Historia
¿De dónde procede la expresión "defensa numantina"?
Surge a partir de un hito histórico en tierras actualmente sorianas
Muchos aficionados al fútbol saben de que se está hablando cuando nos referimos a la "defensa numantina". Ello se refiere al ingente esfuerzo que está haciendo uno de los dos contrincantes para evitar que su portería encaje un gol, aunque dicha expresión también es muy utilizada en el día a día. ¿Pero de dónde surge esta expresión? Pues nos debemos remontarnos hasta 155 años antes de Cristo. Concretamente en tierras hispanas por entonces, sorianas en la actualidad.
Allí se ubicaba Numancia (y sus restos perduran aún hoy), antigua ciudad celtíbera, ubicada en Garray, y a unos siete kilómetros de la capital soriana.
Tras veinte años de guerras intermitentes, desde el año 153 antes de Cristo hasta el año 133, el imperio romano era incapaz de vencer la resistencia heroica de este enclaves, a pesar de los continuos ataques. Roma estaba al límite hasta que finalmente el Senado se decantó por la solución más óptima: mandar allá a su más afamado soldado, Publio Cornelio Escipión, que comandaría el ejército para ponerlo a los pies del Imperio.
Pero no lo hizo solo, sino que se llevó ni más ni menos que 60.000 soldados, a los que entrenó sin distracción alguna para hacerse con el lugar. Fueron expulsados todos los mercaderes, rameras y adivinos que viajaban con ellos. En el año 134 antes de Cristo se ponían a los pies de Numancia, con un plan inicial de tomar la ciudad por bloqueo. Para ello mandó construir varios campamentos y un sólido vallado de cuatro kilómetros de longitud alrededor de las murallas y con un amplio foso. Hoy todavía se conservan restos de aquellos campamentos romanos.
De esta manera se sitiaba a la población, incluidas provisiones y agua. Sólo había que esperar. Pero sus habitantes no desesperaron e hicieron varios intentos por romper el frente en busca de apoyos, pero fueron traicionados por ciudades “amigas”, que no querían represalias de los romanos contra ellos.
Quince largos meses de asedio, donde la peste y hambruna fueron el día a día de los sitiados que cayeron, prefiriendo suicidarse e incendiando sus propias casas y la ciudad antes de caer en manos de los romanos. Cuando el ejército de Escipión entró en lo que había sido Numancia sólo se encontró cadáveres y algún que otro superviviente que fueron llevados a Roma como botín de guerra. Incluso, algunos historiadores señalan que hubo casos de canibalismo entre sus habitantes.
La actitud de la resistencia numantina impresionó tanto a Roma que varios escritores de época como Plinio o Floro, la ensalzaron. Muy recomendable la novela “Numancia” de José Luis Corral, para vivir los últimos días de este pueblo celtíbero y también el gran Miguel de Cervantes dramatizó el hecho histórico con “El cerco de Numancia”. Como homenaje a esa gesta el equipo de la ciudad, que llegó a militar en su día en Primera División, es conocido como el Numancia.
El yacimiento fue declarado Monumento Nacional en 1882 y desde hace varios años se trabaja para que Numancia sea declarado Patrimonio Mundial de la Unesco.
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