París

El placer de comer helados, un tentempié tan refrescante como saludable

Fuente de calcio, vitaminas y antioxidantes, los helados son una buena manera de completar la dieta cuando el calor acecha. Su amplia variedad de sabores, cada vez más exóticos, promete satisfacer a los paladares más dispares.

El placer de comer helados, un tentempié tan refrescante como saludable
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Fuente de calcio, vitaminas y antioxidantes, los helados son una buena manera de completar la dieta cuando el calor acecha. Su amplia variedad de sabores, cada vez más exóticos, promete satisfacer a los paladares más dispares.

Cuando llega el buen tiempo, es difícil no caer en la tentación de comer un dulce y refrescante helado. Lo que muchos no saben es que no tenemos porque resistirnos, ya que, consumidos con moderación, enriquecen la dieta. Su composición, a partir de agua, leche (u otro producto lácteo) y azúcar o edulcorante, es un buen complemento en la dieta diaria. Además, se suelen incluir otros ingredientes que le dan sabor, como chocolate, vainilla, nata o frutas. Y es que la carta de sabores y texturas es cada vez más extensa. En Estados Unidos, por ejemplo, los sabores que más se consumen son los de chocolate, fresa, tutti frutti, cookies n' cream, pistacho y vainilla.

Elaboración y tipologías de helados

Actualmente, el proceso de elaboración de los helados comienza sometiendo la mezcla de ingredientes a un proceso de pasteurización para destruir posibles microorganismos que afecten a la calidad del producto. Después se refrigera la mezcla, que es transportada a los tanques de maduración y, finalmente, se le adhiere aire, que proporciona esponjosidad y una textura suave al producto. Aunque este proceso siempre es el mismo, hay distintos tipos de postres helados. Mientras que en el helado de leche, menos del 10% del contenido es materia grasa o vegetal, el helado de crema contiene más del 10% en materia grasa o vegetal, además de una mayor cantidad de azúcar. El sorbete, por otro lado, se elabora con zumo de fruta y sin grasa láctea y el granizado es básicamente hielo desmenuzado al que se agrega zumo de fruta.

El aporte nutricional de los postres helados

Según la Asociación Española de Fabricantes de Helados (AEFH), los helados contienen cantidades significativas de diversos nutrientes, en especial los cremosos. Entre ellos encontramos:

- Calcio y proteínas: mejoran nuestra flora intestinal.

- Vitaminas: los helados tienen vitamina A (que contiene propiedades para luchar contra las infecciones y las enfermedades de los ojos), vitamina B2 (que previene y cura el reblandecimiento de los huesos) y vitamina B6 (antirraquítica).

- Calorías: partiendo de la base que un helado de crema tiene el doble de calorías que un helado de leche, el consumo de estos postres aporta sobre el 15% de calorías diarias recomendadas (en este punto, hay que tener en cuenta que el aporte calórico de los alimentos no es el único factor a valorar si queremos llevar una dieta sana). Además, un helado de crema supone el 50% del aporte energético en la comida del mediodía de un niño, el 20% en un adulto y el 40% en un anciano.

Según datos de la AEFH, en 2012 el sector del helado produjo 304 millones de litros de postres helados y exportó otros 37. El tejido industrial del sector está compuesto por unos 25 operadores (diez de ellos copan el 85% del mercado en valor y volumen) y en España el consumo de helados se concentra en primavera y verano.

Dos curiosidades

El primer dato histórico sobre el helado se remonta a alrededor del año 400 aC, cuando la realeza persa solía tomar un plato enfriado, algo así como un cruce entre un sorbete y un púdin de arroz. También parece ser que Alejandro Magno y el emperador romano Nerón enfriaban sus jugos de fruta con hielo o nieve que sus esclavos recogían en las montañas. Se considera que la primera heladería que existió fue el Café Procope, fundada en el siglo XVII en París por un siciliano.

Otro dato curioso es que la marca de helados Häagen Dazs, una de las más conocidas del mundo y presente en 50 países, no es de procedencia escandinava (aunque su nombre lo sugiera), sino neoyorquina.