El histórico dirigente comunista y ex teniente de alcalde del Ayuntamiento de Sevilla, Antonio Rodrigo Torrijos, regresa a la primera línea política como número 2 de la lista de la ministra Sira Rego para aspirar a la coordinación federal de IU. Y lo hace atacando a su oponente, Antonio Maíllo, al que acusa de haberse entregado «de manera precipitada» a Podemos durante su etapa al frente de la coalición de izquierdas en Andalucía.

Lo cierto es que Torrijos es un político que nunca ha dejado indiferente a nadie. Formó parte del Gobierno local de Sevilla desde 2003 a 2011, en coalición con el PSOE. Fue, entre otras responsabilidades municipales, teniente de alcalde y delegado del distrito Sur, uno de los barrios más desfavorecidos de la capital hispalense. Su peculiar dialéctica y su afán por aplicar una política profundamente ideológica, incluso en cuestiones de gestión cercana, lo situaron en el ojo del huracán en numerosas ocasiones.

En 2007, cuando presentó la iluminación navideña, se refirió a esta celebración como «solsticio de invierno», generando una intensa polémica. Uno de sus principales logros sigue siendo visible en la ciudad: los carriles bici. Fue el gran impulsor de esta infraestructura, además del servicio de alquiler de bicicletas. Se trata de una red de más de 140 kilómetros de carriles inspirada en los países nórdicos, aunque el uso de este medio de transporte ha ido variando en los últimos años, disminuyéndose su uso durante los meses de más calor.

También impulsó la Oficina de Atención al Inquilino en Situación de Abuso (Otainsa), un dispositivo pionero en el municipalismo español destinado a proporcionar viviendas sociales a personas vulnerables o desahuciadas de sus viviendas. Gracias a esta medida se entregaron 120 viviendas en régimen de alquiler.

Tras su paso por el Ayuntamiento llegó un calvario judicial que duró más de una década. Estuvo imputado en varios casos, como el de la Fundación DeSevilla, Fitonovo o Sevilla Global, además de Mercasevilla. Este último fue una de las macrocausas de corrupción destapadas por la jueza Mercedes Alaya y de la que derivó el escándalo de los ERE fraudulentos que terminó con la condena de dos ex presidentes andaluces, Manuel Chaves y José Antonio Griñán. De todos fue absuelto, autoproclamándose como la primera víctima del «lawfare», un término muy habitual ahora en el escenario político nacional.

Torrijos regresa a la contienda sin importarle la crítica a sus compañeros. «IU desapareció del mapa mediático, político y colectivo», dijo refiriéndose a Maíllo, aunque matizó que estas palabras no son un «reproche», sino un recordatorio para su «amigo y compañero», cuya candidatura por el liderazgo de la formación le merece «todo el respeto del mundo».

Junto a ello, aseguró que Rego ha apostado en su candidatura «por la garantía de autonomía de IU desde el principio». «Su lista merece todo el respeto y va a contribuir a esclarecer las ideas del partido», añadió. En esta línea, se mostró convencido de que «hay que apostar firmemente por que IU siga manteniendo de forma autónoma, su capacidad de propuesta colectiva en el marco de la unidad y la política de alianzas, y Sira representa esa apuesta». Además, recalcó que la diversidad de candidaturas a la coordinación general de la formación «no son motivo de crispación, sino una oportunidad y signo de fortaleza». «Estamos en un proceso enriquecedor», concluyó. La lista de la ministra de Juventud e Infancia se reivindica como «feminista, municipalista y con gran fortaleza territorial». Una candidatura paritaria (40 mujeres y 40 hombres) que es la única liderada por una mujer.