Diez días de espera para tener cita con el médico de cabecera

En el CAP Roger de Flor, en la derecha del Eixample de Barcelona, ayer, no daban cita con el médico de cabecera hasta dentro de once días. En el CAP Vila de Gràcia-Cibeles, la situación no era mucho mejor, hay que esperar nueve días para ver al doctor, siempre y cuando no sea una urgencia. En ambos casos, el ciudadano está lejos de acceder en 48 horas a su médico de cabecera, el tiempo de espera límite que establece la ley. Pero en vez de prometer que cumplirá con los plazos de espera, el departamento de Salut ha anunciado que opta por ajustarse a la realidad y junto a los nuevos presupuestos presentará un nuevo decreto de accesibilidad que asegura visita con el médico de cabecera en 72 horas.

La consellera de Salut, Alba Vergès, defendió ayer la medida en la presentación de los presupuestos de su departamento a los grupos parlamentarios. El nuevo decreto de accesibilidad va acompañado de 20 millones, y además de contemplar que las personas que pidan una visita con su médico de cabecera sean atendidas en 72 horas, promete reducir las listas de espera para una intervención quirúrgica. El tiempo medio de espera en Cataluña es de 146 días, un mes más que la media española. Vergès promete reducir de 180 a 90 días, el plazo para operarse de unas cataratas, una prótesis de cadera o de rodilla. También no esperar más de 180 días para una reconstrucción de mama, una reconstrucción de colostomía o de urostomía.

Salut se lleva el 27% de los presupuestos de la Generalitat, la partida más generosa, 9.789 millones de euros en total. Pero pese a que la consellera presume de ofrecer los números más altos de la última década, el gasto en salud sigue estando por debajo de 2010, el año que marca un antes y un después para la sanidad catalana. Ese año marcó un antes y un después: treinta años después de que el Gobierno transfiriera la gestión de la sanidad a la Generalitat, por primera vez, el presupuesto se reducía. Y los recortes se mantuvieron durante años.

Una de las críticas que más repitió la oposición es que la comparación con 2010 no se aguanta. Entonces, el presupuesto sanitario fue de 9.883 millones de euros, 1.332 euros por persona –en Suecia, el gasto sanitario per cápita es de 4.227 euros; en Francia, 3.956, y en el País Vasco, 1.710–. Pero no se aguanta, sobre todo, porque en 2010 había 7,4 millones de catalanes y hoy hay 7,6 millones, porque la población es más diversa, está más envejecida y ha aumentado la actividad de la atención primaria y hospitalaria un 24%. También la actividad de urgencias un 12%, entre 2015 y 2019. Además, se calcula que el número de pacientes complejos aumentará un 25% y las visitas en los ambulatorios, un 11,6%.

El mayor incremento del presupuesto es para los profesionales (639,8 millones de euros más). «Necesitamos más profesionales para afrontar nuevos desafíos», aseguró Vergès. El presupuesto para la atención primaria, donde se ficharán 1.400 profesionales, será de 1.568 millones de euros.

El PSC alertó de que el presupuesto nace con déficit porque el gasto ejecutado en 2019 fue superior. También de que la esperanza de vida entre ricos y pobres ha crecido en esta década diez años. Mientras la consellera se escudaba en que el déficit crónico de la sanidad catalana tiene origen en el sistema de financiación autonomico, el PP le emplazó a ir a Madrid a hablar de recursos y no de amnistía.

Metges de Catalunya ve insuficiente fichar a 1.400 médicos nuevos en los CAP

El sindicato Metges de Catalunya (MC), mayoritario entre los médicos de la tención primaria, levantó ayer la voz para avisar de que considera «insuficiente» el incremento del presupuesto sanitario aprobado por el Govern, porque a su entender no permite recuperar los niveles de gasto del ejercicio 2010 previo a los recortes.

A través de un comunicado lamentó que la inversión sanitaria global, de 9.789 millones, esté «aún 86 millones por debajo de hace una década», cuando el presupuesto de Salud fue de 9.875 millones y Cataluña tenía cerca de 200.000 habitantes menos y una esperanza de vida inferior, un dato que se relaciones con menos atención a enfermedades crónicas.

Por ello, lanzó un mensaje a la clase política para que negocien las cuentas antes de dar el visto bueno final. Creen indispensable que en la tramitación parlamentaria de los presupuestos se mejore la financiación de la red pública de salud para «dar respuesta a los nuevos requerimientos del sistema», una población más envejecida, más diversa y vulnerable.