Fe y dedicación
El cura de los tres récords que estuvo en Sijena: “El problema surgió por los bienes culturales y el litigio, les condicionó mucho su retiro cotidiano"
Habla el sacerdote de mayor edad de la diócesis de Barbastro-Monzón. Tiene 99 años
Lorenzo Buera Salamero, natural de Pozán de Vero, Huesca, es un testimonio viviente de fe y dedicación. A sus casi cien años se erige como el sacerdote de mayor edad en la diócesis de Barbastro-Monzón, con una trayectoria de 71 años de servicio desde su ordenación el 20 de junio de 1954 -es así también el clérigo que más años de servicio acumula en la zona- y el que mayor cantidad de destinos y traslados suma en total. Por ejemplo, en el monasterio de de Sijena fue capellán durante más de 12 años.
Su vocación, lejos de ser un camino predeterminado, se forjó en un momento de decisión crucial. Siendo panadero, se sintió llamado al sacerdocio. "Se acercaban los 20 años de edad y en mi interior meditaba sobre el nuevo horizonte que aparecía," comparte en ‘Diario de Alto Aragón’. "Era panadero, debía pensar en el futuro familiar y el de la empresa, pero en mi interior resonaba una frase parecida a esta, te quiero sacerdote. No me resistí y expuse la situación a la familia, que no puso reparo alguno!, confiesa.
Se define como "un cura muy rural"
En el día de su ordenación, su hermana Pura le dio un consejo que resonaría a lo largo de su vida: "No debía ser un pobre cura sino un cura pobre". Y así fue. Lorenzo Buera se define a sí mismo como "un cura muy rural", habiendo servido en una gran cantidad de parroquias a lo largo de su carrera, desde Coscojuela de Fantova hasta Graus, Bielsa o Aínsa, donde fue párroco y profesor de religión. Su último destino en activo fue Ontiñena, donde sirvió hasta hace una década, momento en el que se retiró para residir en la Casa de la Iglesia de Barbastro.
Una de las etapas más significativas de su servicio fue como capellán de las religiosas de la Orden de Belén en el monasterio de Villanueva de Sijena durante doce años y medio. De esta época, recuerda la vida de estricto retiro y soledad de las monjas. "Era un monasterio muy observante, creo que fue un poco error que se marcharan," opina en el diario local mencionado. Su partida, explica, se debió en parte a las complicaciones derivadas del litigio por los bienes culturales y la falta de un entorno de paz, una situación que también las ha llevado a abandonar otros conventos.
El Papa Francisco "se saltó muchas barreras antiguas, hay que dar voz a todos"
A pesar de los cambios en la Iglesia, Buera mantiene una fe inquebrantable en sus principios fundamentales. "Todo evoluciona, pero en lo fundamental la Iglesia no puede cambiar. La clave es el Evangelio, (aunque) hay matices, toques y sensibilidades”" afirma. Se muestra optimista ante la incorporación de seglares, aunque también reflexiona sobre la escasez de vocaciones sacerdotales y religiosas. En su opinión, el Papa Francisco ha dado pasos importantes para modernizar la Iglesia, "se saltó muchas barreras antiguas, hay que dar voz a todos".
Con casi un siglo de vida y servicio, Lorenzo Buera no teme a la muerte, pues confía plenamente en la voluntad de Dios. "No me gusta morir, pero es cosa suya. Trato de cumplir con la voluntad de Dios y ya se encargará él de salvarme", concluye.