
Verano famosos
Así es el destino favorito de Mario Casas y que casi nadie conoce
El gallego ha sido visto más de una vez por las empedradas calles de este municipio español

Si existe un rincón en España que sabe a "vacaciones", ese es, sin duda, Tenerife. Sus imponentes paisajes, sus litorales y sus pueblos con acento canario invitan a apagar el móvil… salvo para presumir en redes. Y no somos pocos los que hemos imaginado sentir la brisa atlántica como si fuera un descanso celestial. Tanto, que hasta el mismísimo Mario Casas ha sucumbido al encanto isleño. El gallego ha sido visto más de una vez por las empedradas calles de Garachico, en la costa norte.
Un vestigio histórico que ver
Garachico, joya de la comarca de Icod‑Daute‑Isla Baja, tiene sus raíces en el siglo XVI. Fue centro neurálgico de comercio insular, hasta que, en 1706, el volcán Trevejo decidió colocar un “candado” de lava en su antiguo puerto. Sin embargo, el pueblo supo reinventarse y hoy luce un casco histórico declarado Bien de Interés Cultural en 1994.
La ruta de día arranca frente al Convento de San Francisco (1526), custodiando la plaza de la Libertad con el porte de un señorito antiguo. A pocos pasos, la Casa de los Condes de la Gomera, más conocida como Casa de Piedra, presume aún de su fachada renacentista, pese a los 'abrazos' inclementes de la lava. La iglesia de Santa Ana, reconstruida con mimo tras el desastre, mantiene intactas dos imponentes fachadas pétreas que actúan como bastión frente al océano.
Avanzando, la plaza Juan González de la Torre rememora los bullicios mercantiles del siglo XVII; allí mismo, el coqueto parque de la Puerta de Tierra nos recuerda cómo antaño desembarcaba la vida isleña.
Castillos, piscinas y un final con sabor a sal
Ya en la orilla, el Castillo de San Miguel (1575) resurge tras siglos de incendios y restauraciones. Frente a sus murallas, las célebres piscinas naturales de El Caletón invitan a un chapuzón que -ojito- requiere estar atentos al oleaje. Y para el broche de oro, la Casa de los Marqueses de la Quinta Roja (siglo XVI) ofrece un patio rodeado de galerías de madera, testigo mudo de siglos de historias bajo el sol canario.
¿Playa o piscina?
- El Caletón: Aguas en calma… salvo cuando el Atlántico decide hacer de las suyas.
- La Caleta de Interián: Urbanita y concurrida en verano, con su hilera de coquetas plantas que amenizan la arena.
- Playa El Muelle: Con 60 metros de arena, servicios de socorrista y duchas, y la ventaja de contar con restaurantes a la vuelta de la esquina, porque nadie dijo que respetar la dieta en vacaciones fuera fácil.
Y así, entre callejones empedrados, retazos de historia y baños de mar, Garachico se presenta como un escenario repleto de sorpresas
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