
Cultura
Ni el Alcázar de Segovia, ni el de Loarre: Este es el Castillo más romántico de España
Su belleza, su entorno natural, su discreta localización y su aura melancólica lo han convertido en uno de los secretos mejor guardados de nuestro país

España es tierra de castillos. Su importancia durante la Edad Media hizo que se impulsaran este tipo de fortalezas, ante la necesidad de defensa que necesitaban sus vecinos ante los continuos ataques que recibían desde otros pueblos. Las fortalezas medievales se convirtieron en majestuosas edificaciones para evitar esos ataques. Pero en esta ocasión nos vamos a centrar en esos castillos de final de la Edad Media, el siglo XV, y es que es de esa época la fortaleza más romántica de nuestro país, y frente a los que algunos piensan no es ni el Alcázar segoviano, ni el oscense de Loarre, es uno de un pequeño pueblo que enamora a toda aquel que lo visita por su gran belleza, su entorno natural, su discreta localización y su aura melancólica, lo que le han convertido en uno de los secretos mejor guardados de España.
Los castillos del siglo XV españoles son un conjunto de fortificaciones que reflejan el poder de la nobleza y las nuevas necesidades de la época, con ejemplos notables como el Castillo de Manzanares el Real (1475) y el Castillo de Belmonte (siglo XV). Estos castillos a menudo combinaban características defensivas con lujosos elementos residenciales y de prestigio, marcando la transición entre el estilo gótico y el Renacimiento.
Estas fortificaciones fueron construidos por la nobleza para simbolizar poder y autoridad sobre sus territorios, tras las concesiones de Juan II y Enrique IV. Además a menudo usan ladrillo, con torres de diferentes formas (cuadradas o cilíndricas) y galerías de influencia renacentista.
Los castillos son el resto más glorioso de nuestro pasado histórico. Omnipresentes en el paisaje, singulares en su emplazamiento, nos muestran las imponentes fortificaciones que hicieron respetables los señoríos castellanos. Demuestran la grandeza de sus ciudades y la vitalidad de estos pueblos. Surgen como torres defensivas a partir del siglo VIII y su construcción se prolonga hasta el siglo XV, fecha en que los castillos comienzan a perder su función original.
Estos edificios fueron fortalezas, máquinas de guerra con un claro valor estratégico que ejercían labores de vigilancia, protección y defensa frente al acecho del enemigo. Los señores medievales los construyeron para morar en su interior y parece curioso que todavía se mantengan en pie estas imponentes fortificaciones que vigilan desde lo alto de los cerros y que fueron el mejor símbolo del poder de la época. Desde sus almenas se ha escrito la historia de los pueblos, y sus piedras centenarias recuerdan un tiempo en que los territorios que hoy pisamos eran los dueños del mundo.
Castillo de Mombeltrán
Pues el considerado como el más romántico de nuestro país es el Castillo de Mombeltrán, también denominado “Castillo de los Duques de Alburquerque”, que está rodeado de un paisaje de singular belleza, en la Sierra abulense de Gredos. En 1461, fue donado por el rey Enrique IV a su favorito don Beltrán de la Cueva, antepasado del actual propietario y poseedor también del castillo de Cuéllar. Fue erigido por Beltrán de la Cueva, primer duque de Alburquerque, sobre el último aterrazamiento de la sierra, en una posición estratégica que domina todo el barranco.
Se trata de uno de los castillos más originales de Ávila y de España dado que sus formas no son del todo convencionales y que se encuentra enclavado en un entorno de extrema hermosura. Un monumento imponente dentro de un paraje excepcional de la Sierra de Gredos, según destaca la web del Ayuntamiento de Mombeltrán.
Se encuentra emplazado en un cerro visible de las afueras de la localidad. Su localización era estratégica, ya que dominada todo el conocido Barranco de las Cinco Villas. Si se observa la inmensidad de escudos heráldicos que dominan el monumento, podemos deducir que esta gran obra se hizo con el esfuerzo de D. Beltrán, aprovechando los restos de un castillo anterior en ruinas. A través de los siglos, este castillo ha estado siempre ligado a la familia de Alburquerque, y aún lo sigue siendo en la actualidad.
