Coronavirus
Un Plan B para casarse
Las parejas comprometidas buscan alternativas para celebrar sus enlaces ante las restricciones impuestas por la lucha frente al coronavirus
Los bercianos Isabel Domínguez y Manuel García planean darse el “sí, quiero” el próximo 6 de junio. Tras varios meses organizando su boda, la pandemia causada por el coronavirus Covid-19 se ha inmiscuido en sus planes de futuro y los mantiene a la expectativa de que las medidas impuestas por el Gobierno para frenar la propagación del virus se relajen y puedan llevar a cabo la ceremonia. Por si acaso, la pareja ya ha trazado un “plan B” con una nueva fecha en el horizonte, el 26 de septiembre. “Estoy organizando dos bodas”, explica Manu, que lamenta que el evento que pueda hacer en junio o en septiembre seguramente no será como le gustaría.
Él trabaja en una empresa berciana de climatización, ella es enfermera y está pasando el confinamiento en Madrid, lejos de su prometido y luchando contra la pandemia en primera línea del campo de batalla. “Yo soy más optimista, ella desde el primer minuto lo vio imposible”, explica Manu, que asegura que Isabel siente miedo de volver a Ponferrada y de convertirse en una eventual fuente de contagio. “Ella va a seguir allí, trabajando en la UCI hasta dentro de mucho, porque no sabemos cuando se va a acabar todo esto”, reconoce Manu, que asegura que su prometida aprovecha el tiempo dedicado a los preparativos de la boda para “distraerse y desconectar” tras ocho horas enfundada en el traje de protección.
Cuando vieron peligrar la celebración que tenían prevista en primer lugar, lo primero que hicieron Manu e Isabel fue llamar al restaurante para reservar nuevas fechas. “Mucha gente está trasladando al otoño las bodas que se iban a celebrar en los meses de marzo, abril y mayo”, explica Manu, que lamenta que algunos de los proveedores que tenía previsto contratar en junio, como un grupo de música, el fotógrafo o el hotel que debía acoger a los invitados ya no disponen de fechas libres en septiembre. “Es como organizar una boda desde cero otra vez y sin tener tampoco la garantía de que se vaya a celebrar en septiembre, porque igual dentro de un mes te cambia el pensamiento y te das cuenta de que en septiembre tampoco vas a poder”, lamenta.
De la misma manera, la pareja también ha perdido las reservas para la luna de miel que debía llevarlos a recorrer África tras convertirse en marido y mujer. “A día de hoy, esos vuelos no se reembolsan. No hay opción de cancelación o cambio”, asegura el berciano, que explica que las compañías sólo están atendiendo de momento las cancelaciones que ya han tenido lugar pero no aún las futuras. “Lo más prudente ahora es quedarse en casa, ya haremos la luna de miel dentro de un año o cuando se pueda. Para este año, visto el panorama, es inviable”, admite Manu, que no está dispuesto a correr el riesgo de tener que enfrentarse a esta pandemia lejos de casa. “Lo importante ya no es el tema económico, es que salgamos de ésta”, reconoce.
Temporada de otoño
La importancia de disponer de un plan de emergencia para este tipo de imprevistos es uno de los principales aspectos que destacan David Álvarez y Marco Mastropietro, del estudio fotográfico Factoria 182 de Ponferrada. Con experiencia en bodas nacionales e internacionales, estos dos profesionales de la imagen se han visto obligados a aplazar los eventos previstos para los meses de marzo y abril. “Las parejas con fechas en mayo y junio tienen miedo y preocupación porque no saben lo que va a pasar, aunque se acabe la cuarentena no saben si va a volver la normalidad”, explica Marco, que sitúa a Italia como el principal referente a la hora de “tener una idea de lo que puede venir”. "Hay parejas que quieren seguridad en su boda sea como sea y deciden cambiarla para el próximo año", añade.
“Nosotros siempre proponemos tener un plan B”, insiste Marco, que explica que la incertidumbre de no saber qué va a pasar con su boda genera mucha intranquilidad en la pareja. “Hay que tener la decisión clara un mes antes de la ceremonia, no puedes estar esperando hasta el último día porque la tensión es demasiado grande, hay que avisar a los invitados”, recuerda. En ese sentido, el fotógrafo suele ser el profesional que acompaña a la pareja a lo largo de toda la boda, desde la ceremonia, pasando por el banquete hasta llegar al fin de fiesta. “Nos preguntan qué opinamos de la situación y les recomendamos que vayan a fechas más atrasadas, como octubre o noviembre. También proponemos otras opciones, como que no descarten celebrar las bodas en viernes, algo que habitualmente suele ser más económico”, explica.
Al respecto, Marco explica que el estudio trata de “facilitar todo lo posible las diferentes alternativas”. “En el Bierzo hay un tiempo limitado para celebrar bodas, la época buena va de junio a septiembre y muchas parejas no quieren la temporada de otoño por miedo a un rebrote cuando vuelva el frío. No quieren celebrar una boda con miedo, quieren estar tranquilos y poder abrazar a cualquier persona”, explica el fotógrafo, que asegura que hay ceremonias que han pasado de 140 a 90 invitados confirmados por el miedo a la propagación de la pandemia.
En el ámbito profesional, Marco también lamenta la situación de “abandono” a la que se enfrentan los autónomos y profesionales ‘freelance’ que dependen de eventos puntuales cuyos negocios han sufrido los retrasos y cancelaciones provocados por el coronavirus. “No todos los autónomos somos iguales, habrá otros profesionales que pueden seguir trabajando desde casa, como gestorías, notarios, tiendas ‘online’, programadores o ‘influencers’”, explica el fotógrafo, que vé con buenos ojos la posibilidad de “aplazar o condonar los meses perdidos” a estos trabajadores. En ese sentido, advierte de que los propietarios de comercios son “los más perjudicados”. “Esto va a ser como la matanza del cerdo, hay quien lo mataba de un disparo y quien lo desangraba, y no sabes cuál es peor”, sentencia.
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