Cultura

Estos son los monumentos templarios más impresionantes de España

La orden se convirtió en una de las fuerzas militares cristianas más poderosas durante la Edad Media

Decenas de turistas en el castillo templario de Ponferrada
Turistas se agolpan a las puertas del castillo templario de PonferradaCésar Sánchez/Ical

España es reconocida por su riqueza patrimonial. Y mucho tiene que ver los pueblos, los caballeros y los nobles que se asentaron en ella. Una de las órdenes más renocidas en la Edad Media fueron los Caballeros Templarios, que dada su importancia construyeron una serie de fortalezas que han llegado hasta nuestros días y que son de una indudable belleza.

La Orden de los Pobres Compañeros de Cristo del Templo de Salomón, también llamada la Orden del Templo, cuyos miembros son conocidos como Caballeros Templarios, fue una de las órdenes monásticas militares católicas más poderosas de la Edad Media.

Se mantuvo activa durante algo menos de dos siglos. Fue fundada en 1118 por nueve caballeros franceses liderados por Hugo de Payns tras la primera cruzada. Su propósito original era proteger las vidas de los cristianos que peregrinaban a Jerusalén tras su conquista (principalmente desde la ciudad portuaria de Jaffa).

La orden fue reconocida por el patriarca latino de Jerusalén Garmond de Picquigny, que le impuso como regla la de los canónigos agustinos del Santo Sepulcro. Esta regla, dentro del contexto templario, es conocida como Regla latina.

Aprobada oficialmente por la Iglesia católica en 1129, durante el Concilio de Troyes, la Orden del Templo creció rápidamente en tamaño y poder. Los caballeros templarios tenían como distintivo un manto blanco con una cruz ancorada roja sobre él.

En España, en la Corona de Aragón la orden comienza su implantación en la zona oriental de la península ibérica en la década de 1130. En 1131, el conde de Barcelona, Ramón Berenguer III, pide ingresar en la orden. En 1134, el testamento de Alfonso I de Aragón cede su reino a los templarios, junto a otras órdenes, como los hospitalarios o la del Santo Sepulcro.

Ramón Berenguer IV, conde de Barcelona y príncipe de Aragón, pronto alcanzaría un acuerdo con los templarios para que colaboraran en la Reconquista: la concordia de Gerona, en 1143. Por ella recibieron los castillos de Monzón, Mongay, Chalamera, Barberá, Remolins y Corbins, junto con la Orden militar de Belchite de Lope Sanz.

Como en toda Europa, la orden se enriqueció con numerosas donaciones de padres que no podían dar un título nobiliario más que al hijo mayor, y buscaban cargos eclesiásticos, militares, cortesanos o en órdenes religiosas.

En 1148, por su colaboración en las conquistas del sur del Patrimonio del Casal de Aragón, los templarios recibieron tierras en Tortosa y en Lérida. Tras una resistencia que se prolongaría hasta 1153, cayeron las últimas plazas de la región y los templarios recibieron Miravet, en una estratégica situación sobre el río Ebro.

 

Tras la derrota de Muret, que supuso la pérdida del imperio transpirenaico aragonés, los templarios se convirtieron en custodios de Jaime I el Conquistador. Los templarios se mantuvieron fieles al rey Pedro III de Aragón, permaneciendo a su lado durante la excomunión que sufrió a raíz de su lucha en Italia contra los angevinos de Francia.

Finalmente, se asentaron en Aragón gracias a la absorción de la Orden del Santo Redentor, de Teruel, en 1196, que a su vez se había beneficiado de la disolución de la Orden de Monte Gaudio en 1188.

Por su parte, en la Corona de Castilla, los Caballeros Templarios ayudaron a repoblar zonas conquistadas por los cristianos, creando asentamientos en los que edificaban ermitas bajo la advocación de mártires cristianos, como es el caso de Hervás, población del Señorío de Béjar.

 

Ante la invasión almohade, los templarios lucharon en el ejército cristiano, que venció en la batalla de Las Navas de Tolosa (1212), junto a los ejércitos de Alfonso VIII de Castilla, Sancho VII de Navarra y Pedro II de Aragón. En 1265, colaboraron en la conquista de Murcia, que se había levantado en armas. En recompensa, recibieron Jerez de los Caballeros, Fregenal de la Sierra, el castillo de Murcia y Caravaca.

Su presencia en España hizo que durante su asentamiento impulsarán increíbles fortalezas que son algunos de los castillos más visitados en la actualidad. Entre ellos destacan:

- Castillo de Ponferrada (León): Está considerado como el más notable del noroeste de España.Sus orígenes prehistóricos lo relacionan con un asentamiento durante la primera Edad del Hierro. Su privilegiada situación lo convirtió en un recinto amurallado con diferentes dependencias en su interior. Un total de 8.000 metros cuadrados conforman los restos históricos de este impresionante Castillo.

Cuando en 1178 Ponferrada pasa a depender de la Orden del Temple por donación de los reyes leoneses, los templarios se encuentran una pequeña fortaleza que fue en su origen castro y posteriormente ciudadela romana. Ellos la amplían y mejoran como defensa del Camino deSantiago,estando acabada en 1282. El Castillo que hoy se puede visitar es el resultado de una larga serie de ampliaciones.

