Boicot

JxCat inicia el acoso a ERC por pactar con la Moncloa

“De ninguna forma podemos renunciar” a la vía unilateral, avisan desde el partido postconvergente

El expresidente de la Generalitat y líder de JxCat, Carles Puigdemont
El expresidente de la Generalitat y líder de JxCat, Carles PuigdemontYVES HERMANREUTERS

El giro de Oriol Junqueras, cuestionando explícitamente la vía unilateral para la independencia, ha dejado en evidencia con toda crudeza y desde el primer momento la división estratégica entre ERC y JxCat, socio de los republicanos en el Govern y partidario de la colisión con las instituciones del Estado. «De ninguna forma podemos renunciar», clamó ayer el expresidente de la Cámara de Comercio de Barcelona y diputado postconvergente, Joan Canadell, un dirigente cercano a la órbita de Carles Puigdemont. «Máximo dos años de diálogo y después embate de nuevo. Esto es lo que ha votado la gente. El 52% no ha renunciado a la vía unilateral, ¡al contrario!», advirtió sobre la estrategia a seguir en esta nueva etapa.

Dicho a las claras, JxCat avisa en el primer giro de Junqueras que su apuesta por el diálogo con Sánchez tiene fecha de caducidad (un máximo de dos años). Y que, en realidad, sus dirigentes no piensan respetar porque en su cabeza solo está la preparación del próximo «embate».

Un mensaje importante apuntalado y argumentado por Elsa Artadi, la principal referencia de la formación y alfil del expresidente Puigdemmont en el tablero político catalán: «El independentismo tiene la obligación de explorar todas las vías, no descartar ninguna, lo reflejan las ponencias políticas de todos los partidos independentistas», dijo en referencia a JxCat, la CUP y ERC. «Y hasta dónde sé el independentismo no renuncia al 1-O, todo lo contrario porque es la gran victoria del independentismo».

De hecho, Artadi aprovechó su réplica a Junqueras para poner el foco en Pere Aragonès y exigirle que ponga en marcha el pacto nacional para la autodeterminación y la amnistía, el espacio a cinco que incluye el acuerdo de Gobierno entre JxCat y Esquerra. Una medida de presión y acoso a los republicanos dada la importancia de los postconvergentes, claves con sus 32 escaños para la estabilidad de una legislatura que recién empieza.

Además, desde el entorno de JxCat vinculan directamente las palabras de Oriol Junqueras con la petición del líder de los comunes –la marca catalana de Podemos– en el Congreso, Jaume Asens, quien pidió como «gesto» renunciar a la vía unilateral. La intención es desgastar a ERC desde fuera del Govern –los dirigentes afines a Puigdemont rechazaron formar parte del Ejecutivo de Aragonès en un primer y sonoro golpe–, insistir con la amnistía y no en los indultos y exhibir gestión en la Generalitat a la espera de ver cómo avanzan las negociaciones de los republicanos con la Moncloa.

La CUP, por su parte, también recela de la vía de diálogo emprendida por ERC, una opción «ya fracasada». Los antisistema, además, se han asegurado poder derrocar al president Aragonès con una cuestión de confianza a medio mandato, en 2023.

Para presionar, JxCat también se sustenta en la ANC, la influyente entidad independentista que ha aprobado una hoja de ruta basada sólo en la confrontación, la desobediencia constante y la vía unilateral. De hecho, la Assemblea pretende volver a la calle coincidiendo con la etapa final de la pandemia para presionar a los partidos.