Salud

La pandemia pospone 100.000 intervenciones quirúrgicas en Cataluña

El Govern pide el estado de alarma para decretar el toque de queda. La transmisión desbocada, 5.403 positivos en un día, amenaza con empujar a los hospitales a desprogramar operaciones y alargar aún más las listas de espera

Una pareja sentada en la Plaza de la Virreina en Barcelona
Una pareja sentada en la Plaza de la Virreina en BarcelonaDavid ZorrakinoEuropa Press

«Vienen semanas duras. Muy duras». Lo advirtió ayer la consellera de Salut, Alba Vergés, horas antes de que el Govern se reuniera de manera excepcional para solicitar formalmente la declaración del estado de alarma descentralizado con mando único en Cataluña. Esta fórmula permitirá declarar el toque de queda con el objetivo de evitar fiestas y encuentros sociales nocturnos, uno de los principales focos de transmisión. Las restricciones actuales, como cerrar bares y restaurantes durante quince días, se están mostrando insuficientes si las personas no ponen de su parte y cierran filas con un personal sanitario que empieza a estar extenuado. La nueva medida del toque de queda no implica que se vayan a relajar las medidas para la hostelería y se le permita, por ejemplo, abrir de día. La consellera de Salut, de ERC, es partidaria de esperar al viernes que viene, antes de dar un paso y analizar el impacto de las restricciones en las estadísticas. En cambio, el conseller de Interior, Miquel Sàmper, de la facción de Junts per Catalunya, puso sobre la mesa relajar las medidas para bares y restaurantes de día a cambio de un confinamiento nocturno.

El Govern solicita un estado de alarma descentralizado para mantener competencias y poder tomar las decisiones

Las unidades de cuidados intensivos catalanas están ya al 83%. Cuatro de cada diez pacientes son enfermos de una sola patología: COVID-19. Ayer ingresaron 14 personas más en la UCI con un cuadro grave de coronavirus, donde ya hay 296 enfermos covid. Son el doble de pacientes que hace quince días. En total, hay 1.698 personas hospitalizadas por covid, una de ellas es Josep Maria Argimon. El secretario de Salut Pública ingresó ayer cinco días después de ser diagnosticado.Además, de doble de hospitalizados, también se detecta el doble de nuevos positivos, 5.403 casos en las últimas 24 horas, la mitad son asintomáticos. «Por ahora aún podemos manejar bien la situación», admite el director del CatSalut, Adrià Comella, pero si a partir del lunes las restricciones no empiezan a tener un impacto en las estadísticas, la situación puede irse de madre y, tal y como pasó en marzo, los hospitales tendrán que desprogramar intervenciones.

Desprogramar intervenciones

Algún hospital comarcal, como el de Figueres (Girona), ya ha tenido que posponer intervenciones no urgentes. Durante los meses más duros de la primera ola, entre marzo y junio, se aplazaron 100.000 intervenciones quirúrgicas, el 33% de las que tienen lugar en un año en Cataluña. Aunque hay centros como Bellvitge y Can Ruti que abren quirófanos los sábados para reducir las listas de espera, el CatSalut calcula que para recuperar la actividad normal, previa a la pandemia, se necesitarán al menos entre 18 y 21 meses. «Cada día intentamos recuperar una hora perdida», explicó Comella en un contacto para informar del programa de recuperación de la actividad quirúrgica, pruebas diagnósticas y consultas hospitalarias, en el que la Generalitat ha invertido 236 millones de euros.

La transmisión es muy alta, si no logran reducirse los contagios a partir de lunes, la actividad asistencial se verá afectada

La sanidad catalana ya tenía largas listas de espera antes de la pandemia. Diez años después, no se había recuperado todavía de los «tijeretazos» que el gobierno de Artur Mas aplicó con la excusa de la crisis económica. El presupuesto de Salud sigue estando un 1% por debajo del de 2010 y eso que la población ha crecido en 264.985 personas.

Pero además, el nuevo coronavirus obligó a posponer en marzo operaciones, pruebas diagnósticas y consultas con el especialista. Durante el segundo trimestre, las pruebas diagnósticas cayeron a la mitad de lo habitual. También las primeras visitas. Hasta el 30 de septiembre, se había recuperado el 79% y el 67% de la actividad normal, respectivamente. Esto se traduce en que la mitad de los pacientes tarda más de lo que era normal en conseguir una visita y hora para una prueba. «Lo habitual era 90 días para una prueba ordinaria y 30 días para una preferente», comentó la directora del área de servicios asistenciales, Xenia Acebes.

En abril, el tiempo medio de espera para pruebas importantes en la detección precoz de un cáncer como una mamografía llegaba a los cien días. Lo mismo ocurría para un TAC. Las listas de espera más largas eran y son para patologías más leves. Para tener visita con un alergólogo, un paciente puede esperar más de cinco meses.

En el caso de las intervenciones, sucede lo mismo. Las más leves, cataratas, prótesis de rodilla o cadera el tiempo de demora ha aumentado una media de 50 días, de 90 a 140 días.

En el caso de la cirugía cardíaca, el CatSalut ha hecho un esfuerzo para recuperar operaciones. Si durante el primer trimestre, se hizo el 78% de la actividad de cirugía cardíaca en relación al año anterior, durante el segundo trimestre, la actividad cayó al 56% y hasta el 30 de septiembre se está operando a 106%. Aún y así el tiempo de espera para una operación de corazón ha aumentado una veintena de días de media y es de unos 50 días.

Las intervención oncológicas son las que menos cayeron. Durante el segundo trimestre se hicieron el 75% de neoplasias en relación a 2019. Ahora, se están haciendo el 90% y el tiempo de espera no supera los 25 días.

El tiempo de demora de toda la actividad quirúrgica ha aumentado una media de 60 días , de 150 días, se ha pasado a 225 días. Hay un paquete de intervenciones, como juanetes, que tienen una espera de más de siete meses.

170.000 personas en espera

En septiembre, había 170.000 personas en lista de espera, algo menos que hace un año, cuando había 185.000 personas. Esto tiene una explicación y es el retraso que hay para una primera visita y para pruebas diagnósticas.

Tras el primer confinamiento, a Urgencias llegaban pacientes con patologías muy descompensadas por esperar. Salut tiene el reto de recuperar la actividad asistencial, pero la evolución de los contagios amenaza con ralentizar la recuperación. La velocidad de transmisión, que es el primer parámetro que baja cuando las restricciones tienen efecto sigue «in crescendo». La RT está a 1,48, esto es que cada positivo infecta a una persona y media. La incidencia acumulada coge a Madrid, es ya de 460 casos por cada 100.000 habitantes.