Historia
¿Quiénes fueron los dos emperadores romanos nacidos en Santiponce (Sevilla)?
A los nuevos emperadores se les deseaba que sus años de reinado fuesen “más felices que Augusto y mejores que Trajano”. Adriano fue adoptado por su antecesor en el lecho de muerte
Itálica, en Santiponce (Sevilla), fue la primera ciudad creada por Roma fuera de la Península Itálica y cuna la cuna de los emperadores Trajano y Adriano, dos de los personajes principales de la historia de lo que ahora es España.
El emperador Traianus “nació en Itálica el 18 de Septiembre del 5315. Su padre tuvo un cursus honorum envidiable, llegando a ser gobernador de Asia. La primera función pública de Trajano conocida es la de tribuno militar en el ejército de su padre, cuando era gobernador de Siria. Cuestor en el 78; senador después; pretor en el 83; como legado de la legión VII Gemina, la hispana por excelencia, la llevó a Germania a sofocar el levantamiento de otro senador hispano contra Domiciano; y cónsul en el 91, tras la llegada de Nerva, fue nombrado gobernador de la Germania Superior en el otoño del 96, y adoptado por el emperador y nombrado Cesar -y por tanto, heredero- en el 97”, señala el cuaderno didáctico de trabajo de la Junta de Andalucía. “Subió al trono en el 98. La entronización de Trajano representó el ascenso al poder del clan italicense”.
Trajano muere en el 117 en Selinunte, "recién terminada la campaña de los partos, cuando se disponía a regresar a Roma, siendo su reinado ensalzado hasta el extremo. De inmediato fue divinizado, y los honores que en su memoria se realizaron durante años aumentaron si cabe su fama de buen gobernante, hasta el extremo de que a los nuevos emperadores se les deseaba que sus años de reinado fuesen “más felices que Augusto y mejores que Trajano”.
Adriano
"En la coronación de Imperator Caesar Traianus Hadrianus Augustus tuvo mucho que ver P. Acilius Attianus. Trajano nada había previsto sobre su sucesión. La versión oficial era que había adoptado a Adriano en su lecho de muerte, nombrándole sucesor, pero las sospechas de una conjura de palacio que incluso pudo haberle dado muerte sigue estando en el aire. A ello contribuyó el hecho de que la noticia de la muerte fuera guardada a los soldados durante dos días, permitiendo a Acilio Atiano18, prefecto del pretorio (segundo escalón de mando tras el emperador), asegurar la posición de Adriano", señala el cuaderno de la Junta.
Publio Aelio Adriano nació en Roma, hijo del pretor P. Aelius Hadrianus Afer, natural de Itálica, y de Domitia Paulina, de Cádiz, el día 24 de enero del año 76 D.C. y se casó con Vibia Sabina, sobrina nieta de Trajano. "Huérfano de padre a los diez años de edad, se educó bajo la tutela de Trajano, cuando sólo era pretor. A la edad de quince años fue enviado a Itálica, quizás para alejarlo de una epidemia declarada en Roma. Tras pocos años volvió a la metrópolis donde desarrolló su carrera política y militar al lado del emperador Trajano19: cuestor, custodiador de las actas del Senado, tribuno de la plebe, pretor, comandante de la legión I Minervia Pia Fidelis y gobernador de la Panonia Inferior, cónsul sufecto, septenviro de los banquetes, gobernador de Siria, y por fin, el 5 de Agosto de 117, emperador".
Se le define como un "personaje intelectual y práctico, inestable y cruel, a la vez que refinado y con inquietudes espirituales, su política se caracterizó por un cambio radical con respecto a su predecesor. Restó poder al Senado y decidió consolidar las fronteras del Imperio frente a la política de expansión de su padre adoptivo. Autoritario, su deseo de gobernar personalmente le llevó a realizar múltiples viajes de inspección a todas las provincias del Imperio, controlando la gestión de sus gobernadores".
Murió en Bayas, junto a Nápoles el 10 de julio de 138, a la edad de 62 años. "Tras la vuelta a Roma, Adriano no volvió a pisar Itálica. Conocemos que vino a Hispania en el invierno del 122/123 y que en Tarragona escuchó las quejas de los hispanos sobre las levas que sufrían, así como la petición de cambio de municipium a colonia. No obstante los italicenses se encargaron de recordarle al emperador su origen con el ánimo de obtener prebendas. Así le nombraron duoviro quinquenal, lo cual no fue realmente excepcional ya que fueron muchas las ciudades en las que ejerció de forma honorífica algún cargo municipal22. Igualmente, el historiador Casio Dión escribe que Adriano hermoseó su patria con muchos y espléndidos dones, pero tampoco esto hay que contemplarlo como algo excepcional, ya que fueron muchos las ciudades que gozaron de estos regalos".
La llegada de los pueblos del Norte representó el final del Imperio romano de Occidente. Poco sabemos de ellos en relación con Itálica "aunque no sería ajena a la llegada de los vándalos silingos a Sevilla, o a las luchas intestinas de los visigodos. En éstas hay que situar la restauración de sus murallas ordenadas por Leovigildo con motivo de la guerra sostenida contra su hijo Hermenegildo". También se conoce "por documentos escritos que obispos italicenses estuvieron presentes en varios Concilios de Toledo (589); y en el I (590) y II de Sevilla (619 \ 620)", indica también el cuaderno didáctico de la Junta.
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