 

Las reformas y añadidos van desde la primera cerca de la planta cuadrada de principios del siglo XII, hasta las últimas zonas construidas a finales del siglo XV y principios del XVI. Posteriores incorporaciones, como las caballerizas en 1848, y las numerosas reformas llevadas a cabo desde principios del siglo XX, han contribuido a la complejidad del conjunto, tal y como se conoce hoy en día.

Los escudos y blasones de quienes lo ocuparon y contribuyeron en su construcción son prueba de sus diferentes etapas. Cuenta con la declaración de Monumento Nacional Histórico Artístico desde 1924.

Es uno de los monumentos más visitados de Castilla y León, y el horario de visitas es:

- DEL 1 Noviembre al 28 Febrero: De Martes a Domingo de 10 a 14 y de 16 a 18 horas.

- Iglesia de laVera Cruz de Segovia: Es un templo católico situado en el barrio de San Marcos de la capital segoviana. Está situada al norte de la ciudad, muy cerca del convento de San Juan de la Cruz, en la ladera que asciende hasta Zamarramala, localidad de la que fue, durante siglos, iglesia parroquial.

Es una singular edificación de estilo románico declarada Monumento nacional en 1919. Consta de una nave con planta dodecagonal que circunda a un pequeño templete (edículo) central de dos plantas, a la cual se le añadieron los ábsides y la torre. Es uno de los templos de este estilo mejor conservados de Europa.

La construcción de este templo ha sido tradicionalmente atribuida a los Templarios, pero actualmente se cree que fue la Orden del Santo Sepulcro de Jerusalén la que realizó su construcción y que dependió, como encomienda, de la colegiata de Toro (Zamora).

 

En 1216 el papa Honorio III concedió como reliquia una trozo de la cruz de Cristo, el lignum crucis, al templo. Dicha reliquia se llevó en 1692 a la nueva iglesia parroquial de Zamarramala donde aún se conserva.

En el año 1531 y como resultado de la unificación de la Orden del Santo Sepulcro con la Orden de San Juan de Jerusalén pasó a depender de la Soberana Orden Militar y Hospitalaria de San Juan de Jerusalén, de Rodas y de Malta.

Al edificio original se le añadió un ábside que en la actualidad se utiliza como sacristía, posteriormente se le añadió la torre, que en un primer momento estuvo separada del templo, y más tarde los tres ábsides que conforman la cabecera de la iglesia actual.

En 1692, cuando se levantó la iglesia parroquial en la localidad, dejó de ser parroquia de Zamarramala pasando a estar bajo la titularidad de la Virgen de la Paz, cuya imagen, de estilo románico y realizada en piedra, preside uno de los ábsides.

En 1836, por la desamortización de Mendizábal, fue intervenida por el estado y salió a subasta pasando a ser usada como pajar. Recuperada para el culto a principios del siglo XX, fue declarada Monumento Nacional por Real Orden del 4 de junio de 1919. El 31 de mayo de 1951 volvió a tomar posesión de ella la Orden Militar y Hospitalaria de San Juan de Jerusalén, de Rodas y de Malta, que se encarga de su conservación y custodia.

En la actualidad se puede visitar: De miércoles a domingo de 10.30 a 13.30 h y de 16.00 a 18.00 h.

Precios:

General: 2,50 euros

Reducida:1,25 euros

Entrada gratuita: miércoles de 15.00 a 17.00 h.

- La Iglesia de San Juan, en Castrojeriz (Burgos): Se trata de un templo católico de la localidad burgalesa de Castrojeriz. La iglesia de salón columnaria cuenta con tres naves y tres ábsides, pilares redondos y bóvedas nervadas. A los pies hay una torre, del siglo XIV, y un claustro románico, tosco, hermoseado por una cubierta mudéjar, de artesón y tirantes, toda pintada con adornos y escudos de castillos, leones y bandas.

 

El 29 de junio de 1990 fue declarada Bien de Interés Cultural, con categoría de monumento.

- Castillo de Monzón (Huesca): La fortaleza oscense fue un antiguo bastión musulmán. Desde el año 1143 fue sede de la principal encomienda templaria de la Corona de Aragón y en él se educó siendo niño Jaime I el Conquistador.

 

Acumula una torre musulmana, capilla y dependecias románicas, galerías subterráneas y defensas artilleras. Su interior alberga un centro de interpretación dedicado al Temple que te introducirá en el fascinante mundo de los monjes-guerreros de esta orden militar.

- Castillo de Peñíscola (Castellón): La fortaleza también llamada Castillo del Papa Luna, está emplazado en la zona más elevada del peñón que domina el municipio de Peñíscola, alcanzando una altura de 64 metros sobre el nivel del mar. Su perímetro es de unos 230 metros y tiene una altura media de 20 metros. Los Templarios construyeron esta obra románica sobre restos de la antigua alcazaba árabe entre 1294 y 1307.

 

Pedro Martínez de Luna y Pérez de Gotor que fue nombrado Papa por la obediencia de Aviñón con el nombre de Benedicto XIII de Aviñón, el llamado Papa Luna, convirtió el castillo en su sede pontificia en el largo litigio sobre su legitimidad. La tenaz lucha que mantuvo el Papa Luna contra sus enemigos sirvió para que surgiera la frase popular de "mantenerse en sus trece" en referencia a la negativa de Benedicto XIII de renunciar a su posición de papa.