Navidad
Olvídate de París y Nueva York: la casa más navideña del mundo está en un pueblo español
Miles de personas viajan hasta este luhar para ver un montaje que compite con los grandes espectáculos navideños del planeta

Hay noches de diciembre en Tenerife en las que, al tomar la curva de la carretera de El Boquerón, el paisaje habitual de fincas de plataneras queda en otro lado porque una vivienda irrumpe de golpe vestida de luces y muchos conductores reducen la marcha casi por instinto, miran hacia la derecha y descubren la casa más navideña de Canarias, un hogar de Valle de Guerra que este año alcanza las tres décadas de encendidos y se ha convertido en parada fija para quienes entienden la Navidad como un momento para salir al barrio, mezclarse con otras familias y dejarse sorprender por lo que alguien ha preparado con paciencia durante meses.
En ese mismo punto del municipio de San Cristóbal de La Laguna, 30 años atrás, la escena era muy distinta porque no había filas de coches ni grupos de curiosos en la acera y solo una familia probaba a colgar unas cuantas luces en la fachada para dar un aire distinto a las fiestas, un gesto tan sencillo que ni Lorenzo Barroso ni su padre imaginaban que aquel experimento terminaría marcando el calendario sentimental de buena parte del Valle, hasta el punto de que muchos vecinos sitúan mentalmente el comienzo de la Navidad en el momento exacto en que se pulsa el interruptor de esa vivienda.
Con el paso del tiempo, lo que empezó como un juego dejó de ser un simple adorno para convertirse en proyecto personal, porque Lorenzo fue añadiendo figuras, mejorando cables, sustituyendo bombillas y ampliando cada temporada el montaje hasta que la casa lagunera pasó de ser pequeña curiosidad comentada en la tienda del barrio a atraer visitantes de otros municipios que llegaban avisados por familiares, por redes sociales o por la simple imagen de una fachada capaz de transformar una noche cualquiera en un espectáculo de color visible desde varios metros antes de llegar a la puerta.
De unas pocas guirnaldas a un fenómeno popular
El inmueble, situado en el número 189 de la carretera de El Boquerón, luce un entramado de miles de bombillas led que envuelven tejado, balcones, puertas y jardín; un conjunto que en algunas campañas ha rondado las 80.000 unidades y que permite distinguir la silueta iluminada desde bastante distancia, algo que muchos conductores descubren casi por sorpresa antes de decidir frenar y aparcar para contemplar el resultado.
No se trata solo de tiras luminosas porque el montaje incorpora casitas de estilo invernal, muñecos con bufanda, renos, trineos, un Papá Noel de gran tamaño y un sinfín de detalles, de manera que los más pequeños juegan a encontrar figuras escondidas mientras los mayores buscan el mejor ángulo para la fotografía, ya sea frente a la puerta, junto a la chimenea decorada o en un rincón del jardín que cambia ligeramente cada año.
El día del encendido
La jornada del encendido se ha convertido en cita señalada para muchas familias que se organizan con antelación para llegar con tiempo y encontrar un buen lugar en la acera, porque en algunas ediciones se han reunido más de 2.000 personas alrededor de la vivienda, pendientes del momento en que Lorenzo da la señal y toda la instalación cobra vida de golpe en medio de un aplauso largo y de esos murmullos de sorpresa que se repiten cada vez que una novedad se suma al conjunto.
Ese primer día suele ir acompañado de actuaciones musicales, presentadores invitados y un pequeño programa preparado para que la visita no se limite a mirar la fachada, de manera que la zona se convierte durante unas horas en punto de encuentro al que acuden grupos de amigos, parejas jóvenes y abuelos con nietos que aprovechan la tarde para pasear por Valle de Guerra, tomar algo en bares cercanos y regresar a casa con la sensación de haber inaugurado de verdad el periodo navideño.
Un plan gratuito
La entrada al recinto es completamente gratuita y esa decisión se mantiene desde el origen, cuando la familia Barroso entendió que la gracia del proyecto consistía en compartir la ilusión, una idea que ha permitido que la casa más navideña de Canarias aparezca cada vez en más rutas de alumbrados de la isla, tanto en propuestas de medios locales como en recomendaciones que circulan por los móviles y entre conocidos que buscan planes distintos para las tardes de diciembre.
Meses de trabajo
Aunque el público ve únicamente el resultado terminado, detrás de la instalación hay meses de preparación que comienzan mucho antes del encendido, ya que Lorenzo planifica cada temporada durante el verano, revisa material, repara piezas, diseña figuras nuevas y aprovecha el otoño para colocar cables, programar secuencias y ajustar cada rincón, un proceso en el que participan familiares y amigos que él mismo define como su pequeño equipo de ayudantes.
En ese periodo previo, las redes sociales juegan un papel importante porque el propietario de la casa comparte avances, pequeñas pistas y alguna fotografía a medias que despiertan la curiosidad de quienes ya han estado otras veces, personas que siguen las publicaciones para intentar adivinar qué personajes se incorporarán al montaje o de qué forma cambiará la disposición respecto a años anteriores, algo que alimenta la incertidumbre y explica la cantidad de público que se congrega después ante la fachada.