Rutas otoñales: Desde tierras maragatas hasta una gran fortaleza templaria

Desde la zona maragata por excelencia, Astorga, hasta la templaria Ponferrada, nos adentramos en esta cita semanal por las rutas otoñales por Castilla y León por tierras leonesas. Grandiosos montes e ingentes valles nos esperan y sorprenden tanto a los visitantes como a los miles de peregrinos que atraviesan estos lares en busca de paz y sosiego. Mucho y rico patrimonio que se aúna con una gastronomía que no dejará a nadie indiferente, con dos de los productos únicos que solo aquí se pueden degustar: el cocido maragato y el codillo. Y si se endulza con hojaldres y el chocolate astorgano, la visita será más que inolvidable.

Arrancamos en Astorga, punto de encuentro entre el Camino Francés y la Vía de la Plata. Uno no puede dejar de asombrarse de dos tesoros patrimoniales que esconde esta pequeña localidad leonesa. Por un lado, su monumental catedral, que conjuga varios estilos que van desde el barroco, pasando por el gótico y el renacentista. Y es que más de 200 años se tardaron en su construcción. Y justo al lado, una de las joyas más visitadas, el Palacio modernista Episcopal, obra del catalán Antonio Gaudí. Dos visitas más imprescindibles aquí, los vestigios romanos en sus murallas y, para los más golosos, el Museo del Chocolate.

Desviándonos un pelín de nuestra ruta, podemos acercarnos hasta Castrillo de los Polvazares, localidad centenaria y con encanto y donde degustar el auténtico cocido maragato. Ese que se come al revés, empezando por la carne y finalizando con la sopa. Un manjar de dioses y especial para los días con más frío.

Nuestro periplo nos anima a atravesar pueblos como Murias de Rechivaldo, Santa Cataliza de Somoza, El Ganso, Rabanal del Camino, para adentrarnos en una zona montañosa de bosques y prados hasta escalar Foncebadón, donde nos espera la Cruz del Ferro. Nuestra siguiente parada es Manjarín, pueblo abandonado que contó en su época con un hospital de peregrinos. Hoy solo nos quedan restos y un cementerio.

El primer pueblo habitado de El Bierzo es Acebo, donde su Fuente de la Trucha es muy apreciada por los peregrinos, sobre todo en días calurosos, para refrescarse. Cerca de aquí se halla Compludo, donde es digna de visitar su ferrería medieval.

A través de castañares y amplios valles llegamos a uno de los pueblos más bellos de la provincia leonesa, Molinaseca, donde destaca el Santuario de Nuestra Señora de la Quinta Angustia, del siglo XVIII. Y pasando Campo llegamos hasta el final de nuestro destino, Ponferrada.

La capital del Bierzo se abre al viajero con un monumento imponente como es su castillo templario, declarado Monumento Nacional desde el año 1924, destaca con su entrada principal con un antiguo puente levadizo y sus murallas. Pero si visitamos la ciudad uno puede dejar de visitar la Torre del Reloj o la Basílica de Nuestra Señora de la Encina, guardiana de la patrona local. Y si es por museos, varios de interés, el del Bierzo, que nos hace un recorrido por la historia de la comarca; el de la Radio “Luis del Olmo” o el del Ferrocarril. Y cerca de Ponferrada, si hay tiempo y fuerzas, muy recomendable el monasterios de Santo Tomás de las Ollas.

Y no podemos dejar este viaje, sin llenar el buche, con dos platos imprescindibles, el botillo y la cecina. Buen viaje y buen provecho.