Educación

ChatGPT en la educación: ¿herramienta democratizadora o riesgo de privatización?

Se destaca su potencial para generar contenidos, resolver problemas en tiempo real y fomentar la autonomía estudiantil

Los ordenadores están cada vez más presentes en las aulas de Secudaria y con ellos los chatbots de IA como Gemini o ChatGPT
Los ordenadores están cada vez más presentes en las aulas de Secudaria y con ellos los chatbots de IA como Gemini o ChatGPTDifoosion

¿Puede ChatGPT contribuir a una educación más justa, democrática y transformadora?. Esta es la pregunta que se plantean tres investigadores —entre ellos el profesor Enrique Javier Díez Gutiérrez, de la Universidad de León (ULe)— en un estudio publicado recientemente en la revista 'REICE. Revista Iberoamericana sobre Calidad, Eficacia y Cambio en Educación'.

El artículo al que ha tenido acceso EFE, fruto de una revisión sistemática de la literatura (RSL) entre 2023 y 2025, analiza 53 publicaciones científicas sobre el uso de la inteligencia artificial generativa en el ámbito educativo.

Los autores —Jarquín Ramírez (UNAM), Alonso Martínez (Universitat de Barcelona) y Díez Gutiérrez (ULe)— identifican dos grandes corrientes en el debate académico: el tecnooptimismo modernizador y el enfoque crítico que alerta sobre los riesgos de exclusión, mercantilización y pérdida de autonomía educativa.

Según el estudio, la visión tecnooptimista considera que herramientas como ChatGPT pueden mejorar la eficacia docente, personalizar el aprendizaje y ampliar el acceso a sectores históricamente marginados.

Se destaca su potencial para generar contenidos, resolver problemas en tiempo real y fomentar la autonomía estudiantil. Esta perspectiva apuesta por capacitar a docentes y estudiantes en el uso ético y crítico de la IA, y plantea que su integración puede impulsar una reforma educativa de gran calado.

Sin embargo, los autores advierten de que esa narrativa dominante oculta riesgos importantes.

Ojo con el fomento del plagio

El enfoque crítico señala que la incorporación de ChatGPT puede fomentar el plagio, reducir la creatividad y generar información inexacta.

Además, se cuestiona la neutralidad de los algoritmos, que tienden a reproducir sesgos sociales, y se alerta sobre la concentración del poder en manos de grandes corporaciones tecnológicas, lo que podría profundizar la privatización de la educación.

El estudio también pone el foco en las implicaciones epistemológicas y políticas del uso de IA en las aulas. Se advierte que estas tecnologías pueden reforzar modelos coloniales de conocimiento, limitar la interacción humana en el proceso educativo y convertir los centros escolares en espacios de extracción de datos con fines comerciales.

"La tecnología en manos del capital tiene como fin la valorización, no la justicia social", afirman los investigadores.

Una IA generativa que podría agravar las desigualdades

En sus conclusiones, el equipo señala que, aunque la IA generativa puede mejorar ciertos aspectos del sistema educativo, su uso actual —controlado por intereses privados— no garantiza una transformación hacia una educación más equitativa.

De hecho, podría agravar las desigualdades existentes, especialmente en contextos del sur global donde el acceso a la tecnología es limitado.

El profesor Díez Gutiérrez, conocido por su trayectoria en defensa de la educación pública, aporta al estudio una mirada crítica desde la pedagogía social. Su participación refuerza el sello leonés de esta investigación, que se inscribe en el debate internacional sobre el papel de la tecnología en la educación.

Los autores concluyen que es necesario abrir un debate más amplio sobre el uso de la IA en los sistemas educativos, que incluya no solo la eficiencia y los resultados, sino también los efectos sociales, políticos y ecológicos de su implementación.

La tecnología no es neutra

"La tecnología no es neutra, y su impacto en la educación dependerá de las condiciones sociales y políticas en las que se desarrolle", precisan.

Este trabajo académico invita a reflexionar sobre el futuro de la educación en la era digital y plantea una pregunta clave: ¿quién diseña el mundo que llega a nuestras aulas?