Huelva

"Méritos e infamias"

La tregua

"Si alguien sabe de plazos es la Administración, pero de estrategias los partidos políticos"

Parque Natural de Doñana
El Parque de Doñana EP

A veces hasta a los políticos se les acaban las pilas como a los peluches que no llevan dentro la pila de Duracell. Tenemos una antigüedad, para qué negar lo que salta a la vista, pero en esta chochez también sabemos que todo es finito y que al final siempre te encuentras con un asunto que te quema las manos. En algún sitio las alarmas se han encendido y el agua ha comenzado a subir en los despachos (y eso que no hay). Sí, de acuerdo, aceptamos que los plazos son los que son y que el «aplazamiento» de la Ley de Regadíos de Doñana obliga a dejar «in albis» el tema hasta después de las elecciones municipales por una cuestión «técnica». Si alguien sabe de plazos es la Administración, pero de estrategias los partidos políticos. Todo el mundo entiende que el problema de los regantes, por muy convencidos que estén en el Gobierno andaluz de ello, ha producido un desgaste como nunca visto hasta ahora en el equipo de Juanma Moreno. Bien es verdad que, con todos los matices que se quieran, en el mundo real de la gestión política, cruda, es en esta legislatura cuando el PP se enfrenta a una realidad que no sufrió antes. En los años de la pandemia el Covid sirvió para aplanar y admitir casi de todo. Decías «covid» y se entendían hasta las novelas en ruteno. Había buena voluntad, cierta cohesión, pero en 2023 con la «doble vuelta» de las elecciones cada cual tiene ya el machete en la boca. En estos días incluso los populares asimilaron una retirada de la norma si la ministra Ribera detecta «un sólo punto» que dañe al Parque Nacional. ¿No era impecable? El 28 de mayo no sólo habrá elecciones municipales, también se celebrará la romería del Rocío en pleno corazón de Doñana. Bromas las justas, éste «vamos a dejarlo aquí» un ratito servirá para bajar el tono de la confrontación y tratar de reconducir un debate cuya ausencia de consenso no beneficia a nadie. Entendiendo la política como un mecanismo para mejorar la vida de los administrados y no un teatrillo interesado.