Patrimonio
La maravilla renacentista, alegoría de la vida y la muerte, que fascina al mundo desde la ciudad de los almirantes
Considerada como la "Capilla Sixtina de Castilla" destaca por su belleza y la calidad de todo su conjunto
Castilla y León es un museo y un gozo para los sentidos. Una comunidad con una historia milenaria forjada a lo largo de los siglos desde los antiguos reinos de Castilla y de León y de su importancia en la construcción de lo que hoy es España, que cuenta con un patrimonio único que sigue asombrando al mundo desde sus ciudades o pueblos, incluso hasta el más pequeño.
Y es que no hay municipio -y eso que hay 2.248 municipios en esta tierra, la más extensa de España y de las que más en Europa-, que no cuente con algún bien patrimonial de relevancia, ya sea una catedral, un monasterio, una ermita, una pequeña iglesia románica, gótica, renacentista o de cualquier otro estilo, un palacio o un castillo de interés cultural e histórico que merezca una visita.
Por ejemplo, hace no mucho, en estas mismas líneas de LA RAZÓN, hacíamos referencia a una joya del Renacimiento español: el retablo mayor de la iglesia parroquial de Santiago Apóstol de la localidad segoviana de Anaya, del siglo XVI y con clara estética renacentista, pero, sobre todo, de un alto valor artístico.
O también otra joya de especial relevancia como la iglesia parroquial de San Pedro, en la localidad burgalesa de Miñón, y su espectacular portada románica en la que sobresalen doce misteriosos medallones que se encuentran esculpidos en la primera arquivolta del arco y que representan a los signos del zodiaco o eso parece, ya que los que mejor se aprecian son los de leo, virgo y sagitario, aunque también se relacionan estos medallones con los bestiarios fantásticos tan habituales del románico que dan prueba de ello otras portadas como las de Soto de Bureba y Almendres , también en tierras burgalesas.
Joyas patrimoniales que asombran al mundo desde pequeños municipios, como es la que queremos desde este periódico acercar este sábado en pleno "Puente" de la Constitución y la Inmaculada Concepción, por si alguien está dudando o no sabe donde escapar este fin de semana largo.
En este caso nos vamos a desplazar hasta la provincia de Valladolid, y en más en concreto hasta Medina de Rioseco, conocida como la ciudad de los almirantes por su pasado comercial y que presume también de su Semana Santa, declarada de Interés Turístico Internacional.
Un municipio regado por el Canal de Castilla también que puede presumir, y de hecho lo hace, de contar con otra joya patrimonial que quita el sentido, y que se ubica en el interior de la Iglesia de Santa María de la Asunción, una de las "catedrales" más desconocidas de España, declarada Bien de Interés Cultural desde el año 1931, casi un siglo, conocida también como la Iglesia de los Mediavilla.
Su estilo es gótico pero ya propio del Renacimiento, en la que sobresale junto a sus pies el bautisterio y la sacristía, del siglo XVII, La cabecera de esta iglesia está ocupada por el retablo mayor renacentista, un hito del Románico castellano, y, a ambos lados, dos capillas espectaculares: la de Palacios, y la que muchos consideran como "la Capilla Sixtina de Castilla": la capilla de la Concepción, también conocida como Capilla de los Benavente, del siglo XVI.
Una joya construida por Juan del Corral en el siglo XVI, y en la que sobresalen sus esculturas de yeso policromado con copiosa decoración a base de santos, cintas, monstruos, niños y diferentes caprichos que culminan en la parte superior, de Jerónimo del Corral así como el retablo de madera policromada de Juan de Juni. Toda una alegoría de la vida y la muerte.
Se llama así por su fundador, Don Álvaro Alonso de Benavente, y aunque su construcción arrancó en el año 1544 se llevó a cabo por algunos de los mejores artistas del momento. Bajo la capilla está la cripta pudridero y, al lado una sacristía. Destaca la reja renacentista o verja en hierro forjado del gran maestro Francisco Martínez.
La cúpula cuenta con numerosos nervios que no se cruzan en el centro, formando tres grupos: los personajes del Antiguo Testamento, como Moisés, Job, Eliseo, Isaías, Jonás, Salomón o David en la parte exterior; diversas representaciones astrológicas, tales como Júpiter, Venus, Mercurio, Marte o Saturno, más en el interior; y entre ambas zonas, unos medallones con ángeles portadores de los instrumentos de la Pasión.
Igualmente, destacan las virtudes de la fe, la justicia, la templanza, la caridad, la prudencia, la fortaleza o la bondad que se representan por encima de los mencionados personajes del Antiguo Testamento entre las que se intercalan otros medallones con los escudos de la familia Benavente. Por último, cabe señalar la relevancia de unas cabezas aladas de querubines rodeando el octógono central decorado con estrellas sobre fondo azul.
El retablo de la cabecera está presidido por la Inmaculada Concepción, y en el ático dos ángeles coronan a María, en torno a la que se organizan diversos relieves dedicados a su genealogía y vida.
Una joya que hay que visitar y conocer en el algún momento de la vida, que asombra al mundo por su belleza y que no deja indiferente a nadie quien haya estado en su interior.
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