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Entrevista

Sergio Vila-Sanjuán: «Todos somos turistas en algún lugar»

En su novela «Misterio en el Barrio Gótico» explora una Barcelona en constante transformación

Sergio Vila-Sanjuán Javier OcañaLa Razón

Sergio Vila-Sanjuán explora en su novela «Misterio en el Barrio Gótico» el escenario, personaje y metáfora de una Barcelona en transformación. Entre historia y leyenda, entre lo personal y lo colectivo, invita al lector a descubrir que, bajo la piel turística, siguen latiendo los secretos y los fantasmas de siempre. «Los fantasmas están ahí, esperándonos», advierte el autor, convencido de que recordar el pasado evita la ilusión de empezar de cero.

En un pasaje dice que en los años 70 las preocupaciones eran transformar la sociedad, encontrar el sentido de la vida y divertirse a fondo. ¿Hemos cambiado o no hemos cambiado?

Yo creo que sí, bastante. Las juventudes se transforman con cada época. En los años 70, tanto en España como a nivel internacional, primaba un idealismo muy fuerte. Ganarse la vida no era lo prioritario, sino encontrar un sentido vital. Por eso unos se hacían hippies, otros revolucionarios… hoy, en cambio, percibo que las nuevas generaciones están mucho más preocupadas por cuestiones prácticas. Quizá con razón, pero ese gran utopismo de entonces se ha diluido.

La novela combina suspense con una mirada hacia el pasado. ¿Qué papel juegan los fantasmas reales o metafóricos en tu manera de andar Barcelona?

He intentado cruzar tres planos; el misterio, los enigmas culturales e históricos y, finalmente, la autobiografía. Ese trípode sostiene la narración. Los fantasmas, tanto reales como simbólicos, forman parte de esa mezcla. Son los ecos de otras épocas, de otras vidas, que todavía acompañan a quien se adentra en estas calles.

Has entrelazado personajes que van desde la solemnidad de los reyes medievales hasta la oscuridad de un librero asesino, pasando por coleccionistas y poetas. ¿Qué te interesa de esos contrastes tan marcados?

Me interesaba la impronta humana del Barrio Gótico, que muchas veces aflora en la crónica negra. Ahí está la pasión en estado puro, incluso la política. Desde el atentado contra Fernando el Católico, que sobrevivió gracias al collar del toisón de oro, hasta leyendas como la del librero que mataba para conseguir ejemplares. Esa tensión entre lo noble y lo oscuro da fuerza narrativa. La ciudad es un espejo de pasiones extremas.

Plantea también temas inquietantes de actualidad como el ‘turismo de Civitatis’. ¿Acabaremos convirtiéndonos en turistas en nuestras propias ciudades, en extranjeros en tierra propia?

Es un debate abierto. Todos somos turistas en algún lugar y eso no debería impedirnos viajar a Roma o París. Pero es cierto que el turismo masivo cambia los usos, los hábitos, los comercios. Aporta dinero y proyección internacional, pero también transforma la ciudad. Yo he querido plantear la cuestión de manera novelística, no ofrecer soluciones, sino invitar a la reflexión.

¿Cómo lo soporta el Barrio Gótico?

Cuando era niño era un barrio oscuro, misterioso, lleno de librerías de viejo, cererías y tiendas de objetos religiosos. Hoy quedan sobre todo souvenirs .Y, sin embargo, si paseas una tarde de lluvia y hay poca gente, todavía mantiene un poder evocador muy fuerte. Ese magnetismo no se ha perdido, pese a las transformaciones.

Los fantasmas del Barrio Gótico todavía están.

Sí, siguen ahí, esperándonos, para quien quiera encontrarlos. Son parte de la identidad de la ciudad y, al mismo tiempo, un recordatorio de que la historia nunca se borra del todo.

Entre los personajes reales aparece también el activista andaluz Ocaña. ¿Qué te llevó a incorporarlo?

Porque simboliza la Barcelona de los años 70 y 80. Tras la muerte de Franco hubo unos años de gran efervescencia cultural, diversión y transgresión. Ocaña fue un pionero, muy visible, que se paseaba vestido de flamenca por las Ramblas y se convirtió en un referente de la contracultura y de la visibilidad LGTBI. Su recuerdo merecía estar en este relato, porque representa la libertad, la ruptura y la creatividad de aquella época.