Cambio

La Generalitat aplaza las elecciones al 30 de mayo

Pere Aragonès argumenta que el cambio de fecha se produce ante “la preocupante evolución” de la pandemia

Aspecto del hemiciclo del Parlament de Cataluña este viernes, mientras se produce la cumbre de gobierno y partidos catalanes para decidir si se aplazan o no las elecciones previstas para el 14 de febrero este viernes en el Parlament, que se celebra con la incógnita de si habrá consenso en torno a una nueva fecha electoral.
Aspecto del hemiciclo del Parlament de Cataluña este viernes, mientras se produce la cumbre de gobierno y partidos catalanes para decidir si se aplazan o no las elecciones previstas para el 14 de febrero este viernes en el Parlament, que se celebra con la incógnita de si habrá consenso en torno a una nueva fecha electoral.Quique GarciaEFE

Cataluña irá finalmente a las urnas el próximo 30 de mayo. El aplazamiento de las elecciones catalanas, que estaban convocadas para el 14 de febrero, se ha materializado en una reunión entre el Govern y los grupos parlamentarios y amenaza, sobre todo, con dinamitar los planes del Gobierno y PSOE, que preveían despejar el horizonte de la legislatura a principios de año y conquistar la Generalitat con el nombramiento de Salvador Illa como candidato.

Sobre el retraso de las elecciones ha habido unanimidad entre todas las formaciones presentes en la reunión, una condición que el Govern buscaba para dotarse de legitimidad ante el vacío legal –la Ley no prevé el aplazamiento–. En este sentido, ha contribuido mucho las proyecciones epidemiológicas: la conselleria de Salud ha dibujado tres escenarios que contemplan entre 3.000 y 9.000 casos diarios y entre 620 y 1.200 pacientes en UCI para el 14-F –hay 900 camas en Cataluña y ahora hay 509 pacientes por coronavirus–.

Las diferencias han aparecido en la fecha escogida porque, en función del partido, interesaba más un momento que otro. La formación que más ha alzado la voz ha sido el PSC, que, de entrada, rechazaba aplazar las elecciones, pero, finalmente, ha accedido a ello a cambio de que se celebraran pronto –entre el 14 y el 21 de marzo–. Y es que este giro electoral lastra la estrategia de los socialistas, que habían sacudido el tablero político con el nombramiento de Illa como candidato y ya había alguna encuesta que pronosticaba su victoria.

El cambio de escenario puede diluir el «efecto Illa» y, además, impide al Gobierno aclarar su horizonte ya que sus principales socios –tanto Podemos como Esquerra– van a estar fuertemente condicionados por las elecciones hasta mediados de año. Ambos partidos habían quedado descolocados por la irrupción del ministro de Sanidad en la carrera electoral y el aplazamiento les permite coger oxígeno.

Sobre todo, a Esquerra, que, hasta ahora, ha encabezado todas las encuestas, pero empieza a sufrir el desgaste de la gestión de la pandemia –acentuado por la deteriorada relación con JxCat– al estar al mando del departamento de Salud. Pero, además de coger oxígeno, también le puede permitir pasar a la ofensiva ya que en mayo se prevé que la crisis del coronavirus haya remitido y también se podrá aferrar al indulto a los políticos presos como arma electoral. El calendario pone en aprietos al Gobierno porque para esas fechas, si toda va según lo previsto, tendría margen para haberlo concedido. De no hacerlo, la presión de Esquerra y el independentismo, en general, se va a ir haciendo mayor contra Illa y el PSC. Si lo concede, ERC podría llegar a contar con Oriol Junqueras en primera línea –está por ver si podría ser candidato– y el PSC también puede encajar un castigo por parte del electorado constitucionalista procedente de Cs.

JxCat ha mantenido una posición ambigua sobre el aplazamiento, pero también ha dado la bienvenida ya que les da margen de tiempo para continuar su lucha frente a Esquerra y remontar en las encuestas. Si bien, también se puede volver en contra la causa judicial abierta en el Tribunal Supremo contra su candidata, Laura Borràs, por la presunta adjudicación a dedo de contratos cuando estaba al frente de la Institución de las Letras Catalanas.

El PP se ha mostrado muy crítico con la gestión de la situación del Govern, pero tampoco parece que pueda influir demasiado en sus perspectivas electorales. De hecho, puede consolidar su dinámica de crecimiento y también le permitirá asentar y proyectar sus últimos movimientos –fichajes de Lorena Roldán y Eva Parera– en busca de erigirse en el partido de referencia del constitucionalismo.

Vox, que tendrá margen para apuntalar sus buenos pronósticos en las encuestas, anunció que estudiará la impugnación del aplazamiento. Tanto Ciudadanos como Podemos y la CUP, las tres formaciones con malas expectativas electorales, aplaudieron el cambio de fecha.

Este retraso electoral alarga aún más la provisionalidad del Govern, aunque Pere Aragonès ha anunciado que el Govern se someterá al control del Parlament para “rendir cuentas”. Aragonès, que ha comparecido esta tarde para ha argumentado que “es la mejor opción para luchar contra la pandemia” ante la “preocupante evolución”. El president en funciones considera que el contexto que se prevé para mayo es “más favorable” y ha explicado que se “abre una nueva etapa” en el Govern para hacer frente a la pandemia. Un mensaje, que hace sobre todo referencia a los choques continuos entre los socios de gobierno (JxCat y Esquerra) que hacen insostenible su continuidad su continuidad.