Tensión
Tensión en el PP catalán: Génova impone cambios en las direcciones provinciales
Alejandro Fernández pierde poder interno tras la reorganización, pero nadie cuestiona su liderazgo en el partido
Los resultados de las elecciones catalanas del 14 de febrero han forzado cambios de calado en el PP de Cataluña. Las expectativas situaban a los populares en torno a los 10 escaños, pero finalmente se quedó en tres, circunstancia que ha debilitado a nivel interno al líder, Alejandro Fernández. Tanto es así que las críticas contra su figura han arreciado –aunque su liderazgo no está en cuestión- y, en las últimas horas, ha perdido poder territorial al ver cómo se ha relevado a los cuatro presidentes provinciales (afines a él).
Parecía que la reorganización del partido se daba por cerrada con el nombramiento de Santi Rodríguez como secretario general, pero no ha sido así. Los cambios han ido a más y Génova ha entrado en acción nombrando una gestora para cada dirección provincial: Manu Reyes ha sustituido a Òscar Ramírez como presidente en Barcelona; Jaume Veray, a Àngels Olmedo en Girona; Francesc Ricomà, a Francesc Caballero en Tarragona; y, Xavi Palau, a Marisa Xandri en Lleida. En este punto, cabe subrayar que hubo unanimidad en el Comité Ejecutivo y se aceptaron los cambios, aunque eso no ha impedido que haya descontento en el entorno de Fernández.
En el PP catalán se trabaja con la previsión de que la dirección nacional mantendrá las gestoras ya hasta las elecciones municipales de 2023: es decir, no se convocarán los congresos provinciales previstos para este año. En el sector más partidario de Fernández sospechan que así será porque creen que si hubiera un cónclave y se votara vencerían ya que consideran que tienen el apoyo de las bases.
Estos nombramientos se sellaron el martes en un Comité Ejecutivo presidido por la vicesecretaria de Organización del PP a nivel nacional Ana Beltrán. En síntesis, Génova ha querido poner orden y ha dejado a Fernández con el discurso político (Parlament) y a los cuatro presidentes provinciales con la gestión del partido.
Ya durante la campaña electoral, hubo un desembarco de dirigentes nacionales en la calle Comte d’Urgell (donde está la sede del PP catalán) tanto para participar en actos como, sobre todo, para escrutar el funcionamiento interno del partido. ¿Por qué? Porque en los últimos tiempos habían ido creciendo las críticas y habían ido llegando señales de descontento entre las bases por la gestión que estaba haciendo la dirección.
No obstante, desde el entorno de Fernández siempre se ha considerado que las críticas provienen tan solo de los sectores críticos con la nueva dirección, que suelen circunscribir a Xavier García Albiol. Albiol tiene una importante ascendencia en el partido –porque tiene poder institucional al gobernar Badalona, la cuarta ciudad más importante de Cataluña- y tiene buena relación con Madrid, pero su relación con Fernández es distante. En cualquier caso, la percepción extendida que ha habido en los últimos tiempos en el seno de la formación es que Fernández es un brillante político, pero ha dejado muy de lado la gestión.
Los cambios han venido forzados por Génova -se señala principalmente al secretario general, Teodoro García Egea-, algo que contrasta con que la dirección catalana y el propio Fernández fueron muy claros en su momento y apostaron por Pablo Casado en las primarias de verano de 2018.
Pese a que los cambios han afectado a las cuatro provincias, la demarcación más sensible ha sido Barcelona. Ahí la pugna se avecinaba entre Ramírez y Reyes (afín a Albiol). Finalmente, ha vencido la partida Reyes, exalcalde de Castelldefels –también venció en las pasadas municipales, pero no ha podido gobernar por una alianza de izquierda y separatistas–. Como secretario general estará Josep Tutusaus, alcalde de Pontons.
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