Comité de las regiones

Castilla y León presiona a Bruselas para que tenga en cuenta la despoblación en el reparto de fondos europeos

La vicepresidenta Isabel Blanco apela también a la necesidad de un "cambio gradual y ordenado" que garantice la competitividad y el empleo en el sector del automóvil

Isabel Blanco durante la constitución del octavo mandato del Comité de las Regiones
Isabel Blanco durante la constitución del octavo mandato del Comité de las RegionesIcalIcal

La vicepresidenta de la Junta y consejera de Familia e Igualdad de Oportunidades, Isabel Blanco, ha participado este miércoles en el pleno inaugural del octavo mandato del Comité de las Regiones, donde ha hablado del automóvil, de fondos europeos o de la despoblación

De hecho, durante una de su intervenciones ha pedido a Bruselas a que los nuevos presupuestos de la Unión Europea tengan en cuenta las particularidades de cada región y, en el caso de la Comunidad, el factor “despoblación, entre otras cosas porque el coste que supone prestar servicios en un territorio tan disperso, envejecido y despoblado "es mucho mayor".

La también consejera de Familia e Igualdad de Oportunidades ponía en valor la importancia de llevar a Bruselas la voz de la comunidad para que se escuchen sus inquietudes que pasan también por el futuro de la automoción, motor económico de Castilla y León.

Al respecto, Blanco defendía un “cambio gradual y ordenado” que garantice la competitividad y el empleo en el sector del automóvil. Una petición que trasladará mañana al comisario europeo de Transportes, Apostolos Tzitzikostas, que Castilla y León quiere tener “voz” en los fondos de competitividad, sobre todo por lo que pueden beneficiar al sector del automóvil.

“El 20 por ciento de la producción nacional es de Castilla y León. Supone el 15 por ciento del producto interior bruto de nuestra Comunidad y da empleo a más de 35.000 personas”, decía la vicepresidenta, mientras reivindicaba un mecanismo europeo específico que apoye una “transición justa, equitativa y satisfactoria” para las regiones, a través del establecimiento de unas líneas presupuestarias adicionales en los distintos fondos y programas europeos para estimular la demanda.

En este sentido, Isabel Blanco apostaba por una transición verde “ordenada” en “un escenario en el que han subido los costes de la energía y en el que las materias primas escasean” y, sobre todo, por” la incertidumbre que se traslada últimamente con los aranceles, que pueden afectar notablemente a la competitividad del sector automovilístico”.

“Por eso es necesario trasladar que tiene que haber una transición ordenada, una transición ajustada en el tiempo a las necesidades de los consumidores pero también ajustadas a las necesidades del propio sector. No se puede perder competitividad”, insistía.

En esta línea, Eapelaba a la ncesidad de que los fondos europeos se destinen para evitar “perder empleo” y adaptarse poco a poco a los coches eléctricos “de manera continua.

Para la vicepresidenta, aunque el vehículo eléctrico es una oportunidad y un factor definitivo para alcanzar los objetivos del cambio, no es el único, ya que no va a llegar a todos a la misma velocidad, como ocurre con los vehículos pesados. Por ello, considera necesario contemplar otras medidas alternativas en la progresiva eliminación de los combustibles fósiles.

"Castilla y León está preparada para afrontar el cambio", decía, si bien apuntaba que este debe llevarse a cabo a través de una colaboración constante y profunda, en una clara apuesta por el diálogo social, seña de identidad de la comunidad. "Ningún territorio quede apartado del proceso y, a la vez, se garantice que Europa sea un sector automovilístico mundial, por lo que hay que apostar de manera potente por la innovación y que el cambio sea flexible y adaptable, lo cual sólo puede lograrse a través de un enfoque de abajo hacia arriba", apuntaba Blanco.

En este contexto, aseguraba que el apoyo financiero se antoja fundamental, y que este debe adaptarse a las necesidades concretas tanto de las regiones como de las empresas, sobre todo las pequeñas y medianas, "que son las que más sufren las consecuencias de la transición".