Mascotas

La advertencia definitiva para dueños de gatos: lo que haces por amor le está causando un daño irreparable

Las mayores muestras de cariño hacia un gato pueden ser, en realidad, un error. Un veterinario desvela las prácticas habituales que dañan la confianza y el bienestar de los felinos sin que sus dueños se den cuenta

gato jugando con plantas
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El vínculo entre un gato y su dueño se basa en el afecto, pero a menudo las buenas intenciones no bastan para asegurar el bienestar del animal. Existen prácticas muy extendidas, algunas consideradas inofensivas o incluso divertidas, que en realidad perjudican seriamente la salud física y emocional del felino. En un contexto donde la presencia de mascotas en los hogares no deja de crecer, conocer los errores más comunes que los propietarios cometen sin ser conscientes del daño que causan se vuelve fundamental.

De hecho, muchas de las actividades que se perciben como un simple juego son en realidad una fuente de estrés considerable. Disfrazar a un gato, por ejemplo, más allá de la anécdota para una foto, limita su agilidad natural y le somete a un cuadro de ansiedad innecesario al impedirle moverse con libertad y asearse correctamente, dos de sus comportamientos más instintivos.

Asimismo, algo parecido ocurre con el popular puntero láser. Aunque parece un entretenimiento ideal, la incapacidad del felino para atrapar físicamente esa luz escurridiza le genera una profunda frustración. Este juego sin recompensa interfiere con su instinto natural de caza y puede derivar en problemas de comportamiento a largo plazo, como la ansiedad o la agresividad redirigida.

El lenguaje corporal y los cuidados básicos

En este sentido, el respeto por la naturaleza del animal es fundamental para construir un vínculo de confianza. Asustar a un gato de forma deliberada, aunque sea en broma, dinamita por completo esa relación y le provoca un estado de miedo perjudicial. Para evitar malentendidos, es imprescindible aprender a interpretar su lenguaje corporal; una cola erizada o las orejas hacia atrás son señales inequívocas que el dueño debe saber reconocer para no sobrepasar los límites.

Por otro lado, los cuidados más rutinarios exigen atención y conocimiento. El corte de uñas debe realizarse periódicamente y con extrema precaución, recortando únicamente la punta transparente de la uña para no herir al animal en las zonas sensibles. La seguridad en los desplazamientos es otro pilar: el uso de un transportín homologado en el coche es una obligación para prevenir que el animal sufra daños y para evitar distracciones al volante que podrían desembocar en un accidente.

Finalmente, la rigurosidad en la administración de medicamentos y tratamientos antiparasitarios es crucial. Saltarse dosis o administrar pautas de forma incorrecta no solo anula su efecto, sino que puede generar problemas de salud adicionales. La constancia es la única garantía de su eficacia y de la protección de la salud del felino, consolidando así un cuidado verdaderamente responsable.