Suecia

El hotel de hielo que quiere conectarse a la energía solar

Suecia cuenta desde hace 26 años con una estructura efímera hecha con 2.500 bloques de nieve y hielo donde alojarse los meses de invierno, disfrutar de un paseo en trineo o casarse. Ahora proponen ganarle la partida al deshielo primaveral con una ampliación de las instalaciones y el uso de paneles solares

Un alojamiento que se mece con las olas
Un alojamiento que se mece con las olaslarazon

Mientras en España los aficionados el esquí ven con desesperación cómo pasa la temporada sin nieve, en Suecia se puede volver a disfrutar un año más, y desde hace unas semanas, del hotel de hielo de Jukkasjarki. Una alternativa para quien pueda permitirse el viaje; alojarse en una de estas 19 frías habitaciones cuesta algo menos de 300 euros. Eso sí, prepárense para pasar la noche sin calefacción (que no existe por motivos evidentes), tapados hasta las cejas con unos sacos de dormir para no sentir los cinco grados de temperatura del entorno. Gozar de una noche cual verdadero esquimal no es la única propuesta del Icehotel, ya que su catálogo se completa con paseos en trineos tirados por perros, ver la aurora boreal o casarse disfrutando de un ambiente de película. Unas ofertas que atraen cada año a 50.000 visitantes y dan empleo a 200 artistas de todo el mundo, quienes esculpen durante unos meses las efímeras habitaciones de hielo.

El establecimiento se encuentra a 200 km del Círculo Polar Ártico y cada invierno, desde hace 26 años, se monta de manera temporal con una mezcla de nieve y hielo. Según datos de la empresa se utilizan nada menos que 2.500 bloques de hielo de dos toneladas cada una del cercano río Torne; el equivalente a 700 millones de bolas de nieve. Se construye en unos dos meses y está en funcionamiento hasta que llega la primavera.

Hacia el mes de abril, cuando el tiempo se caldea, el hotel de hielo desaparece hasta la próxima temporada. Sin embargo, el hotel quiere luchar contra la temporalidad de su experiencia helada y es por eso que ha decidido hacer una ampliación de su establecimiento habitual. El «icehotel» está compuesto por un edificio permanente y las llamadas «habitaciones calientes», que permanecen abiertas todo el año, y las suites de hielo. El equipo ha anunciado una nueva construcción de 1.200 m2, con 20 suites, zona de bar y galerías de arte y quieren alimentarlo con energía solar, aprovechando que durante unos 100 días al año disfrutan de un sol casi permanente. «El sol de medianoche ofrece condiciones únicas para la producción de electricidad a partir de energía solar, ya que nos permite generar durante toda la noche», afirma Jon Malmsten, asesor general de Solkompaniet. La idea es asegurar la experiencia bajo cero a los clientes durante todo el año.

Está previsto que este invento abra al público a finales de 2016. La empresa no ha revelado muchos más detalles de la instalación ni dónde se van a instalar dichos paneles (es de suponer que no irán encima de los iglús), sólo que las necesidades energéticas se cubrirán con ellos.

Otra curiosidad del Icehotel es que cosecha unas 5.000 toneladas de hielo del río cada año para proveer de materia prima a algunos de los bares de hielo que la compañía tiene desperdigados por todo el mundo. Concretamente «el de Londres y Estocolmo salen de aquí», explica su portavoz. Los bloques se recogen en primavera y se almacenan o bien para enviarse donde lo soliciten, bien se mantienen fríos, en teoría de forma natural durante el invierno. Mientras que las instalaciones construidas el año anterior se deshacen y vuelven a alimentar el cauce del río.

Las emisiones asociadas de todo este ir y venir del hielo y el estado en el que vuelve el mismo a su entorno natural es algo que se desconoce. El arquitecto Luis de Garrido, experto en construcción sostenible opina de forma tajante: «Los hoteles figuran entre los sectores más antiecológicos de la arquitectura. Y eso se debe a que exigen unos estándares de calidad y lujo que vienen de los años 50, cuando la idea de confort no tenía en cuenta la sostenibilidad. Los establecimientos más ecológicos son los de una estrella; a partir de la segunda aparecen requisitos como los metros mínimos de pasillo o la instalación de grifos por persona que no son compatibles con la arquitectura sostenible».

Invierno cálido

«Eco» o no, lo único cierto es que la experiencia de hielo a 200 km del Círculo Polar Ártico sirve para verificar la peculiar climatología de este invierno. Las elevadas temperaturas no sólo se han dejado sentir en el sur de Europa «Este año hemos tenido un tiempo muy suave también aquí, así que empezamos a construir un poco más tarde de lo habitual. Aunque esta semana la temperatura ya es bastante baja. Estamos a -21 grados», explica el portavoz del establecimiento hotelero.

Se podría pensar que no parece tan mala idea utilizar una materia prima tan abundante en el lugar que se construye, en este caso el hielo, sin embargo Garrido recuerda: «Ofrecer una experiencia de una noche en una habitación de hielo está lejos de ser cómodo. Es cierto que el hielo conserva muy bien el calor y que, mientras fuera las temperaturas son de hasta menos 40 grados, dentro de un iglú se puede mantener una temperatura de menos uno, pero se trata de arquitectura de supervivencia. Y eso está lejos de ser una solución modélica. El hielo como material de construcción no sirve porque se aleja de los parámetros de confort. La ciencia ha demostrado que una persona está a gusto en un ambiente con temperaturas entre 18 y 20 grados. Las mujeres incluso necesitan de media cuatro grados más. Todo lo que se aleja de estas medidas o bien es a base de energía o de renunciar a la comodidad».

¿Por qué no arena?

Si el buen tiempo le hace imaginarse con más claridad en la playa que en la montaña, no se preocupe que también hay alternativa. En Holanda se inauguraba recientemente otro sorprendente hotelito hecho de arena. Dormir aquí le puede salir por unos 150 euros. La única pega es que tendrá que esperar al próximo festival de castillos de arena que se celebra cada año entre septiembre y octubre en las ciudades de Oss y Sneek. En cuanto a la conveniencia medioambiental de esta efímera estructura poco se puede decir, entre otras cosas porque no se ha desvelado con qué se mantiene en pie el conglomerado de arena. «Si utilizan resinas, el daño es inevitable. Por otra parte, las leyes medioambientales priman el que se utilice elementos constructivos de los que se dispone en la zona, y en este sentido es cierto que Holanda tiene mucha arena...».