Mascotas

¿Qué es la torsión gástrica en perros? Así puedes evitar que tu mascota lo pase realmente mal

La torsión gástrica representa una emergencia veterinaria de calado, con una tasa de mortalidad que alcanza el treinta por ciento. Identificar sus síntomas y aplicar las medidas preventivas adecuadas resulta esencial para la supervivencia de los animales

Perro triste
Perro tristePIXABAY

La torsión gástrica, o dilatación-vólvulo gástrico, es una de las emergencias veterinarias más graves en perros. A pesar de los avances en la medicina animal, esta afección sigue siendo una amenaza con una mortalidad que alcanza hasta el 30%, incluso con tratamiento intensivo. Es crucial comprender que una torsión gástrica nunca remite por sí sola.

Asimismo, los síntomas pueden aparecer de forma repentina, y la rapidez en la actuación es vital para salvar al animal. Este grave problema se produce cuando el estómago se llena de gas y gira sobre sí mismo, bloqueando el paso de sangre y comprometiendo órganos vitales como el bazo y el páncreas. El estado del perro puede deteriorarse críticamente en cuestión de horas.

Por consiguiente, los cuidadores deben estar alerta a señales como un abdomen distendido y tenso, intentos fallidos de vomitar o arcadas sin éxito, y un babeo excesivo. La inquietud, el nerviosismo o cambios repentinos en el comportamiento habitual, junto con una respiración acelerada, debilidad o colapso, son también indicadores de la urgencia. Ante cualquier combinación de estos signos, la recomendación es acudir de inmediato al veterinario.

Factores de riesgo y medidas preventivas esenciales

En este sentido, si bien no se puede eliminar por completo el riesgo de que un perro padezca torsión gástrica, estudios veterinarios han identificado factores y medidas para reducirlo. Las razas grandes y de pecho profundo, como el gran danés, el dogo argentino, el San Bernardo, el weimaraner o el dóberman, son particularmente propensas a la enfermedad. Otros factores incluyen la edad, con un riesgo mayor en perros mayores de siete años, el sexo, siendo más común en machos, y los antecedentes familiares.

Además, entre las medidas preventivas más eficaces se encuentra la organización de las comidas en varias tomas diarias, en lugar de una sola ración abundante, lo que contribuye a reducir la presión gástrica y la acumulación de gases. Es fundamental evitar que el perro realice ejercicio físico intenso o juegos bruscos inmediatamente antes o después de comer. Los comederos diseñados para ralentizar la ingesta de alimento son igualmente útiles para perros que comen de forma ansiosa.

Por otro lado, el manejo del estrés juega un papel importante; perros que viven situaciones de ansiedad elevada o que compiten por la comida con otros animales tienen mayor riesgo, por lo que se sugieren rutinas estables y alimentarlos en espacios separados. Para razas de alto riesgo, algunos especialistas veterinarios pueden considerar la opción de gastropexia preventiva, una intervención quirúrgica que fija el estómago a la pared abdominal para reducir la probabilidad de giro, una medida que debe valorarse individualmente.