Historia
El emblemático monasterio en un remanso de paz y con una atracción única al lado de Madrid
Se encuentra ubicado en tierras abulenses, en El Tiemblo, y frente a los Toros de Guisando
Se encuentra en un entorno espectacular. Lejos de la civilización, en un remanso de paz y naturaleza. Y al lado de unas esculturas únicas en el mundo. Estamos ante uno de los primeros monasterios fundados en la Península Ibérica, de la mano de la orden de los Jerónimos, remontándose su origen al año de 1375.
El lugar no puede ser más idílico y en una lugar aislado a la falda de una montaña. Allí nos encontramos con el Monasterio de San Jerónimo de Guisando, dentro del municipio del Tiemblo, y junto con unas de las atracciones milenarias de la zona como son los Toros de Guisando.
A lo largo de su historia, por él han deambulado distintos reyes como Juan I o Felipe II o figuras emblemáticas como Santa Teresa de Jesús o el Duque de Alba, Fernando Álvarez de Toledo.
Su origen es a finales del siglo XIV, cuando se dice que unos ermitaños italianos habitaban unas cercanas covachas para años después decidirse a construir un monasterio. Desde su primera piedra fue habitado por frailes Jerónimos hasta que en la desamortización fue pasando a manos privadas, uno de sus propietarios fue un nieto de Goya, que lo utilizaron como casa palacio.
En el año 1546 el monasterio sufrió un incendio que destruyó la iglesia y eso hizo, que de la mano de Diego López Pacheco, promoviera la construcción del claustro de novicios en estilo renacentista, construyendo también la ermita de San Miguel, en las inmediaciones.
En el siglo XVI se reconstruye la iglesia y hasta el siglo XVIII el monasterio pasa por su periodo de mayor esplendor, pero en el siglo XIX otro nuevo incendio acaba con la la iglesia y buena parte del claustro de novicios antes de la desamortización y pasar a manos privadas. Pero a finales del siglo XX, concretamente en el año 1979 sufrió un nuevo incendio. A partir de entonces se han realizado varias actuaciones de consolidación de las ruinas y conservación de los jardines y actualmente se pueden visitar la iglesia, el claustro, los jardines románticos y la ermita de San Miguel, siendo declarado "Paraje Pintoresco" el 5 de febrero de 1954 y también es Bien de Interés Cultural, junto con los Toros de Guisando.
Sobresale el claustro, con sendos pisos de arcos rebajados que junto a la capilla gótica es lo único que se conserva. Pero lo mejor es el lugar donde se encuentra ubicado. Un paraje natural donde abunda el silencio y la paz. Y con el aura de la historia a su alrededor.
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