Indignación
Una polémica restauración de ida y vuelta en 24 horas frenéticas
La hermandad cierra en falso la crisis desatada tras la intervención sobre la Macarena
Una crisis sin precedentes cerrada en falso, puesto que quedan todavía muchas preguntas sin respuesta. La Esperanza Macarena, uno de los principales iconos devocionales de Sevilla, ha estado 24 horas en el ojo del huracán. Una imagen expuesta al juicio implacable de las redes sociales tras una polémica restauración. Lo que iba a ser un rutinario trabajo de mantenimiento –tras el besamanos de diciembre la talla suele ser intervenida puntualmente para recuperar la policromía de las manos– se ha convertido en todo un ataque a los sentimientos y a la memoria de los hermanos y cofrades, ya que la dolorosa había cambiado su gesto y su semblante. «No es la Macarena que siempre he conocido», era el comentario generalizado.
Las puertas de la basílica se abrieron el pasado sábado con la Virgen ya entronizada en su camarín tras una semana retirada del culto. El profesor Francisco Arquillo, que anteriormente había hecho otras intervenciones sobre la imagen, es el artífice de esta actuación. Los primeros fieles dieron la voz de alarma. Aparte de la limpieza del rostro, destacaban unas pestañas excesivamente largas. Las fotografías iban llegando a los móviles a una velocidad vertiginosa, desatando la indignación. Revuelo en el templo, donde fueron increpados algunos miembros de la junta de gobierno. Se tuvo que cerrar una hora antes de lo habitual porque la tensión iba en aumento. Al parecer, la imagen fue intervenida a toda prisa y, cuando la basílica abrió por la tarde, la imagen ya presentaba las pestañas recortadas. Sin embargo, su expresión seguía sin convencer. La hermandad emitió un comunicado en el que señalaba que se le había «corregido un efecto indeseado provocado por las pestañas sustituidas durante la intervención». «La hermandad comprende, y comparte, las muestras de preocupación de hermanos y devotos, de ahí que haya actuado con la mayor diligencia posible», subrayó, además de pedir disculpas por lo ocurrido.
La noticia ya había adquirido una dimensión nacional y el debate estaba abierto. ¿Hasta dónde puede llegar un restaurador a la hora de intervenir sobre una imagen sagrada?, ¿hay que recuperar el aspecto original o sólo se debe hacer una limpieza superficial sin alterar demasiado su aspecto? Otras restauraciones no habían generado tanta polémica, como por ejemplo la más reciente realizada sobre la Esperanza de Triana o la del Gran Poder, que resolvió su preocupante oscurecimiento. Unos abogan por aplicar criterios estrictamente científicos y otros que la imagen no cambie demasiado, según vaya dictando la junta de gobierno.
Lo cierto es que la corporación quiso dar un paso contundente colocando a la dolorosa en el presbiterio para que los fieles puedan comprobar los resultados de las intervenciones. La última la misma noche del sábado, devolviéndole su aspecto habitual con una pátina oscura. «La hermandad desea que hermanos y devotos puedan ver a escasos metros el estado actual de la Santísima Virgen al natural».
Ahora el hermano mayor, José Antonio Fernández Cabrero, tendrá que dar las oportunas explicaciones, ya que el enfado ha sido generalizado. Detrás de esta polémica, además, está latente un clima preelectoral que en nada beneficia a la hermandad. Dos candidatos salen de la actual junta de gobierno, así que todo este revuelo podría beneficiar al aspirante externo.
Tal es la decepción que se ha difundido a través de las redes sociales una convocatoria para protestar por lo ocurrido. La cita es hoy a las 19:00 horas frente a la basílica, bajo el lema «Dimisión inmediata de la junta». «Se acabó el silencio», apuntan. Lo cierto es que estas intervenciones se deben realizar con la mayor transparencia posible, aplicando criterios profesionales y sin ninguna prisa. Ahora llega el momento de las oportunas explicaciones.