
'La función debe continuar'
Amonestan hasta en tres ocasiones a El Brujo en Zaragoza por esta 'falta' de civismo
Un incidente inesperado provocó varias reacciones correctivas hacia el célebre actor

Rafael Álvarez 'El Brujo' quiso darlo todo en su última función de 'Iconos o la exploración del destino', su último montaje teatral con el que está dando la vuelta a España, pero las cosas se torcieron a la media hora solo del comienzo de su 'show' de este domingo en el concurrido Teatro de las Esquinas de Zaragoza.
Quien haya visto sobre las tablas al intérprete andaluz, sabrá que esta es su tercer monólogo con el que recorre varias tragedias griegas en clave exclusivamente de humor, después de su doble éxito con ' 'Esquilo, nacimiento y muerte de la tragedia' y posteriormente 'Los dioses y Dios'. Pero en esta ocasión, rápidamente el caos se desató en la pequeña sala zaragozana porque una mujer de aproximadamente 60 años, ubicada en las últimas filas del anfiteatro, sufría un repentino desmayo. Como casi siempre suele ocurrir -debería ser en todos los casos- prácticamente toda la fila de espectadores se movilizó para apartar a la afectada hacia un acceso, mientras que el personal de teatro contactaba rápidamente con los servicios sanitarios de urgencia.
"Yo vi como de repente cerraba los ojos y se dormía, dormía, dormía"
Evidente nerviosismo en el ambiente y lógica preocupación de su marido y toda la sala, algunos desplazados a la zona donde tumbaron a la mujer, al comprobar que la mujer ni abría los ojos ni reaccionaba a nada. "Yo vi como de repente cerraba los ojos y se dormía, dormía, dormía", explicaba la espectador que ocupaba la butaca colindante.
Para 'El Brujo', situaciones como esta son tan corrientes como su familiaridad con los escenarios. Con la única pretensión de calmar al alborotado público, desde el escenario comentó que dos días antes, el día de estreno en Zaragoza, a otra mujer le pasó exactamente lo mismo e incluso pudo regresar a su sitio para ver terminar la función. Y todo esto, claro, en clave de humor como antídoto contra la excitante tensión y estrés del público, invitándoles a volver a sus asientos e ir retomando el espectáculo poco a poco. Lo cierto es que funcionó, ya que pasó de los casos de lipotimia entre sus espectadores a los que está habituado, "principalmente ahora por ser otoño y ni haber calefacción ni aire acondicionado" a contar, totalmente fuera de guión, divertidas anécdotas sobre su infancia en Córdoba y su padre.
"El teatro es como la vida, tiene que continuar"
Además. el consagrado actor quiso continuar con la obra porque como se suele decir y él mismo verbalizó "el teatro es como la vida, tiene que continuar", y porque bajo su experiencia era mucho mejor para la enferma postrada a un lado que el resto del público estuviera relajado y no mandándole "energía" de tensión, preocupación o angustia. Iba a ser malo, también, para todos. Es más, en un par de ocasiones se acercó a la afectada y, en la última, dijo, ya vio que tenía los ojos abiertos y respiraba con normalidad.
'El Brujo' demostró así como la ironía o el humor en una situación delicada nada tiene que ver con la preocupación por el crítico estado de la señora o falta de respeto, pues cuando finalmente llegaron tres agentes de policía para trasladarla al hospital, el cordobés le pidió desde el escenario al azafato del teatro que en todo momento se encontraba al lado de la mujer y su marido que apuntara el número de este para estar al tanto de todo, a lo que él le respondió que eso sería después, que la cosa era "muy seria" y no era para bromas. Es más, un espectador se unió a este para increparle que estaba fuera de lugar pedir el teléfono en una situación así.
Y estas fueron sus dos últimas reprimendas, pero es que ya al inicio -mientras lo único que intentaba era ayudar a la afectada y el estado generado de tensión mediante la sabia medicina del humor- otra empleada de la sala se acercó a él para decirle que parara, que no eran adecuadas las suaves risas y esos primeros aplausos de nuevo. 'El Brujo' claramente se indignó. "Qué piel fina. Hoy todo es rápidamente una falta de respeto, la única solución sería entonces irnos todos". Hay quienes, seguramente, no compartan la perspectiva, pero la función siempre debe de continuar.
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