Cultura

El monumental monasterio donde fue enterrado el hijo de los Reyes Católicos

Está considerado como una de las grandes joyas de la ciudad de Ávila

Claustro del Noviciado del Monasterio de Santo Tomás
Claustro del Noviciado del Monasterio de Santo TomásMonasterio de Santo Tomás

Castilla y León puede presumir de muchos bienes patrimoniales. Auténticas joyas artísticas y monumentales que atraen año tras año a miles de personas a conocer estos lugares. Nuestros pasos nos conducen a tierras abulenses, a uno de los monasterios considerados como una auténtica joya y que, además, esconde un verdadero tesoro, nada más y nada menos que el sepulcro donde llegaron a yacer los restos del príncipe Juan, el hijo de los Reyes Católicos, Isabel y Fernando, que fallecía con apenas 19 años, y con mucha leyenda en torno a dicha muerte.

Sepulcro del Príncipe Juan
Sepulcro del Príncipe JuanMonasterio de Santo Tomás

Murió pues, antes de llegar al trono e Isabel, quiso dejar en su testamento un sarcófado de mármol para su hijo. Una obra realizada por Domenico Fancelli y esculpida en Génova y posteriormente trasladada a la iglesia del monasterio. El príncipe, vestido de guerrero, reposa con actitud serena, Los pliegues del manto son de una gran perfección y a los pies se puede leer una inscripción que recuerda las cualidades del príncipe. Todo el sepulcro está adornado con alegorías y santos, aunque varios de los relieves fueron mutilados durante la Guerra de la Independencia en 1809, que profanaron también los restos del Príncipe Juan, y que a día de hoy se desconoce donde pueden estar.

 

Pero volviendo al Monasterio, se trata de un edificio de estilo gótico, fundado en 1480 por el tesorero de los Reyes Católicos, Hernán Núñez. Dos años después comenzaron las obras. Llegó a ser empleado como tribunal de la Inquisición, casa de estudio y posteriormente universidad y sus estancias albergaron los últimos años de fray Tomás de Torquemada.

Interior de la iglesia del Monasterio
Interior de la iglesia del MonasterioMonasterio de Santo Tomás

Estamos ante un edificio de gran tamaño y que cuenta con tres claustros diferentes, el Noviciado, el del Silencio y el de los Reyes. En la fachada de la iglesia nos encontramos con diez estatuas, realizas por Gil de Siloé y Diego de la Cruz y en su mitad se puede contemplar un gran rosetón que da luz al coro y a la iglesia. No falta tampoco el escudo de los Reyes Católicos sostenido por un águila.

La nave principal es inmensa con 53 metros de largo y consta de ocho capillas con esculturas que flanquean distintos sepulcros. La obra más importante de la iglesia, junto con ele sepulcro, es el retablo mayor, obra de Pedro Berruguete y cuenta con un coro de gran tamaño, con 45 sillas en la parte superior y 34 en la inferior, dispùestas en forma de letra U con las dos sillas más cercanas al altar para el uso de los Reyes Católicos.

El retablo fue empezado en 1494, un año después del final de la construcción del monasterio. Diecinueve pinturas están colocadas en esta obra de 21 metros de alto. Está estructurado en tres partes, que contienen cinco grandes tablas relativas a diversos episodios de la vida del Santo domingo Tomás de Aquino. Y en la predela podemos ver de izquierda a derecha: San Esteban, San Agustín, San Juan evangelista, San Mateo, San Jerónimo y San Sebastián.

En cuanto a los tres claustros, el del Noviciado, es el más sobrio, de estilo toscano. El del Silencio o de los Difuntos, es el lugar donde se enterraba a los frailes y el de los Reyes, que dispone e 40 arcos.

Desde el año 1931 es Monumento Nacional y el palacio alberga un Museo de Arte oriental y otro de Ciencias Naturales.