Psiquiatría

Mitos y realidades sobre el Trastorno Límite de la Personalidad

Por el Dr. José Luis Carrasco, Director Científico de la Unidad de Personalidad y Comportamiento del Complejo Hospitalario Ruber Juan Bravo analiza los mitos y realidades sobre el TLP

Mitos y realidades sobre el Trastorno Límite de la Personalidad
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El trastorno límite de la personalidad (TLP) es una afección mental por la cual una persona tiene patrones prolongados de emociones turbulentas o inestables. Estas experiencias interiores a menudo los llevan a tener acciones impulsivas y relaciones caóticas con otras personas. Pero... ¿Conocemos realmente lo que es el trastorno límite de personalidad -TLP-? ¿Sabemos cuáles son los síntomas que presentan estas personas? ¿Alguna vez te has parado a comprender el sufrimiento de personas que sufren el trastorno más allá de lo que se observa en su comportamiento?

MITO: No tiene tratamiento

Por supuesto que es un trastorno que tiene tratamiento y curación. De hecho, se dispone de muchos tratamientos que han mostrado su eficacia científicamente. Desde el tratamiento farmacológico hasta el rehabilitador, pasando por el psicológico.

El tratamiento farmacológico trata de disminuir algunos síntomas como la angustia y la impulsividad y mejorar el estado de ánimo.

El tratamiento psicológico trabaja sobre el manejo de síntomas, el trauma a través de la historia vital de los pacientes o la mejora en habilidades interpersonales. Se trabaja también a nivel familiar para mejorar las dinámicas y los conflictos y relaciones que pueda haber desde el apego y la afectividad. Con el fin de mejorar en autoconocimiento y autorregulación se trabaja también la identidad y el concepto de sí mismo.

MITO: Hay que poner límites

No sólo a los pacientes con TLP hay que ponerles límites. Todos los niños y adolescentes necesitan aprender a poner límites.

“Pero no podemos olvidar la diferencia entre límites y normas”, asegura Carrasco. “Los límites ayudan a crear nuestra identidad, nos ayudan a diferenciarnos, a protegernos y cuidarnos. Las normas muchas veces vienen impuestas por la sociedad, por la familia, por la escuela y son iguales para todos.”

MITO: No hacen cosas porque no quieren

La realidad es que el TLP es un trastorno y como tal implica una serie de dificultades para los pacientes que lo padecen. No es que no tengan voluntad o ganas No hacen o no avanzan porque no se sienten válidos, capaces o seguros. “No podemos negar el trastorno, tenemos que trabajar las dificultades y para ello es necesario identificarlas, ver de dónde vienen y dónde se aprendieron.” Aquí se debe trabajar con la imagen que cada uno tiene de sí mismo en relación a la capacidad y valía.

MITO: Es para toda la vida

Al igual que otras enfermedades no conforman nuestro ser, este trastorno mental tampoco. En el trastorno límite de personalidad tenemos que tener claro que no es una forma de ser sino un estado puntual. Estos pacientes no son TLP, sino que TIENEN TLP. Es importante esta diferencia porque implica y supone mucho en el tratamiento y en el avance y evolución del mismo.

MITO: Las personas con TLP se autolesionan para llamar la atención

Las personas con trastorno límite de personalidad se autolesionan como forma de autorregularse, de expresar sus emociones o incluso como forma de autocastigo. El sufrimiento interno que sienten les lleva a regularse de forma desadaptativa y dañina para ellos mismos. En muchas ocasiones con estas conductas buscan ayuda, comprensión y apoyo de sus seres más cercanos, eso no implica que quieran llamar la atención de una manera desmesurada como en muchas ocasiones se piensa.

MITO: Son personas peligrosas

Los rasgos impulsivos e incluso el hecho de que sientan emociones muy intensamente, pueden hacer pensar que son personas impredecibles y generar cierto desconcierto en el otro, pero esto está lejos de significar que son peligrosos. Esta intensidad emocional les hace más peligrosos para ellos mismos que para el resto. Han aprendido una forma de relacionarse, comportarse y autorregularse a través de su historia que puede resultar llamativa y sobre todo poco efectiva, ya que no han desarrollado recursos de autocontrol.

MITO: EL TLP es un cajón de sastre:

Si bien es cierto que comparte algunos síntomas con otros trastornos mentales como pueden ser los trastornos disociativos o trastornos relacionados con algún tipo de trauma e incluso con otros trastornos de personalidad, el TLP solo debe diagnosticarse cuando se cumplen los criterios diagnósticos y se ha hecho un buen diagnóstico diferencial a través de evaluaciones y estudios de personalidad completos.