Religión

El enigma del niño mártir de Zaragoza, un santo cuestionado por los historiadores

Según la leyenda, los judíos le cortaron la cabeza y los pies para arrojarlos a un pozo, mientras que el resto del cuerpo lo enterraron a orillas del río Ebro

Capilla de Santo Dominguito de Val en la Seo de Zaragoza
Capilla de Santo Dominguito de Val en la Seo de ZaragozaWikimedia Commons

La tradición zaragozana cuenta que el 31 de agosto de 1250, un niño de siete años llamado Domingo de Val, miembro del coro de la catedral de La Seo, fue martirizado. Según la historia, Domingo fue engañado por un judío llamado Albayuceto, quien lo condujo a la judería de la ciudad. Allí, un grupo de hebreos lo torturó, lo clavó en una cruz y le causó la muerte. Posteriormente, procuraron deshacerse del cuerpo, cortándole la cabeza y los pies para arrojarlos a un pozo, mientras el resto del cuerpo lo enterraban a orillas del río Ebro.

La desaparición del niño desató una búsqueda frenética en la ciudad. El misterio se resolvió, según la leyenda, gracias a una intervención divina. Dos pescadores que faenaban en el río vieron un rayo de sol que descendía del cielo e iluminaba un punto concreto de la orilla. Al cavar, encontraron el cuerpo de Domingo. El milagro, sin embargo, no terminó ahí. Las aguas del Ebro crecieron de forma anormal y los pozos de las casas de la judería comenzaron a desbordarse, revelando así la cabeza y los pies del niño. La ciudad entera pudo ver, según la tradición, que los responsables del crimen habían sido los judíos.

De la devoción popular a la controversia histórica

A raíz de esta historia, Domingo de Val fue santificado y se convirtió en el patrón de los infanticos. Sus restos fueron enterrados en la Seo de Zaragoza, donde se erigió una magnífica capilla en su honor. A día de hoy, su figura sigue presente en las tradiciones de la ciudad. Durante las Fiestas del Pilar, una carroza desfila en el Rosario de Cristal para rememorar la escena de su martirio, una muestra de la arraigada devoción que ha perdurado a lo largo de los siglos.

Sin embargo, la veracidad histórica de este relato ha sido objeto de debate. La primera mención escrita sobre el supuesto martirio no aparece hasta 1583, varios siglos después del supuesto crimen. Esto, sumado a las similitudes con otras historias que circularon por Europa sobre asesinatos rituales de niños a manos de judíos, pone en entredicho la autenticidad de los hechos. Tales relatos eran comunes en la Edad Media y, a menudo, eran el resultado del creciente antisemitismo.

Una "cabeza de turco" en el medievo

Las historias sobre asesinatos rituales, como la de Santo Dominguito de Val, eran con frecuencia utilizadas para justificar medidas represivas contra las comunidades judías. En algunos casos, servían de pretexto para imponer un mayor control sobre ellos o incluso para amurallar las juderías. Durante el medievo, era común que ante cualquier desgracia social o económica -plagas, sequías o crisis- se culpara a los judíos, que eran utilizados como “cabeza de turco” para canalizar el descontento de la población.

Así, aunque la historia de Santo Dominguito de Val forma parte de la tradición y la fe de los aragoneses, los estudios históricos señalan que es probable que se trate de un mito construido en un contexto de hostilidad hacia la comunidad judía. Este tipo de relatos, que abundaban en la Europa medieval, reflejan la mentalidad de una época en la que la necesidad de buscar un culpable para las desgracias impulsaba la creación de leyendas con un trasfondo de intolerancia y persecución religiosa. La devoción popular convive, en este caso, con la cautela de la investigación histórica.