Cataluña

Puigdemont avisa a Gobierno y Esquerra con la mesa de diálogo: no quiere ningún indulto anticipado

El expresident insiste en una amnistía, aunque rechaza que sea a costa de renunciar a la autodeterminación

Carles Puigdemont, en Cerdeña.
Carles Puigdemont, en Cerdeña.CLAUDIA SANCIUSEFE

Carles Puigdemont está de nuevo en el centro. Tras un tiempo con pérdida de relevancia a raíz de la victoria de Esquerra en las elecciones autonómicas, su detención en Italia le ha devuelto máximo protagonismo y lo está usando para condicionar tanto como pueda el rumbo de la política catalana y española: en este sentido, al ver cómo su figura puede entrar como moneda de cambio en las negociaciones entre Gobierno y Generalitat en la mesa de diálogo, se ha descolgado hoy avisando que no aceptará ese papel y rechazará un indulto anticipado. No quiere formar parte del intercambio de cesiones entre Gobierno y Govern: solo aspira y quiere la independencia.

“Que nadie hable por nosotros, que no interfieran en nuestra estrategia buscando atajos que no queremos”, ha asegurado en un texto publicado en el “Punt Avui”. “Ni buscamos un indulto anticipado ni creemos que esta opción aporte ninguna solución al conflicto y, por descontado, no a las más de 3.000 personas afectadas por la represión”, ha señalado, en referencia a que rechaza la vía de la reforma del Código Penal para rebajar las penas del delito de sedición y así enfrentarse a una condena menor o, directamente, a la posibilidad de que el Gobierno decrete un indulto anticipado (es decir, antes de que pase por juicio), un escenario que, por ahora, es menos probable.

En este sentido, el expresident apuesta por la amnistía para eximir de responsabilidades penales a todos los políticos y activistas con problemas con la Justicia por el “procés”, aunque ha advertido de que tampoco será “a cambio de la renuncia a la autodeterminación”. De esta manera, Puigdemont trata de marcar, de entrada, el terreno de juego de la mesa de diálogo, donde la aspiración de Aragonès y Esquerra pasaba por empezar por asuntos más accesibles para ambas partes, como es la cuestión de la “persecución judicial”. Y aquí Puigdemont es el principal icono porque es la figura más visible.

El president tiene intención de empezar abordando este asunto tomando como punto de partida el informe del Consejo de Europa, en que se reclamaba a España una reforma del delito de sedición y el regreso en libertad de Puigdemont y el resto de exconsellers que están en Bélgica. Con este posicionamiento, el expresident trata de marcar perfil, maniobra que se suma al hecho de que JxCat no se haya sumado a la mesa de diálogo ni tenga previsto incorporarse.

La mesa de diálogo se reunió el pasado 13 de septiembre y, de momento, no está previsto un nuevo encuentro público. Tanto desde el Gobierno como desde la Generalitat se asegura que mantienen contactos discretos, pero no revelan detalles del contenido.