Turismo

El pueblo de España con turismofobia: quiere cerrarse por completo al turismo

Esta afluencia masiva ha generado un profundo malestar entre los vecinos

Binibeca Vell
Binibeca Vellistock

Binibeca Vell, un pequeño pueblo de la isla de Menorca conocido como el "Mykonos español", se enfrenta a un problema cada vez más común en Europa: la masificación turística. Sus aguas cristalinas y su característico encanto mediterráneo han atraído a miles de visitantes, especialmente después de viralizarse en redes sociales. Sin embargo, esta afluencia masiva ha generado un profundo malestar entre los vecinos, que ahora proponen una medida drástica: cerrar el acceso al pueblo para preservar su tranquilidad.

Binibeca Vell
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Un turismo que desborda el pueblo

Los residentes denuncian que el turismo, que en 2024 podría superar el millón de visitantes, ha alterado por completo su día a día. La llegada masiva de turistas ha traído consigo problemas como la invasión de propiedades privadas, la acumulación de basura y la celebración de fiestas ruidosas. Aunque no están en contra del turismo, critican la falta de regulación y la pasividad de las autoridades locales, lo que les ha llevado a plantear la posibilidad de restringir por completo el acceso al pueblo.

El cierre, una medida polémica

El cierre total de Binibeca Vell al turismo podría solucionar los problemas de masificación, pero también tendría un impacto negativo en las aproximadamente 100 familias que dependen del turismo para su sustento. Por ello, algunos propietarios buscan alternativas que permitan conciliar la tranquilidad de los residentes con la actividad económica.

En otros destinos europeos ya se han aplicado medidas similares para combatir la saturación turística. En Cinque Terre (Italia), por ejemplo, se ha limitado el número de visitantes diarios, mientras que en Hallstatt (Austria) se ha restringido la entrada de autobuses.

El gobierno estudia soluciones

El gobierno de Baleares ha anunciado que analizará la propuesta de los vecinos, lo que ha generado opiniones divididas entre los propietarios. Mientras algunos defienden el cierre como única opción para preservar el estilo de vida del pueblo, otros buscan soluciones menos drásticas que permitan seguir recibiendo visitantes sin afectar la tranquilidad del lugar.

Por ahora, el futuro de Binibeca Vell sigue en el aire. La decisión que se tome en los próximos meses será clave para determinar si este enclave menorquín se convierte en otro ejemplo de turismofobia en Europa o si logra encontrar un punto intermedio que satisfaga a residentes y visitantes.