Presidenciable

¿Qué implica la elección de Laura Borràs? Batalla con ERC y prueba de convivencia con Puigdemont

“Se estrena” como candidata de JxCat arremetiendo contra Esquerra y cuestiona su independentismo. La gran incógnita es conocer el puesto que ocupará el expresident en la lista

La diputada Laura Borràs ha sido elegida como candidata a la presidencia de la Generalitat en las elecciones previstas para el 14 de febrero de Junts per Catalunya
La diputada Laura Borràs ha sido elegida como candidata a la presidencia de la Generalitat en las elecciones previstas para el 14 de febrero de Junts per CatalunyaMarta PerezEFE

Laura Borràs logró el domingo una victoria inapelable en las primarias de Junts per Catalunya para escoger presidenciable a la Generalitat de cara a las elecciones del próximo 14 de febrero. La diputada barrió a su rival, el consejero de Territorio Damià Calvet, con el 75% de los apoyos (y 2.956 votos), un resultado que afianza su posición dentro del partido, relanza su meteórica carrera tras las elecciones generales del año pasado y reafirma la vía más dura de JxCat contra el Estado y a favor de la independencia. Los postconvergentes se alejan de la herencia del PDeCAT, viran hacia la izquierda, se acercan a postulados más radicales y clarifican el tablero político catalán tras la ruptura en mil y un pedazos del espacio heredero de Convergència. Borràs, no obstante, tiene varios retos internos y externos por resolver y afianzar antes de las elecciones, claves que pasan por convivir con Carles Puigdemont, saber qué puesto ocupa finalmente el expresident en las listas y apuntalar la estrategia de distanciamiento y críticas contra Esquerra.

ERC, en el punto de mira

El principal reto de Borràs a nivel político es revertir los pronósticos de las encuestas –que sitúan a ERC como vencedora en las urnas con una cómoda diferencia de hasta 6-7 diputados–, retener el mando del «procés» y de la Generalitat y lograr ser la primera mujer en convertirse en presidenta de Cataluña. Para ello, Borràs ha usado el púlpito del Congreso en los últimos meses para arremeter contra Esquerra y señalar a los republicanos por sus pactos con el Gobierno del PSOE y Unidas Podemos, el último a cuenta de los Presupuestos Generales del Estado. La diputada de JxCat llegó a desdeñar la semana pasada punto por punto el acuerdo suscrito por los republicanos asegurando que las contrapartidas para Cataluña eran «migajas». Un discurso que hoy ha enarbolado en su primer día tras ser elegida candidata de JxCat a la presidencia de la Generalitat. «Quien pacta con partidos que no son independentistas, no está trabajando para conseguir la independencia», ha lanzado Borràs en una de sus múltiples apariciones en los medios, otra de sus señas de identidad en el terreno político.

Agudiza el cisma con los republicanos

En este sentido, la decisión de Laura Borràs de entrar en el cuerpo a cuerpo con Esquerra agudiza la crisis crónica que ambos partidos protagonizan desde hace meses, especialmente en el seno del Govern. Tanto es así que hoy la portavoz de los republicanos, Marta Vilalta, ha contestado directamente a la diputada postconvergente en rueda de prensa: “No compartimos esta obsesión de atacar a ERC por parte de representantes de JxCat”. Una batalla que se augura aún más dura de cara a las elecciones del 14 de febrero, con la gestión de la pandemia de por medio y de la mano de un Govern en funciones, dividido y con Pere Aragonès (ERC) al frente tras la inhabilitación de Quim Torra. De hecho, el perfil de Borràs, más político que técnico, podría ser la antítesis del carácter que Aragonès busca enfatizar para presentar a los republicanos como un partido de Gobierno ante el electorado. Sabedora de la estrategia de sus rivales, Borràs aprovechó su victoria en las primarias para esforzarse en lanzar un mensaje: independencia y gestión no van separados, al contrario, según ella. Además, ha apelado a conformar un Govern «netamente independentista» tras el 14-F, un mensaje directo a ERC después de que Aragonès se mostrara partidario en una entrevista a «La Vanguardia» de explorar alianzas más allá del independentismo (excluyendo públicamente al PSC).

Convivencia con Puigdemont

A nivel interno, el principal reto de la diputada y presidenciable de Junts per Catalunya es convivir con Carles Puigdemont, el líder indiscutible del espacio. Su victoria por goleada en las primarias certifica el gran apoyo que tiene entre las bases y puede llegar a poner a prueba –y mermar– el mando del expresident dependiendo del resultado que logre en las urnas y la hipotética posición que acabe consiguiendo JxCat en un futuro Govern si forma parte de él. Otra de las incógnitas es saber qué puesto ocupará Puigdemont en las listas y qué papel desempeñará en la campaña electoral después de mantenerse alejado de la primera línea durante el proceso de primarias de su partido. Tras deslizar que podría encabezar la candidatura de Girona o Barcelona pese a no ser presidenciable, ahora cobra fuerza la posibilidad que sea el partido el que le acabe escogiendo para formar «tándem» con Borràs.

Un partido con dos almas

Las primarias de Junts también han evidenciado las dos almas del partido: la que personificaba la candidatura de Damià Calvet con el apoyo de los cuadros intermedios y los presos, más cercana a la herencia postconvergente del PDeCAT; y la vía de los independientes, con Laura Borràs a la cabeza. La diputada, además, cuenta con el aval de Quim Torra, distanciado de Puigdemont y de JxCat en los últimos meses, y en una posición muy comprometida en las conversaciones entre empresarios que recoge el sumario judicial de la «Operación Voloh», con el exdirigente de CDC, David Madí, despreciando su papel.

Causa pendiente en el TS

Frente a sus aspiraciones políticas se encuentra la causa investigada en el Supremo acerca de su gestión al frente de la Institució de les Lletres Catalanes (ILC) entre el 2013 y el 2017. En concreto, se investiga a la diputada por la presunta adjudicación irregular a un amigo de 18 contratos por valor de 259.863 euros cuando dirigía la ILC, unos hechos que, según el Supremo, podrían constituir presuntos delitos de prevaricación y malversación, entre otros. En la campaña defenderá que es «victima de la represión política», como ya ha hecho hasta el momento en el Congreso.