de sevillanos. Hacerlo, entre un 15% y un 18% para «consumos eficientes y normales», se ha convertido en una «necesidad» que ha prosperado por la abstención del PSOE en el Pleno del ayuntamiento hispalense, regido por el popular José Luis Sanz. En el caso de los consumos domésticos normales –hasta 110 litros–, la subida aprobada es de un 18% a repartir en un 9% para 2024 y mismo porcentaje en 2025. Esto significa que la subida en estos hogares sería de 1,85 euros mensuales. Además, Emasesa fija un consumo alto (de más de 110 a 130 litros) y un consumo excesivo (más de 130 litros). Para los altos, la subida en 2024 será de un 17,5% y del 9,8% en 2025; en el caso del consumo excesivo, el incremento será del 30,1% el año que viene y del 9,8% en 2025.

Hay que invertir para paliar la sequía y garantizar el suministro de un agua potable de calidad. Emasesa, la operadora pública, ha acumulado gastos extras en los seis años de sequía acumulada de 14,5 millones de euros: más tratamientos y menos consumo significa más gasto y menos ingresos.

En medio de la escalada de precios, con la cesta de la compra por las nubes y el aumento de las hipotecas, el recibo del agua se convierte en otro ajuste en el presupuesto familiar. Porque a la subida del operador hay que sumar la recuperación del canon autonómico del agua, que había permanecido suspendido durante 2023, precisamente como una medida fiscal de apoyo a las familias andaluzas por la inflación.

Una familia media andaluza de cuatro miembros ahorró en torno a 40 euros anuales en la factura del agua con la suspensión del impuesto. Ahora volverá a sumar dicha cantidad al gasto. Se calculaba que un hogar con dos personas adultas y dos menores de edad, con un consumo medio de alrededor de 100 euros trimestral, paga entre 9,50 y 10 euros en su factura de canon. Se trata de un ingreso propio de la Comunidad Autónoma de Andalucía de naturaleza tributaria, que grava la utilización del agua de uso urbano con el fin de posibilitar la financiación de las infraestructuras hidráulicas de cualquier naturaleza correspondientes al ciclo integral del agua.

La Junta recauda alrededor de 140 millones de euros al año. Cuando el actual Ejecutivo andaluz tomó posesión, el canon del agua de Andalucía tenía una recaudación de 720 millones de euros pero solo se habían ejecutado 219 millones hasta ese momento. Es decir, en 2019 había 500 millones sin ejecutar.

En las arcas de la administración autonómica había 862 millones de euros sin gastar a fecha 31 de diciembre de 2022. Desde 2011 a 2022 por el canon se habían recaudado 1.290 millones y la inversión ejecutada era de 428 millones de euros.

El secretario general del PSOE de Andalucía, Juan Espadas, calificó ayer como «maniobras de distracción» la solicitud por parte de Juanma Moreno de fondos a la UE para infraestructuras hidráulicas en Bruselas para «esconder que su gestión no está a la altura». Resulta paradójico, al menos, que el socialista ponga el dedo en su propia llaga, pues fueron gobiernos socialistas los que dejaron sin gastar un alto porcentaje de los fondos que echa en cara a la Junta por no ser capaz de ejecutar. Si en 2019 muchas de las obras hubiesen estado realizadas, la situación hídrica de la comunidad podría ser bastante diferente a la actual.