Agricultura

Los truficultores afrontan una campaña “poco brillante”, salvada en su producción por las “grandes plantaciones”

El precio de la trufa en feria podría alcanzar los 1.000 euros, alrededor de un 30% más que el pasado año

Ejemplar trufa
Ejemplar trufaConcha Ortega

La campaña de la trufa negra es, hasta la fecha, “mala y poco brillante” salvo en aquellas plantaciones dotadas con riego automático que han podido mantener la producción. Así lo indica el presidente de truficultores de Soria, José Manuel Pérez, que estima que la producción en Soria se ha visto reducida a la mitad con respecto a 2022, año en el que alcanzó las cinco toneladas.

Precisa que los grandes truficultores de Castilla y León han podido mantener la producción en España, ya que sólo se ha reducido alrededor de un 75 por ciento. Sin embargo aquellos que riegan a mano han visto mermar la cosecha entre un 25 y un 30 por ciento respecto al año pasado y para aquellos que han cultivado en secano y no han regado la producción es nula.

Pérez indica que los truficultores “han sujetado” la campaña por los recursos artificiales que han proporcionado a la tierra y que “no tiene el campo”, pero si las estaciones no vuelven a tener sus características propias la truficultura “se verá afectada”.

Asimismo, recuerda que en toda la provincia de Soria es “rarísimo” el monte que tenga alguna trufa silvestre, y agregó que esta escasez afecta a todos las zonas productores de trufa de España, a excepción de lugares de la franja mediterránea donde cayó la gota fría en verano. “La campaña de trufa silvestre está a cero, por la combinación de la sequía y las altas temperaturas”, apostilla.

En este aspecto, recuerda que durante el pasado mes de diciembre se registraron entre 10 y 12 grados de temperaturas máximas en las zonas productoras sorianas, algo “desastroso” para la producción de trufa que necesita de temperaturas frías o heladas para su maduración. “Cuando la temperatura es tan alta se necesita más agua en la tierra para su producción. Aunque ha llovido las temperaturas han sido propias del mes de octubre y no de diciembre”, recalca.

Los pequeños y medianos truficultores que tienen un riego “más rústico” afrontan la campaña con dificultades, frente a los truficultores grandes que la salvan, a pesar de que no es tan brillante como el pasado año.

Respecto al precio de la trufa, a pesar de que ha aumentado con respecto al año pasado, no lo ha hecho tanto como se preveía, ya que se presumía que podría duplicarse. En este sentido, el truficultor señala a Ical que esto obedece a que la producción se ha logrado mantener, por un lado, y, por otro, a que el consumidor cuando sube mucho su precio no la consume.

En fábrica, la trufa cuesta entre 400 y 500 euros el kilo, frente a 300 euros del pasado año y en ferias el hongo podría alcanzar los 1.000 euros, con lo que el precio ha aumentado entre un 25 y un 30 por ciento, según apunta Pérez.

Respecto a conseguir una marca de garantía de la trufa negra de Soria, el presidente confirma que existe interés en tenerla, y alude a que si no cuentan con el apoyo de la Diputación provincial de Soria lo harán por su propia cuenta.

Algunos truficultores que han comenzado a cultivar en los últimos años están a la expectativa al rebajarse la producción por motivos climáticos, sin embargo, considera que cuando las producciones sean las esperadas el sector apoyará la iniciativa de contar con una marca propia.

“Creo que podemos llegar más lejos. Si queremos un sector fuerte tenemos que invertir no sólo en plantar sino también en comercializar . Es necesario contar con ayudas no sólo de la Diputación sino de todas las instituciones. Ahora negociamos con la Junta cómo relanzar el producto para convertirlo, aún más, en un atractivo turístico”, reflexiona.

El Decreto 21/2017 de Micología de la Junta de Castilla y León establece el periodo de recolección para la trufa negra de invierno entre el 1 de diciembre y el 15 de marzo, mientras que en plantación finalizará el 31 de marzo. Aunque las trufas tienen un ciclo de desarrollo más largo, es durante ese periodo cuando las trufas maduran organolépticamente generando más de cien compuestos aromáticos que configuran su particular y apreciado aroma.