Coronavirus
Castilla y León honra a las víctimas de la Covid-19
El Jardin de los Zuloaga de Segovia acoge un emotivo acto de homenaje que da voz a los afectados por la pandemia con la presencia de todas las autoridades de la Comunidad
Castilla y León honra a lascerca de cuatro mil víctimas mortales oficiales del coronavirus en la Comunidad, con un emotivo y caluroso acto de homenaje en el Jardín de los Zuloaga de Segovia presidido por el jefe del Ejecutivo regional, Alfonso Fernández Mañueco, con la presencia de más de doscientas personas invitadas en representación de todas las autoridades y entidades de la Comunidad, y en el que también se ha querido dar voz a los afectados y poner de manifiesto el esfuerzo y dedicación de los profesionales que han combatido y siguen luchando en primera línea contra la pandemia, como es el caso de los sanitarios.
El ‘Adagio en sol menor’ de Albinoni interpretado por un cuarteto de la Orquesta Sinfónica de Castilla y León abría este intenso y emocionante acto antes de dar paso al himno de España. En el centro del escenario, una placa homenaje a las víctimas en la que se puede leer: “Hay huellas imborrables, vuestro testimonio de vida permanecerá siempre en nuestra memoria”, que se ubicará en un enclave “importante” aún por determinar del Edificio de Presidencia del Gobierno regional.
Tras este arranque musical, tomaba la palabra Eduardo Estévez, que perdió a sus padres en esta crisis sanitaria con tres días de diferencia, para recordar que la gente solo muere cuando la olvidan. “Si puedes recordarme, siempre estaré contigo”, señalaba este salmantino parafraseando a la escritora Isabel Allende para comunicar lo que, en su opinión, sienten todos los familiares de los fallecidos.
“No os olvidaremos porque habéis dejado huella, porque tanto habéis amado y porque tanto habéis sido queridos”, apuntaba Estévez, mientras recordaba a las 3.793 víctimas mortales de la pandemia en la comunidad, de quienes decía que no son un simple número. “Mis padres se dejaron la piel por esta tierra, como tantos otros. En Salamanca construyeron una familia y una empresa, y nunca dejaron de creer durante su camino. Dieron ejemplo. Ellos siempre estuvieron ahí, se sacrificaron y no nos dejaron caer. Se fueron, pero antes ya habían cumplido. El trabajo, la honradez, la austeridad y la humildad que caracterizan a las gentes de esta tierra fueron sus pilares y la mejor enseñanza que mi hermano Manuel y yo recibimos de ellos. Seguiremos adelante porque queda mucho por hacer y porque es lo que a ellos les hubiera gustado”, subrayaba durante su emotiva e intensa intervención en la que llamaba a los familiares de las víctimas a afrontar el dolor “desde la esperanza y desde el recuerdo”.
También llamaba a aprender de los errores y no bajar la guardia contra el virus para que no haya más perdidas”.
“Intentemos ser felices en vida, intentemos hacer felices a los que están a nuestro alrededor, hacer la vida más fácil mientras estemos juntos en este mundo, antes de que sea demasiado tarde”, decía.
Unidad de esfuerzos
A continuación, era el turno de Eva Ferreira,médico internista del Hospital de Segovia, quien ha representado a los profesionales sanitarios, también homenajeados en este acto. Ferreira destacaba la cooperación, la “unidad de esfuerzos” y “el remar juntos en la misma dirección” de los sanitarios durante los peores momentos de la pandemia. ”Pero las historias de héroes habitualmente acaban bien y debajo de los uniformes hay personas”, apuntaba esta profesional, en referencia a los fallecidos durante la crisis sanitaria, quien considera que han dejado “huecos insustituibles” en las familias. A pesar del sufrimiento vivido, la doctora ponía en valor que quedarán “grabadas en el corazón” las miradas de confianza, los gestos de compañía y la palabra ‘gracias’, tantas veces repetida.
El tercer y último testimonio de la ceremonia era el del jefe de servicio de material movilidad de la Guardia Civil, que antaño fuera responsable de la comandancia de la Guardia Civil en Segovia, Fernando Gil Llorente. Con la voz entrecortada, hablaba en nombre de las casi 27.000 personas que han superado la enfermedad en Castilla y León, y sus primeras palabras fueron para “recordar a cuantos no pudieron superarlo”, que “han dejado un vacío difícil de llenar”. En su alocución aseguraba que en estos meses ha aprendido a valorar la vida como nunca, sus pequeñas cosas, “como el frescor al morder una manzana”. “La vida -continuaba- me ha dado una segunda oportunidad y quiero aprovecharla”. Y tras destacar el esfuerzo e implicación de los profesionales que han estado en primera línea de batalla contra la Covid-19, advertía de que el virus “aún está aquí, entre nosotros” y apelaba a la responsabilidad de cada uno para vencerlo y no volver a caer en lo vivido.
“Los que lo padecimos sabemos que no podemos olvidarlo como si solo hubiera sido un mal sueño. La vigilancia, cautela y responsabilidad de todos son imprescindibles. Cada imprudencia la sufren muchos, la sufrimos todos. Nos debe unir la voluntad de conseguir que el dolor vivido no se repita. Con responsabilidad y compromiso lo lograremos”, sentenciaba.
Ofrenda floral
Tras el turno de palabras y con el acompañamiento musical de la orquesta de fondo, se llevaba a cabo una ofrenda floral en la que diversas autoridades depositaban una cala blanca (nombre de la flor) en frente de una placa conmemorativa acompañado de un familiar de una víctima. El presidente de la Junta de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco; el delegado del Gobierno en Castilla y León, Javier Izquierdo; el presidente de las Cortes regionales, Luis Fuentes; la alcaldesa de Segovia, Clara Luquero; y el presidente de la Diputación de Segovia, Miguel Ángel de Vicente, eran algunas de las autoridades que participaban en esta ofrenda acompañados de otros tantos familiares de víctimas mortales del coronavirus como Sara Doce, de León; Manuel Estévez Gudino, de Salamanca; y un joven menor nieto de Francisco de Paula, de Ávila, fallecido durante la pandemia.
El acto finalizaba con la lectura de los versos de ‘Eclesiastés’, un poema del escritor abulense Premio Cervantes José Jiménez Lozano, recientemente fallecido, y un escrupuloso minuto de silencio seguido de una atronadora ovación.
“¡Oh! ¿Y yo no estaré ya / para cuando florezcan? / La tierra que me cubra / ¿no dará rosas? / ¿Sólo hay olvido, ni niebla de memoria / bajo las hierbas rústicas? / ¿En qué blasón antiguo / habéis visto ennoblecido el heno? / Hoy, está en su verdor / y mañana / lo arrojarán al horno. / Pero sabed que fui, / que viví y he existido. / Ni mi nombre os importe: / podéis pisar el césped, / recostaros”, reza este poema.
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