Guardia Urbana
Crimen de la Guardia Urbana: Peral niega ser la autora y apunta al otro acusado
Asegura que en la noche de los hechos vio a López con “sangre en la cara y un hacha”
La principal acusada del «crimen de la Guardia Urbana», Rosa Peral, declaró ayer en el correspondiente juicio durante varias horas. Esquiva y segura, señaló que en la noche del crimen, 1 de mayo de 2017, Albert López, en ese momento su amante (aunque ayer lo negó), saltó la valla de su casa a las 2 de la madrugada visiblemente alterado.
Sin titubeos, incriminó como autor del asesinato de la entonces su pareja y víctima, Pedro Rodríguez (también miembro del mismo cuerpo) al otro acusado, López.
Fue la penúltima sesión del juicio con declaraciones, y hoy toca la del otro acusado. A través de sus abogados, siempre ha acusado a Peral de ser la autora del crimen, un constante cruce de acusaciones que ha durado todo el juicio.
En el domicilio donde supuestamente vivían Peral y la víctima, Rodríguez llegó de madrugada, tras unos meses tormentos de este especie de triángulo amoroso. Tras separarse de su marido, Rubén C., Peral presuntamente inició una relación sentimental con López. No obstante, la acusada le calificó de persona «violenta, no era normal».
Se refirió así a los centenares de llamadas al móvil que intercambiaron en los meses anteriores al crimen. El fiscal se encargó de señalar que, a su juicio, más de 500 llamadas en apenas 30 días «quizá son demasiadas para no ser algo más que amigos», teniendo en cuenta, además, que la cifra no fue muy diferente con anterioridad y posterioridad. También hubo una gran cantidad de mails, que fueron eliminados en parte.
Volviendo a la noche del crimen, la del 1 al de mayo. El domicilio de Peral tiene dos plantas. Siempre según la declaración de la acusada, ese mismo día López la llamó en diversas ocasiones, con la esperanza de que él se pensara que estaba durmiendo. «Me puse muy nerviosa, y no cogía el sueño, aunque estaba todo en silencio», relató. En algún momento incluso sollozó, aunque siempre con la mirada distante, y se presentó durante toda la declaración como una víctima, sobre todo de López, al que culpó de todos los hechos.
Tras los numerosos mensajes y llamadas que le hizo López esa noche, Peral dijo que vio como el acusado saltaba de madrugada su valla de dos metros. «Estaba nerviosa y me escondí en el piso de arriba, y cerré las persianas, tal como le vi llegar no parecía una persona normal, estaba muy alterado».
Siguió con su relato, y contó que desde el piso de arriba «oí golpes». Añadió que escuchó a López gritarle «baja y limpia», sin especificar el qué. Al final parece ser que era la mochila que había traído el acusado.
Peral dijo que López «tenía la cara con sangre, y llevaba un hacha». «No pudo pedir auxilio porque él llevaba una pistola, y ante ello no te puedes defender», dijo, antes de añadir que no suministró ningún tipo de medicación para conciliar el sueño de Rodríguez.
A partir de ese momento, fue cuando se dirigieron hacia las cercanías del pantano de Foix. Es el sitio en el que apareció el coche de Rodríguez, con su cadáver calcinado en el maletero.
Tras la declaración de hoy de López, solo quedarán las conclusiones e informes finales, la próxima semana. Peral se enfrenta a 25 años de cárcel, y el acusado, a 24.
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