Exteriormente muestra detalles de fortaleza militar y traza defensiva, a la par que se pueden observar rasgos de residencia señorial de lujo. Al monumento se puede acceder a través de una portada renacentista que sustituyó a un antiguo foso y puente levadizo en el momento en el que el segundo Duque de Alburquerque decidió emplazar en este castillo su residencia.
Se trata de un edificio de grandes dimensiones, con forma cuadrada y con torres redondeadas en las esquinas, con una torre del homenaje de gran tamaño. El castillo está formado por dos recintos cuadrados rodeados de una gran barbacana. Cabe destacar, asimismo, los restos del antiguo patio de armas, que, aún hoy, se conservan aunque no en muy buen estado.
En la actualidad se encuentra en un buen grado de conservación exterior, teniendo toda la fachada completa. En el interior el visitante se puede encontrar con interesantes restos de muros, escaleras y columnas.
El Castillo de Mombeltrán es, por tanto, un monumento defensivo y residencial muy bien conservado y emplazado en un lugar excepcional de la Sierra de Gredos, que, a pesar de que en la actualidad está sin uso, sigue siendo propiedad particular, como históricamente, de los duques de Alburquerque. Como todos los castillos españoles, se encuentra protegido desde el 22 de abril de 1949 con la figura de Bien de Interés Cultural, siendo su actual propietario Juan Miguel Osorio y Bertrán de Lis.
Otros atractivos de Mombeltrán
Pero la localidad abulense de Mombeltrán no es solo su castillo, su presencia en la Sierra de Gredos le hace contar con un impresionante entorno natural, pero también cuenta con numerosos atractivos patrimoniales, entre los que destacan:
Iglesia parroquial de San Juan Bautista
La iglesia parroquial de San Juan Bautista fue construida entre los siglos XIV y XV, es de estilo gótico y fue declarada bien de interés cultural en 1982. Posee el mayor retablo de estilo churrigueresco del siglo XVIII dedicado al santo titular, con pinturas de Salvatore Galvani en 1798.
Destaca en su interior la capilla de San Andrés, en la que aparecen dos retablos, uno dedicado al titular y otro a la Virgen de la Paz. Otra capilla en el lado opuesto alberga a la patrona de la villa, Nuestra Señora de la Puebla, y custodia las imágenes de san Roque y san José. Otras piezas de interés son una imagen de la Virgen de las Angustias, obra de Gregorio Fernández, una tabla italiana del siglo XVI representando a la Virgen con el niño junto a ella o las rejas de la capilla gótica o la de la capilla mayor, atribuida a los hermanos Ramírez, según señala Wikipedia.
Hospital de San Andrés
Otro de los monumentos de la villa es el Hospital de San Andrés, fundado en 1517 por Ruy García Manso y Vivanco, prior de la santa iglesia de Ávila, para que fuera alivio de pobres y caminantes y consta de tres plantas. Su patio, que aún conserva el enlosado primitivo, se reedificó en 1797, por dirección de Alfonso Regalado Rodríguez, maestro arquitecto, con obra de ladrillo buena y originalmente dispuesta.
Su pórtico es de estilo renacentista Cisneros, no muy posterior a la fundación y en su hornacina hubo una pintura de san Andrés. En su interior podemos observar un arco isabelino. Fue declarado bien de interés cultural el 9 de enero de 1976.
Parque y ermita de Nuestra Señora de la Soledad
Junto al castillo se construyó en los años cincuenta un parque donde los vecinos y visitantes pudieran descansar y disfrutar de los aromas de las distintas plantas que crecen, y que hoy es lugar de las principales atracciones musicales en las fiestas de verano. En el centro del parque se encuentra la ermita de Nuestra Señora de la Soledad, que cobra especial relevancia en los días previos a la Semana Santa donde la semana anterior a las citadas fiestas se celebra su novena.
Cruz del rollo
La Cruz del Rollo está situada en una de las entradas del pueblo. Este rollo es el símbolo de la justicia en la villa medieval que se instaló cuando Mombeltrán obtuvo el título de villazgo en 1393. Está situado en la antigua entrada principal al municipio que arrancaba de la calzada romana. Su ubicación es estratégica, ya que no se podía divisar desde el castillo, para que no se vieran a los ajusticiados.
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